El padre me ha dejado gritar y pegarle uno que otro puño a la banca cerca del árbol, las lágrimas salían y salían. Carlos lo puso al tanto, fui un completo pendejo, un imbécil al que Sandra convirtió en un pelele.—¡AAAAAAAHHHHHH!Volví a pegarle a la receptora de mi ira. No era mi hijo, no era mi hijo, así me haga la prueba, lo sentía. Siempre tuve esa espina cuando en las reuniones familiares de la familia Daza éramos tan parecidos, cabellos negros y él era el único monito.» ¿Cómo voy a verlo, padre?—¿Ya quieres hablar? —Al lado del padre se encontraba la empleada, la llamó Mila—. Si ya quieres hablar, siéntate. —miré mis dos manos, se encontraban destrozadas, una me dolía más que la otra—. Vaya manía la tuya de destrozarte los nudillos cada vez que tienes rabia.—¿Se da cuenta, Dios no existe?—¿Y ahora qué tiene que ver Dios con el engaño de tu ex? Él nos dio el libre albedrío, ella fue quien tomó la decisión de embarazarse de otro y tú de casarte con ella. No metas a Dios en es
Alejandro llamó, dijo que se encontraba con sus amigos y me pidió que lo esperara en el apartamento, llegué con Elsa y he jugado con el niño. Me alegró ver que para Elsa él seguía siendo su nieto. Lo había apapachado más de lo normal, aunque la vi limpiarse las lágrimas, no lo ha despreciado. La puerta de la entrada se abrió dejando ver a un hombre desmoralizado, aunque calmado.—¡Papi!El niño salió corriendo, tanto Elsa como yo fuimos espectadora de un cuadro doloroso, trato de entender al adulto, pero duele mucho ver al niño. Alejandro no se agachó, las manos extendidas del menor se cansaron, cuando el niño dejó de suplicar atención me miró y a mí se me partió el alma, me arrodillé y extendí mis brazos, él llegó corriendo a mi lado, al abrazarlo temblaba.—¿Mi papá ya no me quiere?—No digas eso. —afirmó.—Sandra nunca… dijo que no lo hacía por no quererme.—Pues Sandra se lo pierde, yo estoy encantada de amarte.El niño me abrazó y con lágrimas en los ojos miré horrible a Alejandr
Al día siguiente unas manos pequeñas acariciaron mi rostro, recordé cuando Eros a esa misma edad lo hacía.—Buenos días, cariño.—¿Papi no está?El corazón se me estrujó, no era la primera vez que el niño amanecía en mi cama, con esta era la tercera vez.—Papi debió viajar de urgencia, me pidió el favor de cuidarte por dos semanas. ¿Te gustaría quedarte conmigo? Además, Mercedes duerme en el otro cuarto.Sonrió, Ezio me había traído unas cosas y las tenía arrumadas en uno de los cuartos. Debía comprar las camas, mañana llegaba Eros.—Sí. ¿Vas a comprarme chocloatinas?—¿Te gustan? —afirmó—. Pero en el desayuno quedan prohibidas. ¿Vamos a comprar tu cama y la de tu hermano? —lo dije, nos miramos.—¿Tengo un hermano?—Sí, se llama Eros y tu papá no sabe.—¿Es un secreto?—No, pero aun tu papá no lo sabe, por ahora hasta que llegue, ¿me puedes guardar el secreto?Me era tan fácil decirle a la gente que no me conoce la verdad, en cambio, a mis amigas… debía enfrentar eso. Las invitaré el
El sonido del celular me despertó, estaba tan cansada, al mirar la hora eran las once de la noche, el teléfono seguía sonando, era Alejandro suspiré.—¿Dime?—No pongas al niño a enviarme esos mensajes, no por ahora, por favor. —quise levantarlo a palo.—¿En dónde quedó eso de Ernesto y yo somos un solo paquete? —silencio.—Me encantaría que entendieras. —se notaba el dolor en su voz.—Te lo entregaron al nacer, ha dependido de ti desde ese momento y tú le pagas de esa manera cuando él solo habla de ti con orgullo.—Quería saber cómo estabas, no para que me dieras este sermón. Suficiente tengo con mi madre.—Adiós.—El lunes van a ir por el niño para la toma de sangre, es por la prueba de ADN.—No me llames nunca más a menos que sea para entregarte al niño y ese día sabrás la verdad.—Que… —colgué la llamada.No dormí nada, era mejor terminar de arreglar el apartamento y así sacas la rabia que tenía por dentro. A las dos de la mañana terminé de darle la última trapeada al gran apartam
Llegué muy temprano a la oficina, la mano me la volvieron a inmovilizar, tenía una fisura en uno de los dedos, ahora era peor, por ser la mano con la que escribía. Antes de llegar pasé por el laboratorio para que sacaran la muestra de sangre, mi madre quedó de pasar por el niño y llevarlo a que le tomaran las muestras para hacer el examen de ADN. Pedí que nos lo entregaran lo antes posible, expuse el caso y me dijeron que lo más pronto serían en cinco días, entonces el viernes tendré la confirmación explicita para ganarme el trofeo a la idiotez, sonó un mensaje en mi celular. Al mirarlo era de Virginia, un mensaje de voz.«Hola, papi. —habló en un susurro—. Ángel se está bañando, te quiero, te tengo un secreto, cuando llegues te lo digo, y me hace muy feliz el secreto, y vamos a choclala, —siempre se enreda con esas palabras—. Tengo un cuarto y una cama de niño grande. Te amo papi».Los ojos se me humedecieron, la piel se me erizó, ayer me hizo tanta falta, sé que él no tiene la culpa
Estaba con los nervios de punta, en cuestión de minutos llegarán mis amigas; Maju y Blanca, Fernanda no pudo venir porque a Gabriela la vacunaron, el día lo pasó con fiebre, según palabras textuales la niña tenía mamiti ciega y desmedida. El timbre sonó, le había pedido el favor a Elsa que se quedara hoy para sentirme apoyada ante la reacción de mis amigas.Mercedes abrió, mi madre salió de la cocina con Elsa, las dos se veían felices de cocinar juntas de nuevo. Eros sabía toda la verdad, a mi hijo no le miento y una vez más me dio una lección de madurez que le faltó a su padre. Recordé cuando hablé con él después de dormir a Ernesto el día de su llegada, ahora el niño solo se dormía en mis brazos, buscaba en mí lo que en sus cortos años de vida no tuvo. Amor de madre. Recordé sus palabras.—¿Quién dijo que no es mi hermano? Desde siempre lo he visto bajo ese calificativo, además le juré cuidarlo.—Gracias, pero tu papá.—Mami, papi, solo reacciona a su orgullo masculino, el cual fue
Habían pasado los días, mañana me entregaban los resultados del laboratorio, desde el miércoles Virginia no me dirigió la palabra, solo nos limitamos a temas laborales, mi madre pasa más tiempo en el apartamento de ella cuidando a Ernesto… Desde ayer andaba buscando las llaves de la casa, la cual será nuestro hogar, bueno si logro conseguir de nuevo que vuelva conmigo, tuve que haberlas dejado en algún lugar.Mientras buscaba me encontré con un álbum de dibujos hecho por Ernesto, eran todos los dibujos que hacía cada vez que lo traía a la oficina y al verlo, recuerdos volvieron, esos que he evitado durante la semana, eran más de veinte, al mirarlos él siempre me pintaba con él, en ningún dibujo puso a su madre, el corazón se me estrujó. Reviví los sábados en la tarde y los domingos, enseñándole a nadar en el club, las tardes en mi despacho, enseñándole a pintar. —Se me formó un nudo en la garganta—. «Papi, ¿me quieres mucho?» Recordé las madrugadas que se levantaba porque no tenía sue
Ya lo había decidido, acababa de hablar con Eros, estaba feliz, su padre ya aceptaba a Ernesto y él mañana se venía conmigo a la oficina para que hablemos con su padre. Iba a hacerle caso, me dijo que le dijera delante de él. Miré mi mano, tenía el anillo de compromiso de nuevo, el mismo de hace siete años, se lo había entregado a Fernanda aquella noche. Era evidente, se iba a enojar mañana, y puede que no quiera hablarme por un par de días. Pero después me perdonará, quiero pensar eso, lo sucedido hoy con Ernesto me dio la esperanza que necesitaba.—Belleza.El hombre de mi vida esperaba en la puerta cargando a mi otro bebé. Apagué el portátil y el computador de diseño. Tomé el bolso, apagué las luces, llegué a ellos. Le di un beso a Ernesto en la mejilla.—¿Y Elsa?—Nos dejó la casa sola, dijo que se quedaría hoy con Anita en tu apartamento, mientras nosotros cuadramos la fecha de la boda.—¿Alguna fecha en especial?Pregunté feliz. Iniciábamos la primera semana de febrero, Eros ent