La alarma de un celular se escuchaba a lo lejos, abrí los ojos, la garganta me recordó el motivo por el cual detestaba beber, pero ayer lo necesitaba, seguía oscuro, ¿dónde estaba?... ¡Yo tengo vuelo! Intenté levantarme y un brazo lo impedía. —¡Mierda! ¿Qué hice anoche? —la cabeza trabajó rápido, me reuní con mis amigas, ¿quién me trajo a mi casa? ¿Era mi casa? Mis ojos se adaptaron a la oscuridad, al lado en la mesa de noche había una lámpara, al encenderla el corazón me dio un vuelco. —Era mi antigua habitación… ¿Alejandro?Me tenía muy pegada como si temiera a que huyera. ¿En qué momento me vi con él? ¡¿Qué hizo Fernanda?! ¡Esto era obra de ella! La habitación seguía igual, otra verdad dicha, me acerqué a él. Solía tener el sueño pesado y era lo mejor para mí, debía llegar al apartamento, buscar la maleta, luego llegar al aeropuerto.Ver a Alejo fue como regresar años atrás, le acaricié el cabello, besé su nariz y salí de la cama, al hacerlo tenía puesta una de mis viejas pijamas,
Llegué al aeropuerto a las siete de la mañana, no pasé por el apartamento a buscar algo de ropa, en Montería compro, tenía mi corazón arrugado por ese encanto de hijo que tenía Alejandro, sin duda en personalidades son hermanos, tanto que lo detesté, sin embargo, era un sol ese niño. Llamé a mis padres, les dije que el vuelo se había atrasado por mal tiempo en Bogotá.Verlo cargar a su hijo me pareció una escena muy bella, estaba solo con el pantalón, dejando ver su buen cuerpo, sus brazos trabajados por su afición al boxeo… en fin. No podía echarle la culpa a nadie más ante el hecho de no haber abrazado a Eros y entre más pasaban los días más duro me da confesar mi pecado. Porque fue un pecado lo que hice, la semana entrante debo confesarlo. Llegué al aeropuerto, ver que mi hijo esperando me quito en el instante la tristeza.—¡Mami!Cómo no traje maleta, corrí a abrazarlo, desde el lunes no lo veía, era la primera vez que nos separábamos tanto tiempo, aunque nos hemos hablado siete v
No pude evitar que una lágrima saliera, el corazón me latía a mil.—No se imaginan lo que a diario lamentaba haberla perdido, son embargo, por cosas de la vida, esa Belleza de mujer volvió a mi vida y por eso volveré a cantar, me tendrán de nuevo en una tarima. Ella es la razón por la cual comencé a cantar en la universidad, era la única manera de decirle por medio de la música lo que sentía por ella. Señores, tengo una gran lista de canciones, en el orden en que las pidieron, las cantaré, sin embargo, no podré hacerlo con todas.El video se cortó, ¿por qué fui tan impulsiva?, si me quedaba mi orgullo… «Orgullo», todo por el bendito orgullo. En la madrugada pude quedarme dormida, al despertarme estaba sola en la cama, Eros como siempre no sabe quedarse más tiempo en cama, de seguro se encuentra con sus abuelos. Anoche me mostró su cuarto en la casa de sus abuelos. Sí que son alcahuetas mis padres, tiene mucha tecnología y un lugar de ciencia. Tal era la locura de los abuelos que mi pa
Esperaba afuera de su apartamento, anoche le pedí el favor a Fernanda de averiguarme la dirección. Supe que había llegado anoche y hoy lunes debíamos trabajar, la placa del carro que se compró hoy tenía pico y placa, no lo podía sacar, por eso me encontraba aquí, ofreciéndome como su chofer. Se veía tan hermosa, con siempre ese porte de reina, aunque jamás haga alarde de ello, sin embargo, se tomaba el piso cuál pasarela. La intercepté.—Buenos días, Belleza. —Se asustó.—¡No vuelvas a asustarme! —sonreí—. Buenos días, Alejandro. ¿Qué haces aquí?—Tienes pico y placa, también debemos hablar con honestidad y muy seriamente. —Le había dado vueltas y vueltas a lo sucedido, era necesario pedirle decisión a Virginia.—¿Hablar de? —Su mirada fue indiferente.—De lo sucedido el viernes, de lo que hicimos en la sala de la oficina.—Debe ser común para ti que eso suceda…—¡Jamás he intimado en la oficina! No te salgas por la tangente Virginia Andrade Burgos. Necesito que escojas.—¿Escoger qué
No podía ocultar, el temblor en mi cuerpo con Alejandro al lado, lástima que el trayecto se me pareció muy poco, me estaba acostumbrando a él de nuevo y no puedo.—Llegamos, gracias por todo lo que hiciste por mi hijo, Belleza.—Es un niño muy cariñoso y Alejandro no me llames Belleza, por favor. —vi la tristeza en su mirada.—Ernesto es tremendo. Sin embargo, nunca había tenido eso, se está aprovechando. —No puedo creer que su madre no tuviera esos detalles con su hijo. Algo vio Alejo en mi expresión—. Sandra jamás fue una madre amorosa, de hecho, trató muy feo al niño. Pero pensé que era actitud, nunca imaginé que llegara al maltrato físico y bien equivocado que estuve. —No me imagino pegándole a una criatura como Ernesto—. Gracias.—Nos vemos mañana. —dije.Nos miramos, ¿por qué el destino impide decirle?, hoy estuve a punto y pasó lo del niño. Iba a bajarme cuando Alejo me detuvo y me besó. No tengo fuerza para alejarlo, todo el día he deseado besarlo, su lengua se impuso y se fue
El juicio comenzó hace media hora, los dos abogados contratados por la estúpida de Sandra, la cual ahora si me caía a la patada, estaba que la asesinaba, con razón Alejandro la llamaba loca.—Que suba al estrado la señora Sandra Saen.Alejandro se veía tranquilo, Carlos ni se diga, el marido de Fernanda sin lugar a duda era un buen abogado, logro desmentir todas las acusaciones de la loca.—Hija, sabes que una vez termine el juicio le diré a mi hijo sobre Eros. —dijo Elsa sonriendo—, Pasé esta semana en Montería con mi nieto, es precioso. Ojalá se arreglen y me den la nieta.—¡Elsa por Dios!Aunque no sabemos si he quedado embarazada, con esa manera de copular entre Alejandro y yo, no hemos respetado ni su oficina ni la mía en esta semana. En vez de arreglar el problema lo estaba agrandando por mi debilidad, idiotez.—¿Jura decir la verdad y nada más que la verdad?—Lo juro. —miramos al frente, ella empezaría a hablar. Uno de sus abogados se levantó.—Señora Sandra, ¿usted me podría d
Había momentos en la vida donde de manera literal el mundo se detiene y sin duda esta era la cuarta vez en mi vida que pasaba. Hasta la jueza, que ya se había levantado para retirarse, se detuvo. Alejandro parecía haber entrado en la dimensión desconocida, se quedó estático, fue Carlos quien reaccionó primero. Como Elsa y yo estábamos cerca escuchamos.—Amigo, eso se verifica con una prueba de ADN, tienes la custodia, así no seas el padre, con los antecedentes de ella nunca se lo darán, puedes adoptar a tu hijo. —Alejandro no dijo nada, estaba serio. Me acerqué.—Alejandro…—No es el momento, Virginia. —Elsa me detuvo—. Conozco a mi hijo, está conteniendo la ira, hoy no.—Alejandro. —Lo tomé del brazo.—Ahora no, Belleza. —Su mirada era un torrente de dolor.—Esa mujer ha mentido en todo, lo dicho también será una de sus mentiras.—Virginia tiene razón. —comentó el abogado, Alejo comenzó a negar.—Necesito estar solo. —dijo.—¡No! —Lo abracé—. Has criado a Ernesto, es tu hijo.—Déjame
El padre me ha dejado gritar y pegarle uno que otro puño a la banca cerca del árbol, las lágrimas salían y salían. Carlos lo puso al tanto, fui un completo pendejo, un imbécil al que Sandra convirtió en un pelele.—¡AAAAAAAHHHHHH!Volví a pegarle a la receptora de mi ira. No era mi hijo, no era mi hijo, así me haga la prueba, lo sentía. Siempre tuve esa espina cuando en las reuniones familiares de la familia Daza éramos tan parecidos, cabellos negros y él era el único monito.» ¿Cómo voy a verlo, padre?—¿Ya quieres hablar? —Al lado del padre se encontraba la empleada, la llamó Mila—. Si ya quieres hablar, siéntate. —miré mis dos manos, se encontraban destrozadas, una me dolía más que la otra—. Vaya manía la tuya de destrozarte los nudillos cada vez que tienes rabia.—¿Se da cuenta, Dios no existe?—¿Y ahora qué tiene que ver Dios con el engaño de tu ex? Él nos dio el libre albedrío, ella fue quien tomó la decisión de embarazarse de otro y tú de casarte con ella. No metas a Dios en es