Me miró y juro, parecía estar averiguando todo en mi mente, aparté la mirada. Me siento juzgada.—Te sientes culpable por esa falta, apartaste la mirada.—Maju no se equivocó al decir que usted es especial.—Gracias por decirlo, todos los días el espejo me lo grita. Cada ser humano es especial por quién es. Y que personas ajenas a ti te vean de esa manera quiere decir qué lo que veo en el espejo lo proyecto. Gracias por el cumplido. —Me hizo sonreír—. Alguien me dijo que eras una belleza. —El corazón latió a mil—. Concuerdo con el joven. Sabes de quién estoy hablando, ahora conoceré el otro lado de moneda.—De hecho, me encuentro aquí por Alejandro.—¿Te removió las entrañas al verlo de nuevo y sientes que tu relación con tu actual pareja se encuentra en problemas? —Vaya, ese chisme llegó hasta sus oídos. —sonrió.—¡Lo sabía! Solo fue una cascarita. Entonces es más compleja la situación.—Espero no me juzgue.—Trato de no hacerlo.—De manera resumida le diré. El día que iba a contarl
—No padre, en estos años comprendí muchas cosas, yo dejé enfría nuestra relación, por ahorrar dinero no viajaba constante y le hice dar a entender que mi trabajo era más importante. Nunca hablamos del tema, si sentía que a él le molestaba el mantenernos separados, pero yo lo ignoraba.—La vez pasada me puse en tus zapatos, ahora me encuentro en los de Alejo. Él se sumergió en el remordimiento, comprendió su error y se arrepintió por el daño causado. Me disculpo por lo que te diré. Tú has estado en el papel de víctima disfrazada en valentía porque has sacado a un hijo sola adelante. —quería defenderme, pero él tiene razón.» ¿Qué culpa tiene tu hijo que tú te sintieras inferior y no peleaste con la verdad por defender el apellido de ese ser que se gestaba en tu vientre, producto del amor? Fuiste valiente en poner distancia hija, pero debías de decirle que esperabas un hijo, que respetabas su decisión de amar a otra. Así le hubieras permitido a tu hijo estar cerca de su padre y vicevers
Me encontraba ansioso. Si ella seguía con las mismas costumbres, llegará muy temprano a la oficina, Ernesto se había dormido en su cuarto. Ya era momento de buscar una nueva casa, le pedí el favor a mi madre para que me ayudara con las compras referentes al colegio del niño, a finales de mes ingresa al jardín. Antes Sandra se ocupaba del tema, sin embargo, debía ponerme al frente, gracias a Dios tenía a mi madre.Desayunamos, y no puedo ocultar la ansiedad, pasaremos todo el día juntos, le haré caso a mi madre, voy a dejarla tranquila, así me muera por volver a besarla, por un momento volvió a ser mía. Dejé el auto en el parqueadero y vi uno de los carros de Maju estacionado. Debe ser ella, ya llegó y el corazón latió a mil. Debía calmarme, si ella quiere besos, los habrá, eso sí, debe definir con quién se queda, —pero ¿qué pendejadas estoy pensando? Recuerda, es mejor dejarla tranquila—. Por ahora esperar a ver qué pasa.Al llegar al piso ocho donde quedaba la oficina, —no había otra
Había pasado casi la semana, Carlos se puso al frente de todo lo concerniente a mi representación, se indignó mucho al ver cómo Sandra maltrató al niño. Pronto sería la reunión en el juzgado, esperemos a ver qué pasa con ese tema, me encontraba en las manos del mejor bufete de abogados y con el mejor abogado de Colombia, no era su área, el tema familiar sino el penal, aun así, su equipo era el mejor.Por otro lado, la relación con Virginia no sabía cómo iban, nos reunimos varias veces al día con pocos minutos. La tensión sexual entre los dos era palpable, se sonroja cuando la miro, verla a diario tan hermosa dando órdenes como si no hubiera pasado el tiempo… Los empleados la han recibido de maravilla, se ha ganado a todo el mundo. Hemos hecho reuniones con César y Fernanda para ajustar detalles, mis planos y los de ella los estábamos fusionando y debíamos consultar con César para que nos confirmara si nuestras ideas subían o no el costo de la obra, no podíamos pasar el presupuesto. Lu
Llegué y Eugenio se sorprendió al verme, de casualidad estaba en la puerta cuando llegué.—¡Jefe! —sonreí—. Hoy es el día de las sorpresas.—Eugenio, no le digas a nadie, solo quiero ver a Virginia.—Desde la oficina puede verla y ella no se dará cuenta.—Solo dile a Fernanda que me encuentro en aquí.—Si señor.La discoteca se había mantenido muy bien, veo que las conservó, la sorpresa que se va a llevar por sí se le da por ir a donde teníamos el lote donde construiríamos nuestra casa. Se sorprenderá al verla terminada y como ella la quería, podríamos irnos a vivir en cualquier momento, lo único es que se debía amoblar. Al año de haber terminado con ella, me obsesioné con terminarla, era como una muestra de disculpa, por cinco años la casa ha esperado, debería decirle. Como un tonto la imagen de una casa llena de niños, ¿con lo que hicimos habrá quedado embarazada? No me cuidé, ¿qué pasará el lunes? La escuché. Cantaba la canción «La suerte está echada», del compositor Hernán Urbina
—La verdad siempre sale a la luz, —y a eso le temo—. Alejandro me pidió llenar dos formularios, uno con Sandra y el otro lo hizo con tu nombre. Con su exmujer no sabía casi nada. Mientras que al diligenciarlo pensando en ti no tuvo problema.—¿Cómo sabías las respuestas de Virginia? —Preguntó Fernanda—. Nosotros debíamos llenar un formulario que era con el que ustedes comparaban. —Blanca sonrió y ahora comprendí.—¡Eres una tramposa!, me mentiste para llenar ese formulario con el cuento que era un trabajo, puse a todos mis trabajadores a llenarlo y así tuvieras más encuestas. ¡Mentirosa! —Nos reímos las tres.—Una debe de valerse de todas las artimañas. Bueno y ustedes pasaron el 90% compatible, con su esposa en ese entonces no llegó ni al 30%—¿Qué piensas hacer ahora Virginia?Decirle la verdad si dejo el puto miedo que he tenido toda la semana, todos los días digo, mañana le digo, mañana le cuento y cuando me disponía a hablarle, esa manera de mirarme lo impedía, terminará odiarme.
La alarma de un celular se escuchaba a lo lejos, abrí los ojos, la garganta me recordó el motivo por el cual detestaba beber, pero ayer lo necesitaba, seguía oscuro, ¿dónde estaba?... ¡Yo tengo vuelo! Intenté levantarme y un brazo lo impedía. —¡Mierda! ¿Qué hice anoche? —la cabeza trabajó rápido, me reuní con mis amigas, ¿quién me trajo a mi casa? ¿Era mi casa? Mis ojos se adaptaron a la oscuridad, al lado en la mesa de noche había una lámpara, al encenderla el corazón me dio un vuelco. —Era mi antigua habitación… ¿Alejandro?Me tenía muy pegada como si temiera a que huyera. ¿En qué momento me vi con él? ¡¿Qué hizo Fernanda?! ¡Esto era obra de ella! La habitación seguía igual, otra verdad dicha, me acerqué a él. Solía tener el sueño pesado y era lo mejor para mí, debía llegar al apartamento, buscar la maleta, luego llegar al aeropuerto.Ver a Alejo fue como regresar años atrás, le acaricié el cabello, besé su nariz y salí de la cama, al hacerlo tenía puesta una de mis viejas pijamas,
Llegué al aeropuerto a las siete de la mañana, no pasé por el apartamento a buscar algo de ropa, en Montería compro, tenía mi corazón arrugado por ese encanto de hijo que tenía Alejandro, sin duda en personalidades son hermanos, tanto que lo detesté, sin embargo, era un sol ese niño. Llamé a mis padres, les dije que el vuelo se había atrasado por mal tiempo en Bogotá.Verlo cargar a su hijo me pareció una escena muy bella, estaba solo con el pantalón, dejando ver su buen cuerpo, sus brazos trabajados por su afición al boxeo… en fin. No podía echarle la culpa a nadie más ante el hecho de no haber abrazado a Eros y entre más pasaban los días más duro me da confesar mi pecado. Porque fue un pecado lo que hice, la semana entrante debo confesarlo. Llegué al aeropuerto, ver que mi hijo esperando me quito en el instante la tristeza.—¡Mami!Cómo no traje maleta, corrí a abrazarlo, desde el lunes no lo veía, era la primera vez que nos separábamos tanto tiempo, aunque nos hemos hablado siete v