Me encontraba ansioso. Si ella seguía con las mismas costumbres, llegará muy temprano a la oficina, Ernesto se había dormido en su cuarto. Ya era momento de buscar una nueva casa, le pedí el favor a mi madre para que me ayudara con las compras referentes al colegio del niño, a finales de mes ingresa al jardín. Antes Sandra se ocupaba del tema, sin embargo, debía ponerme al frente, gracias a Dios tenía a mi madre.Desayunamos, y no puedo ocultar la ansiedad, pasaremos todo el día juntos, le haré caso a mi madre, voy a dejarla tranquila, así me muera por volver a besarla, por un momento volvió a ser mía. Dejé el auto en el parqueadero y vi uno de los carros de Maju estacionado. Debe ser ella, ya llegó y el corazón latió a mil. Debía calmarme, si ella quiere besos, los habrá, eso sí, debe definir con quién se queda, —pero ¿qué pendejadas estoy pensando? Recuerda, es mejor dejarla tranquila—. Por ahora esperar a ver qué pasa.Al llegar al piso ocho donde quedaba la oficina, —no había otra
Había pasado casi la semana, Carlos se puso al frente de todo lo concerniente a mi representación, se indignó mucho al ver cómo Sandra maltrató al niño. Pronto sería la reunión en el juzgado, esperemos a ver qué pasa con ese tema, me encontraba en las manos del mejor bufete de abogados y con el mejor abogado de Colombia, no era su área, el tema familiar sino el penal, aun así, su equipo era el mejor.Por otro lado, la relación con Virginia no sabía cómo iban, nos reunimos varias veces al día con pocos minutos. La tensión sexual entre los dos era palpable, se sonroja cuando la miro, verla a diario tan hermosa dando órdenes como si no hubiera pasado el tiempo… Los empleados la han recibido de maravilla, se ha ganado a todo el mundo. Hemos hecho reuniones con César y Fernanda para ajustar detalles, mis planos y los de ella los estábamos fusionando y debíamos consultar con César para que nos confirmara si nuestras ideas subían o no el costo de la obra, no podíamos pasar el presupuesto. Lu
Llegué y Eugenio se sorprendió al verme, de casualidad estaba en la puerta cuando llegué.—¡Jefe! —sonreí—. Hoy es el día de las sorpresas.—Eugenio, no le digas a nadie, solo quiero ver a Virginia.—Desde la oficina puede verla y ella no se dará cuenta.—Solo dile a Fernanda que me encuentro en aquí.—Si señor.La discoteca se había mantenido muy bien, veo que las conservó, la sorpresa que se va a llevar por sí se le da por ir a donde teníamos el lote donde construiríamos nuestra casa. Se sorprenderá al verla terminada y como ella la quería, podríamos irnos a vivir en cualquier momento, lo único es que se debía amoblar. Al año de haber terminado con ella, me obsesioné con terminarla, era como una muestra de disculpa, por cinco años la casa ha esperado, debería decirle. Como un tonto la imagen de una casa llena de niños, ¿con lo que hicimos habrá quedado embarazada? No me cuidé, ¿qué pasará el lunes? La escuché. Cantaba la canción «La suerte está echada», del compositor Hernán Urbina
—La verdad siempre sale a la luz, —y a eso le temo—. Alejandro me pidió llenar dos formularios, uno con Sandra y el otro lo hizo con tu nombre. Con su exmujer no sabía casi nada. Mientras que al diligenciarlo pensando en ti no tuvo problema.—¿Cómo sabías las respuestas de Virginia? —Preguntó Fernanda—. Nosotros debíamos llenar un formulario que era con el que ustedes comparaban. —Blanca sonrió y ahora comprendí.—¡Eres una tramposa!, me mentiste para llenar ese formulario con el cuento que era un trabajo, puse a todos mis trabajadores a llenarlo y así tuvieras más encuestas. ¡Mentirosa! —Nos reímos las tres.—Una debe de valerse de todas las artimañas. Bueno y ustedes pasaron el 90% compatible, con su esposa en ese entonces no llegó ni al 30%—¿Qué piensas hacer ahora Virginia?Decirle la verdad si dejo el puto miedo que he tenido toda la semana, todos los días digo, mañana le digo, mañana le cuento y cuando me disponía a hablarle, esa manera de mirarme lo impedía, terminará odiarme.
La alarma de un celular se escuchaba a lo lejos, abrí los ojos, la garganta me recordó el motivo por el cual detestaba beber, pero ayer lo necesitaba, seguía oscuro, ¿dónde estaba?... ¡Yo tengo vuelo! Intenté levantarme y un brazo lo impedía. —¡Mierda! ¿Qué hice anoche? —la cabeza trabajó rápido, me reuní con mis amigas, ¿quién me trajo a mi casa? ¿Era mi casa? Mis ojos se adaptaron a la oscuridad, al lado en la mesa de noche había una lámpara, al encenderla el corazón me dio un vuelco. —Era mi antigua habitación… ¿Alejandro?Me tenía muy pegada como si temiera a que huyera. ¿En qué momento me vi con él? ¡¿Qué hizo Fernanda?! ¡Esto era obra de ella! La habitación seguía igual, otra verdad dicha, me acerqué a él. Solía tener el sueño pesado y era lo mejor para mí, debía llegar al apartamento, buscar la maleta, luego llegar al aeropuerto.Ver a Alejo fue como regresar años atrás, le acaricié el cabello, besé su nariz y salí de la cama, al hacerlo tenía puesta una de mis viejas pijamas,
Llegué al aeropuerto a las siete de la mañana, no pasé por el apartamento a buscar algo de ropa, en Montería compro, tenía mi corazón arrugado por ese encanto de hijo que tenía Alejandro, sin duda en personalidades son hermanos, tanto que lo detesté, sin embargo, era un sol ese niño. Llamé a mis padres, les dije que el vuelo se había atrasado por mal tiempo en Bogotá.Verlo cargar a su hijo me pareció una escena muy bella, estaba solo con el pantalón, dejando ver su buen cuerpo, sus brazos trabajados por su afición al boxeo… en fin. No podía echarle la culpa a nadie más ante el hecho de no haber abrazado a Eros y entre más pasaban los días más duro me da confesar mi pecado. Porque fue un pecado lo que hice, la semana entrante debo confesarlo. Llegué al aeropuerto, ver que mi hijo esperando me quito en el instante la tristeza.—¡Mami!Cómo no traje maleta, corrí a abrazarlo, desde el lunes no lo veía, era la primera vez que nos separábamos tanto tiempo, aunque nos hemos hablado siete v
No pude evitar que una lágrima saliera, el corazón me latía a mil.—No se imaginan lo que a diario lamentaba haberla perdido, son embargo, por cosas de la vida, esa Belleza de mujer volvió a mi vida y por eso volveré a cantar, me tendrán de nuevo en una tarima. Ella es la razón por la cual comencé a cantar en la universidad, era la única manera de decirle por medio de la música lo que sentía por ella. Señores, tengo una gran lista de canciones, en el orden en que las pidieron, las cantaré, sin embargo, no podré hacerlo con todas.El video se cortó, ¿por qué fui tan impulsiva?, si me quedaba mi orgullo… «Orgullo», todo por el bendito orgullo. En la madrugada pude quedarme dormida, al despertarme estaba sola en la cama, Eros como siempre no sabe quedarse más tiempo en cama, de seguro se encuentra con sus abuelos. Anoche me mostró su cuarto en la casa de sus abuelos. Sí que son alcahuetas mis padres, tiene mucha tecnología y un lugar de ciencia. Tal era la locura de los abuelos que mi pa
Esperaba afuera de su apartamento, anoche le pedí el favor a Fernanda de averiguarme la dirección. Supe que había llegado anoche y hoy lunes debíamos trabajar, la placa del carro que se compró hoy tenía pico y placa, no lo podía sacar, por eso me encontraba aquí, ofreciéndome como su chofer. Se veía tan hermosa, con siempre ese porte de reina, aunque jamás haga alarde de ello, sin embargo, se tomaba el piso cuál pasarela. La intercepté.—Buenos días, Belleza. —Se asustó.—¡No vuelvas a asustarme! —sonreí—. Buenos días, Alejandro. ¿Qué haces aquí?—Tienes pico y placa, también debemos hablar con honestidad y muy seriamente. —Le había dado vueltas y vueltas a lo sucedido, era necesario pedirle decisión a Virginia.—¿Hablar de? —Su mirada fue indiferente.—De lo sucedido el viernes, de lo que hicimos en la sala de la oficina.—Debe ser común para ti que eso suceda…—¡Jamás he intimado en la oficina! No te salgas por la tangente Virginia Andrade Burgos. Necesito que escojas.—¿Escoger qué