(Seven White)
Aquel día tenía más trabajo que el de costumbre, mi padre me había elegido para hacer las entrevistas de los nuevos aspirantes a estudiantes de nuestra universidad, así que no me cabía de otra, debía seleccionarlos yo mismo.
Pasé varias solicitudes al azar, sin prestar atención a ninguno de ellos, deteniéndome de golpe.
“Un momento – pensé, al mirar hacia la ficha de una joven de más o menos mí misma edad – conozco a esta. Pero… ¿dónde la he visto antes? – estudié su perfil durante un instante”
Anastasia Clark – Era su nombre. Sólo por el apellido ya me sonaba de algo, sabía que había escuchado este con anterioridad, pero no podía recordar dónde.
Expediente académico – Sobresaliente. Incluso su profesor de literatura la recomendó para estudiar su asignatura en la universidad. Se adjuntaban algunos trabajos, y eran dignos de admirar.
Último trabajo reconocido – bailarina profesional en la escuela de danza “la garza”. Estaba claro que de ahí tampoco me sonaba.
Su dirección… estaba cerca del barrio rico, quizás era por eso por lo que me sonaba tanto, pero estaba seguro de que era otra cosa, aunque no sabía bien qué.
Señalé su solicitud entre los que pasaban a la siguiente fase. Y seguí repasando candidatos, pues no podía perder ni un solo minuto de mi valioso tiempo.
No había visto ni cinco, cuando el pesado de Brad comenzó a enviarme mensajes, uno detrás de otro, sin cese.
Agarré el teléfono, con desgana, pues me crispaba terriblemente los nervios tener un amigo como él. ¿Por qué no podía escribir las frases en un solo mensaje? ¿Por qué tenía que usar un mensaje para cada palabra? ¡Lo odiaba en aquellos momentos! Aunque sabía, que, en cierta forma, él sólo lo hacía para molestarme.
Brad:
“¿Qué
te
pareció
el
club?
Estuvo genial,
¿no?”
El club, el dichoso club al que me obligó a ir, después de meses insistiendo con el maldito tema, hasta que me cogió con la guardia baja y di mi brazo a torcer.
Era un club de estriptís, donde se bebía y se disfrutaba del espectáculo. Yo, por el contrario, me tomé una botella de agua, mientras miraba el móvil y limpiaba la bandeja de entrada de mi email, pues apenas tenía tiempo de hacerlo en el día a día. Borré más de mil mensajes esa noche, y por supuesto, no vi absolutamente a ninguna de esas chicas por las que mi amigo babeaba.
Yo:
“No estuvo mal. Pero dudo que vuelva a ir”
Brad:
“Eres un soso.
¿Cómo no pudo gustarte Cristal?
Es mi favorita.
Aunque Nicky…
no se queda atrás”
Yo:
“No estoy interesado en pagar para ver a mujeres desnudas”
Brad:
“Por supuesto.
Había olvidado que estoy con
Don Témpano
el que jamás está interesado en nada
que no sea su trabajo
y por supuesto las chicas…
ni mirarlas.
Si no fuese porque te conozco bien…
pensaría que eres gay”
Yo:
“No tengo tiempo para tus tonterías, tengo mucho trabajo pendiente, hablamos más tarde”
Dejé el teléfono sobre la mesa, y seguí trabajando en lo mío, hasta que llegó la hora de ir a recoger a la pequeña Lucy.
Sobre las siete de la tarde me marché del despacho, montándome en el chófer de papá, enviando los mensajes de preselección a los candidatos de camino al colegio de mi hermanastra pequeña.
Subí por el ascensor, justo como tenía que ser, enviando un mensaje a Margaret, la diseñadora de joyas, pidiéndole disculpas por el plantón, citándola para otro día. Por supuesto aceptó. ¿Quién no aceptaría con semejante tiarrón?
Llamé a la puerta, y esperé a que la señorita Park me abriese la puerta. Sonreí al verla, siempre me pareció una chica muy correcta.
Me encaminé por el pasillo, de nuevo hacia el ascensor, al mismo tiempo que este se abría y de él salía una joven, más o menos de mí misma edad. Me crucé con ella y ni siquiera la miré, pues lo cierto es que no estaba interesado en mujeres, nunca lo estuve. El amor nunca estuvo entre mis prioridades, hacía mucho que dejé de creer en esa idiotez. Quizás fue cuando mi padre engañó a mi madre con otra mujer, y un buen día apareció con Lucy, asegurando que su mamá murió al darla a luz.
Nunca me interesó demasiado interactuar con el sexo opuesto, siempre veía a las chicas demasiado egocéntricas y estúpidas como para tener algo que ver con ellas.
Odiaba cuando me hacían perder el tiempo de aquella manera. Giré sobre mis talones y me marché hacia dónde Javier me esperaba con el coche, me monté en él, y juntos nos marchamos hacia mi apartamento del centro.
Por el camino estuve contestando emails por mi móvil de última generación, hasta que el pesado de Brad volvió a interrumpirme.
Brad:
“No veas que pedazo de bombón acabo de cruzarme por la calle”
*Fotografía de la susodicha*
Era una rubia con bastante delantera, justo del tipo que le gustaba a mi amigo.
“Esta noche voy al ensayo de las chicas.
Vente y presencias aquello, es algo de otro mundo”
Yo:
“Te repito, Brad. No estoy interesado en pagar para ver a chicas desnudas”
Brad:
“Eres un aguafiestas.
Sólo será un rato.
Hoy cierran antes porque sólo es un ensayo”
Yo:
“Mañana tengo que trabajar, así que la respuesta no ha cambiado en lo absoluto”
Brad:
Vale, señor de hielo.
Voy a buscarme un plan B.
Adiós.
(Anastasia Clark)Estaba histérica aquella mañana, no podía dejar de morderme las uñas, frente a la oficina del rector de la universidad, mirando de reojo al resto de compañeros, todos bien vestidos, todos más jóvenes que yo.Miré mi atuendo, de nuevo. Llevaba una falda blanca corta y una camiseta de mangas cortas del mismo color, demasiado escotada para un evento como aquel, pero no tenía nada mejor en el armario, por eso usaba un pañuelo en tono azul, intentando tapar mis pechos.Anastasia Clark – llamó la secretaria del rector, haciendo que levantase la cabeza, dando un respingón al escuchar mi nombre. Asentí y la seguí por el largo pasillo que daba a los despachos de los profesores, mientras lo hacía, bajaba mi falda, pues aquella tenía la costumbre de subirse mientras andaba, al mismo tiempo que con mi ma
(Seven White)La mañana empezó sin altibajos, con las entrevistas de los nuevos estudiantes, la verdad es que no había mucha diferencia en los tres primeros. Eran adolescentes pijos y adinerados que querían entrar en una prestigiosa universidad como la nuestra, nada más.Hice rodar mi silla, mirando hacia los grandes ventanales que daban al campus. Aquello estaba resultando agobiante, aquella monotonía.Me quité las gafas y presioné con los dedos sobre el tabique de la nariz, intentando desestresarme un poco, cuando escuché la puerta abrirse y cerrarse.Los pasos del siguiente posible alumno se fueron acercando más y más, hasta que esa persona se sentó frente a la mesa, en su silla.Volví a la posición actual, con las gafas en la mano aún, sacando la ficha de la siguiente entrevistada, dándome cuenta de que
(Anastasia Clark)El club estaba a rebosar aquella tarde, las chicas nos preparábamos en los camerinos, pues pronto tendríamos nuestra actuación. Algunas cuchicheaban sobre lo nerviosas que estaban al actuar ante tanto público. Yo, por el contrario, repasaba mi actuación de nuevo, mentalmente, había creado un nuevo baile, que quería presentar aquella noche.Desde muy pequeña lo hacía de ese modo, para mí bailar era como actuar, representar un papel y hacerlo lo mejor posible. Y aunque, ya no pudiese hacerlo de forma profesional, me gustaba dar lo mejor de mí en cada actuación.Ana – me llamó Petra, una rusa con muy mala ostia y muchas ganas de buscar bronca. La miré sin ganas, observando cómo me sonreía con malicia – no te he visto en los ensayos de la tarde – se quejó – ¿ya est
(Seven White)El día fue más largo que cualquier otro, ni siquiera pude tomarme un descanso a media mañana, tuve que hacer las dichosas entrevistas. Luego almorcé en la oficina, una ensalada y un yogurt, para después ponerme a elegir a los candidatos, que en total eran unos nueve, de los más de 50 que había entrevistado. A continuación, mandé la información a papá, y me senté sobre la silla, volteándola, mirando hacia el campus. Era bastante tarde, pues el sol estaba en decadencia.El ruido infernal del teléfono me sacó de mis agradables pensamientos sobre mi verano en la Provenza.¿Qué? – pregunté, irritado, pues estaba segurísimo de que la persona que llamaba era el pesado de Brad.Esta noche hay especial en “El bosque verde”
(Anastasia Clark)El primer día en la universidad fue un poco caótico, pues Dante no dejó de llamarme en toda la mañana, a pesar de que ya había hablado con su padre, para que me redujese el contrato para echar menos horas. Él siempre tenía que quedar por encima, lo odiaba.Tuvimos la presentación del rector White, yo por supuesto le miré con cara de pocos amigos, y él sonrió varias veces, dejando claro que tenía una sonrisa perfecta.Era guapo, tenía que reconocerlo. Un chico alto, delgado, rubio, ojos claros y siempre llevaba una bien recortada barba. Era muy apuesto, por eso la mayoría de las chicas de la primera fila no podían dejar de babear por él.Yo, junto a otra chica, parecíamos ser las más mayores. Esta chica en cuestión se llamaba Alex, era una chica de mi edad más o menos, y
(Seven White)Me levanté temprano aquella mañana, desayuné y me marché a la universidad, para luego enfrascarme en la lectura de uno de los libros de Jonathan Clark. Eran interesantes sus estudios sobre la lengua inglesa, realmente dignos de apreciar por cualquier lingüista reconocido.Un mensaje llegó a mi teléfono, haciéndome salir de mis pensamientos.Lucy:¿Cómo va la cosa? ¿Le escribiste anoche?Yo:Sí, le escribí, quedaremos la próxima semana.Lucy:Seguro que te encanta en cuanto la veas.Yo:Seguro.Dejé el teléfono sobre la mesa y seguí leyendo, mientras pensaba en ello, tomándome un descanso.Había cedido a los deseos de mi adorada hermanita pequeña, habí
(Anastasia Clark)Odiaba al rector de la universidad, ¿os lo he dicho ya? ¿Por qué tenía que hacerme las cosas tan difíciles? Sólo por un comentario sin mala intención. Sólo era una broma, ¡por Dios!Recorría los pasillos de camino al despacho del capullo, junto a Alex, cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo, sin lugar a dudas sería el pesado de Dante para darme el itinerario de actuaciones del día siguiente, pero no era él, y eso me sorprendió, bastante.Hermano de Lucy:Hola, he pesado que podríamos vernos mañana.Yo:¿Qué pasó con la cita falsa? Hermano de Lucy:La fecha de la cita falsa será mañana, me ha fallado un plan, así que podría reservarte el hueco para ti.Yo:
(Seven White)Aquella mujer me crispaba los nervios.¿Cómo se atrevía a decir que yo era un gay reprimido? Iba a vengarme, lo haría, en el futuro lo haría.Por supuesto me hice el idiota y fingí tener otros asuntos, para que ella pudiese ir al trabajo. No tuve ni idea de por qué lo hice. Debí haberme vuelto loco por un momento. Y al día siguiente tuve un día de mierda en casa, papá no dejó de agobiarme con el tema de los Winston. ¿Cómo se me ocurría rechazar una cita concertada con una Winston?Eso digo yo. ¿Cómo se te ocurre no ir a una cita con Christine Winston? Y … ¿Cómo puedes estar pensando en ir a una con Anastasia Clark?Era una cita ficticia, ninguno de los dos íbamos a presentarnos. Esa era la teoría, ¿verdad?Lucy llegó hasta mí