NARRADORADean se giró con los ojos muy abiertos, las manos le temblaban a pesar de quererse contener.—Se… Señoría, ¿usted? —¡Era Loran en persona, joder!, ¡¡¡Era el Anciano Mayor!!!¡¿QUÉ HACÍA VIVO?!—¿Qué? ¿Sorprendido? —Loran se acercó paso a paso.Todo este tiempo de cuidados y reposo lo habían llevado a filtrar el veneno en su sangre y recuperar su poder.Le debía más de lo que podía pagar a esas dos maravillosas pelirrojas.—Yo, yo no, Señoría, no tuve nada que ver con… —Dean dio un paso hacia atrás, casi al borde del muelle.En su nerviosismo se dio cuenta de que estaba admitiendo que sabía lo que le hicieron a Loran.—Claro que no tuviste que ver, tu cerebro de chorlito no te da para tanto, pero disfrutaste también de mi caída, ¿verdad? —Loran se acercaba más y más, su aura se iba haciendo pesada, asfixiante.Un manto dorado cubría su cuerpo, su lobo estaba por salir, sus caninos alargándose, la ira recorriendo sus poros.—¡NO! ¡Usted sabe que aunque quiera no puedo luchar c
NARRADORA“Loran, no sé qué te dijeron, qué puedes estar pensando, pero yo he hecho todo para buscarte, hermano, ¡me estás malinterpretando!”Oliver bajaba la escalera, ansioso, hablando en la mente del Anciano Mayor.El sudor frío le bajaba por la espalda, empapando su ropa.Esa mirada en los ojos de Loran… la había conocido desde que eran niños.Lo sabía muy bien, estaba acabado.“Ahorra fuerzas y saliva, Oliver, las vas a necesitar.”Loran le respondió observando a todas las personas que bajaban a tropel por los escalones.Sus rostros eran unos poemas.Sabía que más de la mitad de ellos lo odiaban por mantener el poder tantos años e incluso se alegraban de su caída.Ya ajustaría cuentas con cada uno de ellos poco a poco.Esta experiencia le abrió los ojos a muchas serpientes ocultas a su lado.Una lástima que el mayor traidor no haya llegado vivo a sus manos.—¡Anciano Mayor, qué bueno que está bien!—¡Anciano, le recé tanto a la Diosa porque pudiera regresar a casa!—¡Gracias, mis
NARRADORA—Nathan, ¿por qué tienes que ir tú? Tengo miedo —Trinity se aferraba a su camisa.Le habían dado privacidad en una de las salas del Concilio. Scarlett estaba pegada al “abuelito” como un chicle.—Nena, yo mejor que nadie conozco el Alondra, tengo que ir, es también por Scarlett —le dijo abrazándola fuerte contra su pecho.Diosa, se encontraron apenas hace unos momentos y ya se tenían que separar, pero esta travesía significaba mucho para ellos.Nathan tampoco quería dejarla, joder, algo inquietaba demasiado a su lobo. Pensó que quizás era el temor de fallar en esta aventura.—Todos hablan de la cura, la cura… ¿qué es exactamente la cura? —Trinity preguntó susurrando contra su cuello, dándole suaves besos, aspirando su aroma.No quería que Nathan se arriesgara así, se resistía con todo su ser.—Es una planta mágica, como un alga luminosa, eso es lo que está en los registros —le respondió.La verdad, ni siquiera lo tenía muy claro.Solo un hombre lobo logró regresar de la zona
NARRADORALa pelirroja apretó los dientes mientras las oleadas de dolor la hacían ver borroso.¿Qué rayos le había hecho esa mujer?—Cálmate, tranquila, tranquila, ya va a pasar.—¡No! No me toques… — dio un paso atrás, asustada.—Esta vez no va a doler, lo prometo, Trinity, solo te voy a aliviar —Lucía, más que nunca, hubiese querido levantarse de la prisión de su silla.Su magia la estaba consumiendo, tan debilitada, que ya ni podía caminar, aunque los demás pensaban que fue por un accidente grave.Su padre ocultaba a capa y espada su condición de Lupina; sin embargo, la había dejado exponerse frente a esta humana.Así de importante era en la mente del Anciano Mayor.—Eso es, respira profundo, ven, siéntate a mi lado, en el espacio de lectura de la ventana.Esta vez, las sensaciones que le transmitió la mano de la lupina eran diferentes, como un bálsamo sanador.Sin embargo, Lucía la soltó por su cuenta esta vez, tosiendo con fuerza y tapándose la boca con la mano para no despertar
NEW YORK TRINITY Mi futuro iba a ser brillante y todo se arruinó en un segundo. Estaba nerviosa, mirando furtivamente en el pasillo a las otras chicas candidatas para el puesto de secretaria de esta gran compañía, todas regias y estiradas. — Celulares apagados y listas, estaremos pasando al primer examen en unos minutos – salió una mujer dando ese anuncio. Mi corazón casi se paralizó de la ansiedad. Abrí mi bolso para comprobar el móvil y vi que había un mensaje. La peor decisión que pude tomar en mi puñetera vida fue revisarlo. «Trinity, lo lamento, de verdad me lo he pensado mucho para enviarte esto, pero creo que mereces saberlo» Silvia, una buena colega de la universidad me escribió. Me levanté de la silla asombrada, no me importó llamar la atención y que todas me miraran. Mi cuerpo entero enfriándose y mis dedos temblorosos hacían zoom a las fotos tomadas desde lejos. Frente a la puerta del Plaza Hotel, un hombre de cabello castaño, abrazaba y besaba apasionadam
TRINITY — ¿Qué pasó? ¡Logró robarte los pocos ahorros que te quedaban! – Mónica, mi compañera de piso y mejor amiga, agarró mi teléfono revisando la app del banco nerviosamente. — No, no, pero vació mi tarjeta de crédito, me dijo ayer que se le prestara para una emergencia, que me lo devolvía luego, ¡y yo como idiota se la di con contraseña y todo! – agarré mi cartera con ira y saqué la tarjeta haciéndola trisas. — Me pasaré meses pagando todos sus caprichitos y perfumes caros, ¡incluso se compró un móvil que ahora ni me responde! Dios, como pude ser tan estúpida e ilusa. — También está la factura del hotel - Mónica agregó, torciendo la boca con una expresión sarcástica - Trinity no te parece que es muy coincidente, digo, hacer esto de la tarjeta lo delataría y luego exhibirse delante de nuestras amigas, como para que te lo dijeran. — Quieres decir… claro… ni los cojones tuvo para cortarme él mismo y dejó que me enterara por otras personas, que cabrón Dios mío. Caí derrotada al
TRINITY Mis labios abiertos eran chupados y lamidos; el sabor amargo y vibrante del whisky invadía mis papilas cada vez que su lengua se colaba en mi boca devorándome. Por todos los cielos, este hombre me estaba enloqueciendo, nuestros cuerpos expresaban los calientes y lujuriosos deseos que sentíamos. Mi centro mojado se molía excitado contra esa dura erección en su entrepierna, mientras mis caderas se movían adelante y atrás sensualmente, montada sobre sus muslos, con las piernas abiertas y el vestido subido indecentemente. —Aaahh —gemí, levantando la cabeza y cerrando los ojos en éxtasis cuando sus manos bajaron el tirante de mi vestido negro por los hombros y su boca se cerró sobre la copa de mi brasier, mordisqueando el duro pico de mi pezón y lamiéndolo. —Más, gime más que quiero escucharte, no te reprimas —me ordenó con esa voz animal y las copas de mi sujetador fueron haladas hacia arriba, dejando expuestos mis senos que cayeron rebotando. —Ssh, joder que calient
TRINITY Mi cráneo entero se estremeció, mareada y viendo solo sombras frentes a mis ojos, aproveché para ponerme de pie, tenía las manos atadas, pero no mis pies. Me dolían las rodillas llenas de raspones, pero forcé mis piernas a una carrera explosiva, repleta de adrenalina y las ganas desesperadas de sobrevivir. No llegué muy lejos, ella lanzó unas órdenes como los ladridos de una perra loca y escuché los pasos de mis captores. No conocía este lugar, miraba a todos lados confundida, mi mente en caos, pero creí ver una estructura a unos metros, quizás si lograba llegar podría esconderme, sin embargo, alguien agarró mis piernas y por mucho que resistí, terminé cayendo al suelo, pesada y dolorosamente. A partir de ahí solo pude recordar los golpes que llovieron sobre mi cuerpo porque ni siquiera tuve la oportunidad de ponerme en pie. Me acosté en posición fetal contra la grava, protegiéndome la cabeza pegada a las rodillas e instintivamente el estómago, apretando los diente