MÓNICADiosa, me llega toda su desilusión taladrando mi espalda.Me siento fatal, solo quiero ceder a esto, pero los temores atenazan mi corazón.Incluso temo decirle la verdad de Dean.A pesar del cargo de su abuelo, ¿de verdad estará dispuesto a crear discordia en el Concilio solo por defender a una marginada como yo?Me imagino los planes que tendrán para su nieto, en los cuales debe incluirse una perfecta Omega, como esa que visitó a Henry en el hospital.Escucho un resoplido; lo veo a través del parabrisas, dándole la vuelta al auto.Tira la puerta, sentándose en su puesto de copiloto. No dice nada.Con el dedo rígido, empujo el botón de encendido, y el motor ruge, indicando que podemos partir.Enciendo los focos y comienzo a manejar, sacando el auto del estacionamiento del hospital.Tengo un dolor de cabeza de los mil demonios; tantas emociones en una sola noche.Ahora llevo a un Alfa enojado y enfurruñado a mi lado.—¿Cuál es tu hotel? —le pregunto, porque no me ha dado la dire
MÓNICA Abro la boca, no sé qué decir. Él tampoco espera. Al final, vuelve a cerrar la puerta del auto para marcharse, con un caminar extraño. Me quedo observándolo hasta que llega a la entrada del hotel y se gira. Se detiene ahí, de pie, solo mirándome. Las ganas locas que tengo de decirle que regrese casi me ahogan. Suspiro derrotada, acomodo un poco mi ropa y enciendo el motor para alejarme de mi adorado tormento. Paso por delante de la acera donde espera a que me marche, y lo observo por un segundo a través de la ventana. Sus ojos, fijos e intensos, parecen brillar como las estrellas. Mi mirada clavada en el espejo retrovisor, mientras se aleja su indomable figura. Soy yo esta vez, quien se niega al amor. ***** NARRADORA Henry vio el auto de su mate doblar la esquina y perderse de su visión. Su lobo le rugía en la mente que debió presionarla más, que moría por estar cerca de ella. Era increíble cómo hasta hace unas horas ni siquiera la conocían y ahora Mónica se había c
MÓNICA Llegué directo a mi apartamentico, dejando las llaves y el bolso en el recibidor. Eso de que tenía que cuidar a Scarlett era una mentira del tamaño de un rascacielos. Ella sigue en sus vacaciones de niña pija. La suave luz cálida se prendió automáticamente y caminé hasta la salita con unas magníficas vistas a la ciudad de noche. —Mi querida Trinity, sabía que pegarme a ese culaso tuyo me iba a dar buenos resultados —murmuré burlona. Luego pensé en que mi amiga no era la única con un macho adinerado ahora. Henry se notaba que tenía recursos, eso sin contar sus “conexiones” — Conexiones en las altas esferas —bufé, quitándome la ropa en el cuarto para ir directo a darme un baño. Mi mente no podía dejar de pensar en él, en sus caricias y sus besos, en la manera que hacía vibrar mi cuerpo… en sus complicaciones familiares que me cortaban todo el rollo. Me sumergí en la tina casi por media hora, cerré los ojos intentando buscar el lazo perdido con mi loba. Nada… pero la espe
HENRY—Lo lamento por llamarte a esta hora, pero necesito la dirección de la enfermera amiga de tu hembra… sí, de Mónica… bueno, ella es mi mate —le dije por teléfono al Sr. Langford.Las investigaciones de Roger no arrojarían nada si acaso hasta mañana y llevaba prisas.—Ok… sí, ella me reconoció. Bueno, no me dio la dirección porque me pidió tiempo, pero necesito hablarle de algo… urgente —mentí un poco, iba manejando el auto que renté para andar por la ciudad.Sin rumbo, solo esperando a que Nathan soltara prenda. Entiendo que le preocupe que esté acosando a Mónica.—Alfa, preferiría morir a hacerle daño a mi mujer, solo… necesito verla —le dije con sinceridad a través del manos libres.Escuché una voz femenina detrás; la reconocí, era su pareja humana.Suspiré cuando al final obtuve la vía de llegar hasta mi hembra.Dicté la dirección en el navegador y giré el timón para incorporarme a la ruta indicada.Mi lobo estaba inquieto y yo también.No sé, quizás es la euforia de conocerla
HENRY Cuando llegué al edificio, enseguida noté el ambiente tenso de la seguridad.—Mi nombre es Henry Connor, vengo a ver a la Srta. Mónica del 99C —le hablé con prisas al hombre de la caseta, luego de dejar el auto estacionado como fuera.—Sí, sí, el Sr. Langford llamó para dejarlo pasar —me dijo, abriendo el portón electrónico.Entré con pasos apresurados sin detenerme.—Voy a subir… —¡Espere! —¡No puedo esperar nada, Mónica me llamó que está en peligro! —le grité encolerizado, ya tocando como un loco el botón del elevador.—Bueno, precisamente ahora están intentando entrar en su departamento. Un hombre vino a visitarla, luego llamó a seguridad, pero cuando subimos ya no estaba el visitante. La cámara del pasillo simplemente… se congeló y dejó de funcionar —me contaba en lo que subíamos por ese maldito ascensor súper lento.Mientras más lo escuchaba, más y más fruncía el ceño, todo me resultaba conocido.Cuando me dio la descripción del hombre, una afirmación muy fuerte se afian
WILLIAMEstaba colocándome el pijama, muerto del cansancio, ya entrada la noche.La verdad, no sé cómo Nathan puede con todo el drama familiar, más las responsabilidades con la manada y la empresa.Metí la camiseta de mangas por mi cabeza, para luego alisarme el cabello húmedo con los dedos.De repente, una punzada aguda me dio en la sien, demasiado fuerte; mi vista se nubló por un segundo, pero enseguida regresó a la normalidad.“Ashen, ¿qué rayos fue eso?” le pregunté a mi lobo interior.“Creo… parece que fue algo relacionado con el Alfa de la manada”, me respondió.Estamos en la mansión, relativamente cerca del Alfa. Algo había sucedido.Antes de que pudiera analizarlo, unos pasos apresurados en el pasillo y la inquietud de mi lobo me alertaron enseguida.“Es Juliana, está algo perturbada. Winter está asustada”, Ashen olfateó las feromonas en el aire.Caminé con prisas hacia la puerta; antes de tocar el pomo, fue empujada por July.Sus ojos chocolates me miraron rojos, llenos de lá
WILLIAM—Nena, escúchame muy bien —la tomé de las mejillas.—. No importa lo que viste o sospechas, no puedes decirle a nadie, July. Esto ahora es una guerra abierta por el puesto del Alfa, ¿entiendes? Y sin Nathan aquí, Logan puede aprovechar y hacerles daño.La comprensión de la gravedad del asunto llegó hasta ella.Enseguida se limpió las lágrimas con la mano, asintiendo, atando cabos, recuperándose.—Vamos… vamos, William… —se levantó a punto de caerse.Tuve que agarrarla de la cintura.—Te protegeré, no importa lo que suceda, July. Te protegeré —la abracé por última vez.Juliana subió la cabeza y bajé la mía para besarla en los labios.Fugaz, breve, pero todos nuestros deseos reprimidos estaban ahí.Siempre lo he sabido en el fondo de mi corazón: ella sigue teniendo sentimientos por mí.Solo que ambos somos demasiado tontos, orgullosos, y nos hemos negado a los impulsos de nuestros corazones. —No, por la puerta no, vamos por la ventana —la detengo cuando hace por correr hacia la
WILLIAMSalimos de la zona boscosa y enseguida zigzagueamos por entre algunas de las casas de la manada. Escuchaba la algarabía en la plaza; los miembros más poderosos ya habían sentido el vacío del poder y esperaban explicaciones.—¡William, deténganse, deténganse de una vez! —nos gritaron los dos guardias cuando corrimos por el asfalto del estacionamiento al aire libre.Por supuesto, no nos detendríamos.Abrí la puerta del copiloto de mi Ford Ranger y cargué a la pesada loba en el sillón, cerrando de golpe.Corrí hacia el lado del conductor y casi me arrojé de cabeza sobre el asiento.Por primera vez estaba agradecido de olvidar siempre la llave dentro del coche.Encendí el auto, accioné todo el mecanismo y bajé a fondo el pie en el acelerador, salimos disparados con el motor rugiendo.Miré por el retrovisor a los guardias que casi nos alcanzaron.Convertidos en su forma de lobo, corrían pegados a la goma trasera.¡Maldit4 sea, que no soltaban prenda!—¡Winter, métete en ese hueco,