TRINITY —Mónica —solo pude tomarle las manos, que estaban heladas. No entiendo muy bien qué se debe sentir eso; solo soy una humana. Pero imaginarme que Nathan le haga el amor a otra mujer, que me engañe y me traicione de esa manera, hace que mi pecho duela insoportablemente. —¿Por eso es que me dijiste una vez que ya tuviste que escapar? —le pregunto y ella asiente. —Sí, yo soy originaria de esta tierra. Él me tenía en una casa “segura” —hizo comillas sarcásticas con los dedos. —. Más bien escondida para que nadie se diera cuenta de que estaba conmigo. Me desmayé esa noche del dolor, y cuando me levanté me horroricé al no sentir a mi loba. Estaba débil, vulnerable. Fui a buscarlo al centro de la manada. Hizo una pausa, y la ira brilló en el fondo de sus ojos. —Lo vi con ella, feliz, siendo felicitado por su unión. Los espié de lejos y luego corrí, corrí como una demente enloquecida. Escapé con ayuda de una prima de otra manada cercana. Yo no tenía en quién más apoyarme, ella m
TRINITYSu piel, recién salida de la ducha, se sentía fría, a diferencia de la mía, febril, pero ambos ya estábamos sudando, nuestros cuerpos reaccionando al deseo desenfrenado.Su boca regresó a mordisquear mi pezón. Cada vez que metía la aureola en la ardiente cavidad, su lengua me atormentaba, rodeándola y dándole golpecitos con la punta.Los caninos afilados me traían escalofríos que bajaban punzando en mi vientre.Su mano libre acariciaba el costado de mi torso, para luego hacer un camino hacia mi monte de Venus, directo al sitio donde moría porque me tocase.—Sssshhh, qué rico, amor… acaríciame más… Me arqueé ofreciéndole mis pechos. Abrí más las piernas cuando sus dedos comenzaron a toquetearme por encima de la tela de la braga, pegajosa por mis fluidos.Mi boca descarada solo podía gemir y pedir. Jugó con mi clítoris y mi cordura, lo presionó y apartó al fin la tela para tocarlo directamente, pellizcándolo morbosamente, hasta sumergir las falanges de dos dedos.—Aahhh… —su
NATHAN—Tenemos que proteger a Mónica. Ella… tuvo una situación con ese tal Anciano del Concilio. No podemos dejar que la encuentre. —Frunzo el ceño ante sus palabras.Apoya las manos sobre mi pecho y levanta su cabeza, mirándome a los ojos.—Cuéntame bien todo. Ese hombre es muy peligroso, Trinity —le pido y escucho las bajezas que le hizo ese hijo de puta a Mónica.La verdad es que nunca me había fijado mucho en ella. Puede pasar incluso por una simple humana.Sin loba interior es más fácil pasar desapercibida para extraños, pero él la conoce muy bien.—No te preocupes. Haré todo lo que esté en mis manos, pero lo mejor es que ella no se encuentre con Dean Marshall. —Trinity asiente, mi chica lista.La veo que duda. Sus ojos son muy expresivos, es muy mala para ocultar cualquier inquietud.—Dime. Lo que sea que te ronde la mente, no te lo guardes —le doy un suave pellizquito en los rollitos que se le hacen en la cintura.—Bueno, tú y la mamá de Luca tienen ese lazo que ustedes le ll
NARRADORA“¿Qué sucede?” Dean le pregunta a su lobo, que había regresado a su interior en forma de magia espiritual.“Te has pasado toda la noche intranquilo.”“No sé definirlo, pero tengo una sensación extraña, en esa fiesta, esas mujeres humanas que escaparon… no sé, una de ellas me resultó… perturbadora,” la voz lobuna le respondió, dando vueltas una y otra vez en su mente.“¿Perturbadora? ¿Eso qué significa?”“Me recordó… me recordó a ella.” Dean se tensó en el asiento trasero del Bentley ante las palabras de su lobo.El auto lo llevaba de regreso a las tierras privadas del Concilio para informar del caso de las drogas mágicas.“Ella murió, Claus, ¿no fue eso lo que me dijiste? Que no sentías a su loba”“Pero nunca encontramos su cuerpo, parecía evaporarse en la nada. ¡¿Por qué no la buscamos más?!”“¡Porque ambos estuvimos de acuerdo en que Adele era la mejor opción! Queríamos poder, y en ese momento no podíamos salir corriendo a buscar a Ailyn, ¿entiendes?” le rugió molesto, vie
NATHANEstaba lleno de rabia y decepción, parado como un idiota delante de su escritorio.—No te expulso de mi manada porque no quiero que te conviertas en un pícaro rechazado por todos, solo porque tu madre me suplicó, ¡pero era lo que te merecías!—¡EXPÚLSAME! —le rugí, incapaz de aguantar más mi cabreo, mi lobo saliendo a rugirle al suyo a pesar de ser mi padre.Estábamos tan indignados, tan heridos.—¡NATHAN!¡BAM! Se levantó dando un fuerte manotazo en la mesa.—¡Te he ayudado por años a levantar esta compañía! Los mejores proyectos millonarios, los diseños más novedosos han salido de aquí —me señalé con fuerza la sien, mis caninos afuera.Él también estaba enojado. Solo me miraba con los ojos llenos de furia y tormentas en sus profundidades.—¡¿Cómo te atreves a expulsarme como un vil mendigo?! ¡Esta compañía es así de exitosa por mí!—¡Insolente! —barrió, en un ataque de furia, con todo sobre el escritorio.Los documentos, las lámparas, las figuras de acero y los portalápices c
NATHAN—Lo lamento, lo siento, no quise ofenderlo, solo… Ay, Nathan, tu papá… —se gira de nuevo a llorar sobre mi pecho.Esto es tan deprimente.La enfermedad de Jacob es algo grave que afecta su corazón.Es extraño en los hombres lobo y, en realidad, no está diagnosticado con nada en concreto. Parece un defecto autoinmune.Al final mamá se calma un poco y entra a verlo, dejándonos solos de nuevo en el pasillo.—Lo lamento, Dr. Philipe.—No se preocupe, peores cosas me han dicho en momentos de angustia —me responde como todo un profesional—. Tomé las muestras que me pidió.Baja la voz de repente y me dice. Asiento con la cabeza.—Manéjelo como le pedí —le respondo igual en clave.—Las verificaré personalmente y le daré el informe — le agradezco y él se va por el pasillo.“¿Sospechas que alguien está perjudicando a tu padre?” William me pregunta.“Sí, por eso mandé a tomar muestras de sangre. Y no es mi padre, es el Alfa de la Manada 'Neira', de la cual ya no formo parte.”—Dime, Willi
NATHANSon mercenarios humanos, pagados por mí. Al menos, me quito de encima el tema de los lobos de la manada y el hecho de que ya soy un rogue.— Señor Langford— nos damos los saludos fríamente como siempre.Estos tipos son de acción, no de palabras.— Encontramos este cadáver mientras buceábamos, estaba sujeto por un pesado hierro a sus piernas, la verdad no sé si va a poder reconocerlo - me dicen y arrastran una lona negra sobre la playa desierta.Nos movemos un poco detrás del amparo de unas enormes rocas de arrecife, por si cualquier humano curioso se adentra en este sitio.El zíper de la lona baja y hedor a putrefacción asalta mi sensible olfato. Me muestran al hombre dentro, por completo desfigurado, el cuerpo hinchado, la piel grisácea, sin ojos comidos por los peces.Lleva meses allá abajo y prácticamente está irreconocible.Sin embargo, si sé quién es, también reconozco la ropa hecha jirones que lleva.— Es uno de los hombres de Logan - William también lo identifica.Huel
LOGAN La puerta de mi oficina se abrió como si entrara un vendaval. Desde que vi el rostro encolerizado de Nathan, supe que problemas se avecinaban.—¿Qué suce…? ¡Aaggrr! —ni siquiera me dejó terminar y se abalanzó sobre mí como una bestia, dándome un fuerte puñetazo que casi vuelca la silla.—¡Señor! —¡No te metas, Arthur! —le rujo a mi mano derecha, saboreando la sangre en mi boca, sintiendo los tirones en mi camisa. El labio pulsa con dolor y la mejilla se está hinchando. —¡Que sí se meta, que lo haga porque estoy seguro de que también anda involucrado! —me ruge Nathan, dándome jalones, sus ojos cambiando a los de su lobo.Intenta presionar al mío, que está por debajo en la jerarquía.—¡Espera, Nathan, hablemos, joder, no seas un maldito bruto! —le grito, intentando tomarlo de la mano, casi al borde de esta maldit4 silla.Él me suelta y arremete contra Arthur. Lo veo caer al suelo; no es rival para Nathan, que le aporrea la cara con los puños, desquitando la ira que siente po