LOGAN La puerta de mi oficina se abrió como si entrara un vendaval. Desde que vi el rostro encolerizado de Nathan, supe que problemas se avecinaban.—¿Qué suce…? ¡Aaggrr! —ni siquiera me dejó terminar y se abalanzó sobre mí como una bestia, dándome un fuerte puñetazo que casi vuelca la silla.—¡Señor! —¡No te metas, Arthur! —le rujo a mi mano derecha, saboreando la sangre en mi boca, sintiendo los tirones en mi camisa. El labio pulsa con dolor y la mejilla se está hinchando. —¡Que sí se meta, que lo haga porque estoy seguro de que también anda involucrado! —me ruge Nathan, dándome jalones, sus ojos cambiando a los de su lobo.Intenta presionar al mío, que está por debajo en la jerarquía.—¡Espera, Nathan, hablemos, joder, no seas un maldito bruto! —le grito, intentando tomarlo de la mano, casi al borde de esta maldit4 silla.Él me suelta y arremete contra Arthur. Lo veo caer al suelo; no es rival para Nathan, que le aporrea la cara con los puños, desquitando la ira que siente po
NATHANEstoy estacionado en el aparcamiento subterráneo del edificio, me quedo en silencio en medio de las penumbras.Sé que Logan acabará con ellas, si no las expulsa como rogues.No es lo mismo para las mujeres que para los hombres, ellas son más vulnerables, le quitarían todo el financiamiento económico también.Es por eso que necesito cuanto antes tener mi manada, la solución no es seguir luchando por algo que no me quieren dar a las buenas.— Lo siento madre, de verdad lo lamento, espero que papá se ponga bien, no seamos pesimistas – le doy una respuesta tibia.Terminamos la conversación enojados, no me gusta estar así con ella, pero es inevitable.Subo cansado al elevador y marco la clave privada del Penthouse y luego paso la llave electrónica para ponerlo en marcha.Las puertas se cierran y comienzo a subir, me arreglo un poco en el reflejo, no quiero preocupar a Trinity.Cuando llego y toco la puerta nadie me abre, qué raro, pero enseguida lo que hago es preocuparme, las alarm
NARRADORA“No te parece que este tipo de Canadá es un poco creído. Llevamos una hora esperando y va súper retrasado”, Ethan le dijo a Ava, parado a su espalda como parte del equipo económico.Ella, delante, actuaba como la directora, mientras su tío y otros socios estaban al lado, como los dueños.“Bueno, hay personas millonarias así, excéntricas”, respondió Ava ajustándose los lentes.La verdad era que las lonjas bajo el vestido le estaban sudando con el sol pegando fuerte sobre sus cabezas, sin ningún edificio donde resguardarse en este helipuerto.“Claro, tan millonario que no pudo aparecerse en un auto como cualquiera, sino que viene hasta en helicóptero y con toda una comitiva de recibimiento”.Ethan estaba fastidiado, parado detrás de los jefes, soñando con estar en su posición, y no como un segundón del departamento de contabilidad.“¿Qué quieres que haga entonces, Ethan? ¡Si nos pedía vernos en el infierno, para allá teníamos que ir!”, exclamó Ava, estresada por las presiones q
NARRADORA Nathan la presentó, mintiendo con su apellido para apoyarla. —Señora Langford, es… es un placer contar con su presencia —el tío, como siempre, fue el primero en salir del asombro. A pesar de que no veía la función de esta mujer aquí, suponía que había venido a pasarse el viaje de shopping, pero eso era conversación de mujeres. “¡Ava, maldición! No te quedes congelada ahora y entretén a la mujer del Alfa”, pensó. —Yo… yo puedo recomendarle muchos spas y sitios de compras… —Ava dijo entre dientes, creyendo que le daría un ataque al corazón en cualquier momento. Sudaba profusamente y su loba estaba inquieta, dándole vueltas y más vueltas a su mente, aterrada por la presión del Alfa al lado de esa humana. ¡¿Qué hacía esta tipa aquí?! ¡Esto tenía que ser una jodida broma del destino! —Disculpa, ¿tú eres? —Trinity se quitó los lentes con aires de superioridad, mirando a esa mujer que casi le arrebata su vida y la de su hija. —Ella es la directora de la empresa… —Soy Ava S
AVA—¡Deja de hacer una escenita, Ava, o yo también te podría reclamar por comerte con los ojos a ese Alfa! Ethan tuvo el descaro de hacerse el celoso mientras se ajustaba el cinturón de seguridad.—¡No es lo mismo! —grité, encolerizada. Nunca me imaginé que el pasado regresaría de esta manera. —¡Casi te casas con esa mujer, te acostabas con ella todos los días! ¿Qué? ¿De repente te arrepentiste de haberme escogido? Comencé a empujarlo con furia del brazo, sabiendo muy bien que no debía. El auto ya se había puesto en marcha, saliendo del estacionamiento subterráneo. —¡Estás loca, estoy manejando, demente! —¡Loca estaba el día en que acepté a un pobretón como tú! ¡Debí cortar el vínculo! ¡Por ti le hice todas esas cosas a esa mujer que ahora viene a vengarse de mí! —¡Espera, Ava… maldit4 sea… déjame! De repente, el auto comenzó a moverse inestable. Estaba como poseída, golpeándolo en el brazo, en la pierna, agarrando la solapa de su saco con toda la furia de no haber podido ac
AVAMe separé incluso el móvil del oído para ver el número desconocido. —¿Cómo dio con mi número privado? El de la empresa es otro. Si busca a mi tío… —No, para nada, te busco a ti, “bebé” —rechiné los dientes con odio, mis caninos creciendo peligrosamente con mi rabia.Aquí estaba sola, sin nadie para disimular. —¿Te estás divirtiendo mucho con este jueguito de poder, verdad? —le dije desafiante, olvidándome por un momento de todas las indicaciones de mi tío.—La verdad es que sí, pero te tengo que pedir clases de cómo ser más hija de puta, ya que tú tienes un máster. —¡Te crees la muy señorona por estársela chupando a ese Alfa y te has olvidado de que es solo hacer una llamada para decir que la prófuga que me agredió está de regreso! —le recordé los cargos en su contra que nunca había retirado.—Te reto a hacerlo —me respondió muy tranquila. Pensé que al menos estaría un poco nerviosa, no sé, ¡maldit4 sea!—. Ve a la primera comisaría y denúnciame. Veremos quién es la que sale
AVAHabía rechazado la propuesta de este hombre porque al investigarlo no me pareció tan fiable, a mi tío no le gustaría.Luego contactó el Sr. Langford, de una compañía más que consolidada.Ahora, ya el Sr. Sullivan no lucía para nada una mala opción.Mi tío quería que alguien le ingresara capital a la empresa a cambio de venderle una buena tajada.Quien fuera, no debería ser de importancia, ¿cierto?Vería la cara de esa perra cuando todo su plancito de tipa dura se le caiga.*****ETHAN—Señor, creo que ha bebido demasiado.—¡Y a ti qué te importa, tu trabajo es vender, ponme otra maldit4 bebida! ¿Quién eres, mi madre?! —le grité al idiota del bartender.El colmo sería que hasta un extraño me venga a querer mangonear.Lo odiaba, odiaba mi vida, ser el mantenido, siempre bajo la falda de Ava.Esa gorda que ni siquiera tuvo la decencia de mantener más o menos la figura.Me tomé todo el whisky de golpe, sentado en la barra de este bar nocturno.Por mi mente solo pasaban las imágenes de
NARRADORALeo estaba harto de este trabajo.No bastaba con ser el secretario de la prepotente de Ava, sino que, de nuevo, le había tocado ser la niñera del idiota de su marido.Tuvo que salir casi vestido en pijama cuando Ethan lo llamó, gritándole desde un bar para que lo fuese a recoger, como si fuese un Uber.—¡Maldit4 sea! —dio un fuerte golpe en el timón de su Kia con enojo.No se pagaba lo suficiente para esta explotación.Al menos ya iba de regreso a su departamento después de dejar a ese mantenido en su casa.Leo recordó las palabras de borracho de Ethan.Balbuceaba algo de que la hija de una tal Trinity era una “Lupina”; así se les llamaba a esas criaturas extrañas y violentas que todos temían, esa anomalía en los hombres lobos.¿Sería verdad o solo desvaríos de un borracho? ¿Trinity no era la Sra. Langford?Leo se detuvo en el semáforo, pensativo.Ideas locas y desesperadas se formaban en su mente.Si tuviese un dinero de fondo se iría de esa empresa sin mirar atrás; estaba