Era la cuarta bebida de Liesel, no es que ella no estuviera acostumbrada, pero no era lo mismo beber en una noche loca que hacerlo por tristeza y decepción, así que el alcohol comenzaba a calar en el cuerpo.
—¿Me parece que debemos hablar de lo que sucedió en el jardín?
—Jacob, discúlpame, pero de momento no quiero hacerlo, yo sé que no fue correcto porque tú eres mi acompañante, pero créeme que nunca planee un encuentro a solas con Steiger, es todo lo que voy a decir, pero créeme cuando digo que quiero borrar de mi mente lo sucedió ahí afuera.
—De acuerdo, pero Liesel —espero a tener toda la atención de ella, —solo quiero que sepas que mis intenciones contigo son serias y van más allá de una simple amistad.
—Está bien, —sabía que no era la respuesta que su amigo esperaba, pero de mom
Liesel llegó a su casa, y solo deseaba hablar con Tatiana, así que corrió a su habitación para tener privacidad y poder desahogarse, era tarde pero sabía que siempre podía contar con Tatis, quería que su amiga le dijera que la decisión que acababa de tomar había sido la correcta, a estas alturas no estaba completamente convencida, talvez fue que bebió demasiado, o darse cuenta de que Steiger no paraba de jugar con ella, o de su necesidad de tener a alguien en su vida antes de dejar este mundo, o tal vez fuese todo en conjunto, no sabría decir, solo sabía que ya no estaba segura de nada.Después de que todos se marcharan, Derek se dirigió a la biblioteca de la mansión Steiger, desde siempre había sido su lugar favorito. Derek se dejó caer de espaldas en el elegante sillón de piel detrás del enorme escritorio de roble que era la piez
A la mañana siguiente, las palabras de su abuelo seguían resonado en su mente «Los Dunham pertenecen a la Hermandad», ahora si la había perdido para siempre, ahora que al fin estaba dispuesto a luchar por su amor, a dejar de lado el temor de arrastrar a Liesel a esa vida de persecución, donde siempre tienes que mirar sobre tu hombro, siempre alerta; no encontraba una salida para ser feliz, no había manera, ni siquiera huir era una posibilidad porque en todo el país había guardias de la Hermandad que podrían dar con ellos, y huir del país tampoco era opción.Se obligó a salir de la cama cuando era lo último que quería hacer, pero él nunca había sido hombre de negar sus problemas y dejar de hacer frente a sus compromisos.Viendo el panorama desde este nuevo angulo, hasta se alegraba de que Liesel lo hubiese mandado al carajo, porque de no
Hacia un mes que Derek vio a Liesel por última vez, y en verdad que lo estaba pasando terriblemente mal, no era lo mismo alejarla por su estúpida creencia de que la estaba protegiendo, a saber, con toda certeza que no podía acercarse nunca a ella por pertenecer a mundos divididos, sentía que estaba traicionándose y traicionándola, pero jamás arriesgaría a Liesel, aunque su corazón se partiera de dolor.Pero la vida no se detiene y debía seguir adelante, porque eran muchas personas que dependían de él, de que las empresas Steiger pudieran seguir proporcionando la estabilidad económica y la seguridad que su raza tanto necesitaba; no podía tirar por el caño todo lo que habían logrado solo porque a él sintiera como si le hubiesen arrancado el corazón.Por primera vez en toda su vida adulta no sabía que hacer; sabia perfectamente lo que
Derek salió a toda prisa de la casa de los Dunham, ahora lo sabía, había sido un error ir hasta ahí, pero sobre todo seguir el aroma embriagador de Liesel y casi entrar a su habitación.«En qué carajos estaba pensando, maldición», no paraba de reprocharse por la imprudencia que acababa de cometer, lo bueno es que nadie lo había encontrado o tendría que dar muchas explicaciones de las que no le daba la gana hablar.Rápidamente subió a su vehículo y lo puso en marcha, Iba tan concentrado en sí mismo que casi pasa por alto al vehículo de color negro que estaba estacionado muy cerca de la entrada de la casa de los Dunham, de pronto pensó que lo seguían a él, y que mientras más rápido se marchara sería mejor, pero se llevó una gran sorpresa cuando el auto no hizo el intento por seguir su coch
Kurt Von Steiger, junto sus manos mientras las colocaba sobre el imponente escritorio de cedro, se quedó mirando al hombre sentado frente a él, lo que estaba por decir no era fácil, pero era hora de ser honestos, por lo menos en ciertas cosas.—Debo decirte algo que estoy seguro que no te va a gustar, se trata de tu hija, Liesel.—¿Qué pasa con ella? —La actitud de Eliot Dunham era conservadora, aunque en el fondo estaba impaciente por lo que le iban a decir, acaso habían descubierto a Liesel.—La seguridad de la empresa se ha percatado de que la han estado siguiendo durante algún tiempo—¿Siguiendo? ¿Quiénes? —Eliot no sabía si suspirar tranquilo o ponerse más nervioso, «seguir a Liesel ¿Quién y por qué?, la Hermandad», se respondió rápidamente, no podía ser nadie más
En casa de los Dunham, Liesel no estaba para nada contenta con lo que acababa de decirle su padre.—Qué tengo que hacer ¿qué cosa? —Liesel no daba crédito a las palabras de su padre, cómo se atrevía a decirle que tenía que irse con Derek von Steiger, acaso se volvió loco en las últimas 24 horas y ella no se había enterado. —Lo siento papá, pero yo no voy a ir a ningún lado con Steiger y mucho menos si no me das ninguna explicación.—Liesel soy tu padre y harás lo que te diga.—Ya no estamos en el siglo XVII papá, no tengo porque hacer nada que no quiera, soy una mujer adulta por si no te has dado cuenta tengo 24 años, y si vivo en su casa es porque hasta ahora nos habíamos respetado en muchos sentidos, pero si así serán las cosas de ahora en adelante, comenzare a buscar departamento.—No m
Liesel se encontraba completamente desnuda en medio de su habitación y en frente del único hombre del que siempre había estado enamorada, en otras circunstancias eso habría sido un éxito, pero ahora solo quería que la tierra se la tragara.Ella pudo ver como los ojos de Steiger se tornaron más negros, como se dilataron sus pupilas y como cambio el ritmo de su respiración. El cuerpo de Liesel se puso en tensión y se le erizo la piel, solo habían pasado unos pocos segundos, pero le estaba pareciendo una eternidad.Derek alzó su mano con clara intención de tocarla.—No te atrevas —Fue lo único que logró salir de su cuerpo inerte —eres un patán arrogante y descarado otro en tu lugar ya habría cerrado los ojos.—Y perderme de la vista que por cierto es bastante agradable, ¿no lo creo?Sin decir nada Liesel se aga
Liesel comenzó a sentir un poco de nervios cuando el hombre en cuestión le dedicó una sonrisa que no tenía nada de amigable, sino todo lo contrario. Se le ocurrió usar el celular y lo busco dentro de su bolso, «Maldito aparato, siempre estaba perdido dentro de su cartera cuando más lo necesitaba.»El hombre, soltó una risa maliciosa una vez más, era el rictus de alguien que se sabe que saldrá vencedor de aquello que quiere llevar a cabo.Liesel dejó de sentir nervios para darle paso al miedo, nunca antes estuvo en esta situación, que tal que querían secuestrarla como a su amiga Tatiana. Para cuando su cuerpo y mente reaccionaron en un intento por salir huyendo de ahí, ya fue un poco tarde, solo logró dar la media vuelta cuando el hombre de casi dos metros de altura llegó hasta ella de dos zancadas, la sujetó por el brazo impidiendo su hui