CAPÍTULO 3

Una vez solo, Emil se deja caer en el respaldo de la silla, pasándose una mano por el cabello en un gesto de frustración. 

No pasa mucho para que unos pasos se hagan notar en la habitación. Pensando que es su padre quien regresó, Emil se prepara para seguir la discusión, pero es la voz de su abuelo la que se hace notar en la habitación. 

Al girarse hacia el mayor, Emil nota cómo este le observa con una mirada comprensiva.

— ¿Hay alguna razón especial por la que te estás resistiendo tanto a este compromiso? — pregunta el abuelo con suavidad, su tono sereno deja claro que el paso del tiempo le enseñó a notar lo que otros intentan esconder.

Emil niega con un movimiento de cabeza. 

En realidad, no tiene a nadie en su vida a quien pueda llamar "especial", aunque tampoco puede negar que nunca deja pasar la oportunidad de divertirse cada vez que puede. 

Ante esa última idea, el recuerdo de la hermosa desconocida con la que compartió algunas noches atrás le viene a la memoria, pero rápidamente busca desecharlo. 

— No, abuelo, no hay nadie. Simplemente creo que papá debería entender que tengo el derecho de poder conocer mejor o, por lo menos, sentir algo por la persona con la que se supone que voy a pasar el resto de mi vida — responde con calma mientras vuelve a despeinar su cabello, totalmente frustrado.

El abuelo estudia a Emil con atención, casi como si pudiera leer sus pensamientos. 

— Recuerda, Emil, que el corazón a veces habla más fuerte que las tradiciones — dice en tono tranquilo antes de salir de la habitación, dejando a Emil nuevamente solo y sumido en sus propios pensamientos.

:

:

Vanessa se encuentra caminando de un lado al otro de su antigua habitación; sobre la cama, las dos maletas que había llevado con ella ya medio vacías. 

Con gestos casi mecánicos, saca su ropa y la coloca a un lado para luego poder acomodarla en su cómoda.

La puerta se abre con suavidad a su espalda, y aunque en un principio pensó que sería Radu o su abuela, termina siendo su madre quien entra en la habitación con una sonrisa radiante en el rostro. 

— ¡Mira lo que encontré en mi armario! ¡Este fue el vestido que usé en mi compromiso con tu padre! — exclama, sosteniendo un vestido de encaje blanco con delicadeza mientras sus ojos brillan de emoción.

Levantando la mirada, forzó una sonrisa en su rostro mientras observa el vestido con interés fingido. 

— Es hermoso, mamá — responde, intentando mantener su fachada de interés.

— ¿Puedes creer que Tatiana finalmente va a comprometerse? — pregunta mientras se sienta a su lado en la cama, colocando el vestido con cuidado sobre esta. — Aunque siempre esperé que te casaras tú primero.

— ¡Mamá! — exclama al saber hacia dónde irá la conversación si no la frena.

— Lo sé, lo sé — se apresura a decir su madre. — Pero mi tranquilidad es que mis dos hijas pronto estarán casadas y traerán honor a la familia — continúa, su voz rebosante de orgullo maternal.

Vanessa se mantiene en silencio, tragando saliva con un poco de dificultad mientras se enfrenta a la realidad de que su vida está lejos de ser tan perfecta como la de su hermana o tan llena de honor. 

— Sí, es increíble — murmura, esforzándose por mantener la voz firme y segura.

La madre de Vanessa la observa con atención, detectando la sombra de tristeza en sus ojos. Se acerca a ella y le toma las manos con ternura. 

— ¿Estás bien, hija? — pregunta con preocupación. — Sé que estás nerviosa y que todo esto puede estar sorprendiéndote un poco, pero te juro que tu futuro prometido es un buen gitano, tu padre se aseguró de buscar a alguien digno de ti.

Vanessa baja la mirada ante esas palabras, sintiendo cómo el nudo que se ha formado en su garganta los últimos días crece un poco más.

La madre de Vanessa la abraza con fuerza, envolviéndola en un cálido abrazo maternal. — Ánimo cariño, verás que todo saldrá bien y serás muy feliz.

**

— ¿Juegas al escondite? — Son las palabras de su hermana al entrar en la cocina buscando a su hermana. — ¿Te encierras aquí en lugar de ir a buscarme?

Al ver a Tatiana, Vanessa siente cómo el peso que siente en sus hombros se desvanece al ver a su adorada hermanita. 

Dejando lo que hacía al cortar el pollo para la pedida, se apresura a ir hacia la menor y abrazarla con fuerza, después de todo, la última vez que se vieron fue hace ya casi medio año.

— Tú eres quien juega al escondite — reprocha mientras azota a Tatiana con fuerza. — Si sabías que llegaba hoy, ¿por qué no te quedaste a esperarme?

— Claro, y entonces papá me deshereda al ver que no me preparé para mi pedida. — Es la divertida respuesta de la menor mientras se separa del abrazo y da una vuelta para que su hermana pueda verla. — ¿Cómo quedé?

— Hermosa como siempre — responde con sinceridad, admirando la elegancia y belleza natural de su hermana.

Tatiana ríe, agradeciendo el cumplido mientras se acerca a la mesa donde Vanessa estaba preparando la cena. — ¿Cómo estuvo tu viaje? ¿Todo bien en la ciudad? — pregunta, mostrando interés genuino por la vida de su hermana mayor.

Vanessa asiente. — Sí, todo estuvo bien. La ciudad sigue siendo la misma de siempre, una locura total — responde, para seguir cortando el pollo con destreza.

— Bueno, si debo ser sincera, me gustaría experimentar un poco de esa locura — es su respuesta. Tras el silencio que le sigue a sus palabras, Tatiana se fija en su hermana y nota la expresión pensativa en el rostro de Vanessa y frunce el ceño con preocupación. — ¿Pasa algo, Van? — pregunta, utilizando el apodo cariñoso que solo ella utiliza.

Vanessa suspira, sintiendo el impulso de abrir su corazón a su hermana menor. — Tati, ¿alguna vez te has preguntado si este es realmente el camino que quieres seguir? — pregunta con cautela, temiendo la reacción de su hermana ante sus dudas.

Tatiana se detiene, mirando a Vanessa con sorpresa. — ¿A qué te refieres, Van? — pregunta, confundida por el cambio repentino en la conversación.

Vanessa se muerde el labio, preguntándose si debería revelarle a Tatiana su miedo y lo ocurrido. Sin embargo, la necesidad de compartir su carga con su hermana es abrumadora. 

Después de todo, a diferencia de ella, Tatiana siempre se ha mostrado conforme con la vida y tradición de sus raíces gitanas, pero de verdad necesita desahogarse con alguien que pueda entender la posición en la que se encuentra. 

— Tati, yo... no creo que pueda honrar a nuestra familia.

Tatiana no puede evitar que una expresión de pánico cruce su rostro ante las palabras de su hermana, pero ante la expresión de la propia Vanessa, deja de lado el cuchillo en sus manos y se acerca a Vanessa, colocando una mano reconfortante sobre la suya. 

— Van ¿Qué quieres decir? — pregunta, con gran preocupación reflejada en su mirada.

Vanessa respira hondo, reuniendo el coraje para compartir su secreto con su hermana. — Tati, yo...

— ¡Aquí están! 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo