CAPÍTULO 4

— ¡Aquí están! — interrumpe con emoción la voz de su tía al ingresar a la cocina. La expresión de Vanessa se transforma de inmediato, con sus dudas siendo sustituidas por una careta de alegría y tranquilidad que le es fácil reconocer. — ¡Vanessa, estás hermosa! Pero deberías venir a visitarnos más seguido.

— Hola, tía Juliette —, acercándose a la mayor, Vanessa la abraza con fuerza mientras la escucha. — Intentaré que el trabajo me deje un poco más de tiempo.

— Trabajo —, replica una nueva voz tras ellos. Al separarse del abrazo, Vanessa ve a su tío quien entra a la cocina para ir por un poco de agua. — Tu trabajo debería ser atender a tu esposo; alguien tan hermosa como tú debería estar en casa mientras su esposo le da todo. Nunca entenderé por qué Nicolae te dejó seguir esa loca idea de trabajar en la ciudad y, peor todavía, el tener de amigo a ese payo.

Y esas palabras bastaron para que una fuerte incomodidad se instalara en el ambiente. 

Allí estaba una de las razones por las cuales Vanessa siempre encuentra una excusa para no ir a casa durante su tiempo de vacaciones; los prejuicios que algunos de los mayores aún conservan tienden a hacerla sentir ahogada.

— Es bueno que tu padre te encontrara un pretendiente —, continúa con ese tono de casi superioridad moral. — Ya tienes veinticuatro; es bastante complicado conseguir a alguien que quiera casarse con una mujer tan vieja.

— ¡Pero miren la hora! — interviene su tía al notar la clara molestia de Vanessa ante las palabras de su esposo. — Será mejor que suban a arreglarse, ya los invitados están por llegar y no es de buenos gitanos hacer esperar a las visitas. Vayan, yo terminaré lo que falta aquí.

**

— ¿Por qué hay tanta locura? — Radu observa a Vanessa mientras esta se mueve por su habitación mientras termina de arreglarse. — Pensé que hoy solo se conocería al novio de Tatiana.

— Tatiana no tiene novio —, es la rápida respuesta de Vanessa mientras se sienta en la cama para colocarse los tacones. — Después de la ceremonia de pedido es que podrá usar el término novio.  Y si crees que esto es locura, espera a ver el día de la boda o la fiesta de pedimiento. — colocándose de pie, la pelinegra se abre un poco de brazos al girar frente a Radu. — Bien ¿Cómo me veo?

Radu no puede evitar sonreír al ver a su mejor amiga. Para él, el color bermellón fue inventado para que Vanessa lo luzca, y si eso lo combina con una braga que deja marcados los sitios correctos del cuerpo de la pelinegra, entonces todo está perfecto. 

Su cabello recogido en una coleta alta y la sombra que hace resaltar más sus ojos son el complemento perfecto para hacerla lucir radiante.

— Debería ser ilegal ser tan hermosa —, es la sincera respuesta de Radu. — Si no supiera que me la negarían, aprovecharía la cena para hacer escándalo y pedir tu mano.

— No tientes tu suerte, idiota —, se apresura a responder con diversión. — Una parte de mi familia quiere matarte, no hagas que los pocos que te estiman se una a su cruzada.

— Ni que lo digas —, concede el pelinegro. — Cuando llegaron tus tíos, puedo asegurarte que de no ser porque estaba con tu abuela, tu tío me hubiese matado.

— Si bueno, tienes suerte de no haberlo escuchado en la cocina. — Tomando su perfume del tocador, Vanessa se pone un poco mientras habla. — Creo que él disfruta intensamente de llamarme vieja cada que puede.

— ¿Interrumpo? — Pregunta una voz grave a sus espaldas. Al volverse hacia la puerta abierta, Vanessa no puede evitar apresurarse a los brazos del recién llegado y abrazarla como si su vida dependiera de ella. — Yo también te extrañe, mi princesa.

Nicolae había tenido que pasar el día fuera atendiendo todo lo relacionado con la venta de caballos que tendría esa semana, por ello, no había podido reunirse con su hija sino hasta ese momento. 

El hombre había escuchado la conversación de su hija y su amigo antes de ingresar a la habitación, y el saber que su hermano había incomodado a su princesa y al chico no es algo que le agrade, pero prefiere concentrarse en la felicidad de poder abrazar a su hija después de tantos meses sin verla, ya después de entendería con su hermano.

— De saber que este sería mi recibimiento, hubiese terminado con los negocios antes. — Comenta mientras sigue abrazado a la menor. — Debería encerrarte y no dejar que te marches, no me gusta tener que esperar tanto para poder verte.

Ante las palabras de su padre, Vanessa no puede sino reír, una sonrisa que poco a poco se torna llanto, acaso ¿su padre la seguirá amando tanto cuando sepa que perdió su honra con un total desconocido?

— Ya, ya, no hay necesidad de llorar. — Afirma mientras acaricia los cabellos de su hija consolándola. Separándose del abrazo, toma las mejillas de Vanessa y limpia sus lágrimas para luego besar su frente. — Sabes que odio ver lágrimas en esa carita tuya.

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— Espero que sepas comportarte durante la cena. — Son las palabras de su padre mientras el auto se detiene frente a la casa de su futura prometida.

— Sé muy bien cómo usar mis modales — es la respuesta altanera que da a su padre.

— Yo solo espero que ambos sepan respetar un hogar decente. — Son las palabras de su abuelo las que ponen fin a la discusión que claramente estaba por comenzar.

Sin esperar por ninguno de ellos, el mayor baja del auto siendo seguido por su hijo mientras Emil suspira por millonésima vez su frustración. 

Estaba por bajar del auto cuando la llamada entrante de su asistente corta sus acciones.

— ¿Qué pasa? — pregunta sin mayores rodeos.

Tengo la información que quería — es la respuesta al otro lado de la línea. — La envié toda a su correo.

Hubo unas palabras que le siguieron a esas, pero Emil mentiría si dijera que las entendió. 

La mala recepción en algunas zonas era algo a lo que tenía que enfrentarse cada vez que estaba de visita, y al parecer ahora no sería la excepción. Bajando del auto, entra en el jardín de la casa, que su padre y su abuelo no hubiesen esperado por él no es algo que le sorprenda, después de todo, en la petición formal de mano él no puede entrar hasta no ser llamado, valiéndose de esto, busca un lugar con mejor recepción para regresar la llamada a Arseniu.

**

— Ya están hablando con tu padre y los mayores. — Son las palabras de su madre al entrar en la cocina. Acercándose a Tatiana, la mayor acaricia las mejillas de su hija mientras la ve con emoción. — Estoy segura de que vas a ser muy feliz.

— Yo también lo espero mamá —, responde en un tono pasivo mientras la observa.

— ¿Dónde está la abuela?

— En el vivero —, es la respuesta de Vanessa al escuchar la duda de su tía. — ¿Quieren que la busque?

— Si no es molestia, querida. No sé qué hace en el vivero si sabía que los invitados estaban por llegar.

Sin querer decir nada, Vanessa sale por la puerta que da al patio y se apresura en ir al vivero para buscar a su abuela. 

Al pasar cerca del frente de la casa, nota el audi estacionado, entiende un poco por donde va el compromiso de su hermana, pero no es algo que le sorprenda, lo que le extraña es no ver al futuro prometido de Tatiana esperando afuera a que le den el ingreso. Restando importancia a esto, sigue su camino al vivero.

Al entrar en el espacio, Vanessa se adentra en el vivero, disfrutando la frescura del aire y el aroma de los rosales que impregna el ambiente. 

Sus ojos escudriñan el lugar en busca de su abuela, pero su búsqueda se interrumpe abruptamente cuando, al doblar una esquina, choca de frente con alguien más.

El impacto la hace retroceder un paso y perder el equilibrio, cerrando sus ojos esperó el impacto de la caída, pero este nunca llegó, en su lugar, lo que sintió fue el fuerte agarre de unas manos sobre su cadera. 

Al levantar la mirada se encuentra con los ojos sorprendidos de Emil. 

El corazón de Vanessa da un vuelco, y por un momento se queda sin aliento al encontrarse cara a cara con aquel hombre que la ha atormentado en sus pensamientos en las últimas semanas.

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