Al salir de la casa, Vanessa es recibida por los gitanos presentes en la parte externa de la casa, quienes al verla comienzan a cantar y palmear para celebrarla. La calidez de sus voces y el ritmo de las palmas la envuelven. Sus ojos recorren los rostros sonrientes que la rodean.Radu, nota como el rostro de la pelinegra comienza a perder la sonrisa que muestra y se llena con emociones que no sabe definir. Sin perder tiempo, se acerca los pasos que la separan de ella y con una firmeza gentil, toma su mano. Vanessa, sorprendida, lo mira con una ceja arqueada.—¿Radu? —pregunta mirándole sin entender que le pasa.—Vamos —dice mientras la saca de entre la multitud y la lleva hacia su auto—. Pedí ser yo quien te llevé a la iglesia —responde simplemente, al estar frente a su auto.Vanessa se queda en silencio y simplemente se deja llevar. —¿Por qué tú? —inquiere, cuando se detienen junto al vehículo.Radu abre la puerta del auto y la ayuda a entrar antes de responder. —Porque quiero asegur
Radu se queda un momento en silencio procesando las palabras de las pelirroja. —¿Qué? espera ¿Cómo que se fue del país? ¿Estás cargándome? —Su voz se eleva con incredulidad.—No, no te estoy cargando. Mi hermano se fue ¿bien? —responde Ioana, su tono seco, pero con un deje de preocupación—. Lo siento Radu. Aunque quisiera decirte algo más, simplemente no puedo. Radu respira hondo, mientras se gira para ver a Vanessa en la distancia. —Está bien, supongo que, tendré que ser yo quien frene la boda. —Radu…::Vanessa se encuentra sentada en una pequeña sala lateral de la capilla, misma que es acondicionada para que las novias esperen. Vaiana le ayuda a arreglar su cabello mientras ella trata de calmar sus nervios. Mientras Vanesa se encuentra acomodando el ajustado escote de corazón cuando Marcus entra con una sonrisa suave.Al ver a Marcus por el reflejo del espejo, Vaiana sonría y tras dejar un leve beso en la frente de Vanesa, le dice que les dará su espacio. Cuando su madre sale de
Vanessa escucha el repicar de las campanas desde el interior de la iglesia, mismas que con su fuerte y alegre repicar anuncian que la boda está a punto de comenzar. La calma que había logrado reunir se desvanece rápidamente, y un temblor recorre su cuerpo. Siente cómo el frío se apodera de ella, su corazón acelerándose con cada tañido que escucha.Las lágrimas vuelven a nublar su vista mientras comienza a respirar con dificultad, pero busca de calmar sus emociones.En ese momento, la puerta de la pequeña sala se abre dando paso a su padre. Nicolau, entra con una expresión de ternura y preocupación. Acercándose a Vanessa con pasos medidos, se detiene al llegar a su lado, inclinando la cabeza y depositando un suave beso en su frente.—Nessa, ¿Estás lista, mi princesa? —pregunta en un susurro, su voz cargada de mil emociones.Vanessa quiere gritar que no, que no está lista, que su corazón está lleno de dudas y miedos. Que ella no quiere nada de esto, que pensó que podía cumplir con lo que
—¡Sí! ¡Así se hace! — Radu aplaude con entusiasmo, su rostro iluminado por una enorme sonrisa de satisfacción y orgullo mientras ve a la pelinegra quien maneja como si su vida dependiera de ello—. ¡Esa es mi Vanessa! Vanessa gira su rostro brevemente hacia Radu. Las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas, pero en esta no son de tristeza. Por primera vez en mucho tiempo, siente una abrumadora sensación de libertad y alivio. Sin preocuparse por las consecuencias, se permite dejar salir todas las emociones que tenía contenidas.Sus manos tiemblan ligeramente mientras se aferran al volante, pero el rugido del motor se siente como una nueva oleada de confianza.Mientras el coche avanza, Radu sigue riendo y aplaudiendo, su entusiasmo contagioso—. ¡Nunca había visto algo tan increíble! Pensé que tendría que pararme a media boda y oponerme, pero tú… tú simplemente te diste a la fuga ¡Eres increíble!Vanessa sonríe a través de sus lágrimas, sintiendo una felicidad indescriptible. —Gracia
Al llegar a su departamento el reloj marca ya pasada de las ocho de la noche. Vanessa cierra la puerta tras de sí dejando escapar un pesado suspiro de cansancio. El día de trabajo ha sido más largo y ajetreado de lo que había esperado, y cada músculo de su cuerpo lo siente.Ha pasado un mes desde el fallido día de la boda, y aunque la vida y ella misma han vuelto a la rutina normal, las emociones siguen a flor de piel. Ese día después de volver de la casa del abuelo del Emil y tras hablar con Ioana, al llegar a casa encontró a su familia sentados en la sala, inicialmente espero escuchar palabras duras por lo que había pasado, pero no fue eso lo que pasó, solo encontró comprensión y palabras de apoyo mientras compartían abrazos y lágrimas.Con respecto a su posición en la comunidad gitana, pues todos están en descontento con lo que pasó, de hecho, está segura de que será a comidilla de todos hasta que algo más “grave” pase, pero sigue sintiéndose bien, así que busca de no darle mayor i
Vanessa toma su maleta de la cinta transportadora del aeropuerto, sintiendo el peso familiar en su mano mientras se vuelve para buscar a Ioana y Radu. Ambos están también recogiendo sus equipajes, y Vanessa se siente aliviada de ver que todo ha llegado sin problemas. No es como que ella tenga muchas experiencias de viajes internacionales, pero las dos que tiene, le dejaron un mal rato con las maletas, así que es feliz de que esta vez no la perdió. Cuando fija su mirada en el reloj del aeropuerto, nota que son un poco más del medio día, eso explicaría por qué siente tanta hambre, además del sueño por haber madrugado para tomar el vuelo.—¿Todo en orden? — es la pregunta de Radu una vez que están los tres juntos—. ¿No perdiste nada esta vez? —agrega con burla.—¿Tú no quieres perder un diente? —regresa con la misma burla, la cual hace que Ioana suelte una fuerte carcajada.Juntos, comienzan a caminar hacia la salida del aeropuerto de Valencia, y mientras lo hacen y mantiene una conver
El ambiente y la emoción de todos en el pueblo se encuentra desbordada mientras los preparativos para la tomatima están terminándose. Las calles estrechas y adoquinadas están llenas de color y alegría, con banderas y guirnaldas adornando las fachadas de las casas. Las risas y los gritos de emoción se mezclan con la música festiva que resuena por todo el pueblo, creando una atmósfera vibrante y llena de energía.En la plaza principal se vive el epicentro de la celebración. Un gran camión cargado de tomates frescos está estacionado en el centro, rodeado de turistas y locales ansiosos por participar en la batalla de tomates. Y es allí donde Mateo y Radu se encuentran, emocionados de poder subir al camión para pisar los tomates que se utilizaran en la fiesta.Los vendedores ambulantes ofrecen paellas, churros, y refrescos, mientras los niños corren con globos y disfrutan de los juegos organizados. Todo el pueblo parece haberse volcado en la fiesta. Vanessa camina por las calles con una gr
La celebración se encuentra en su mejor momento, y Vanessa se encuentra atrapada en medio del frenesí. Los tomates vuelan por todas partes, llenando el aire y cubriendo las calles y a los participantes con un manto rojo muy pegajoso. Vanessa, no puede evitar reír a carcajadas mientras está empapada de tomate, su ropa y cabello completamente teñidos de rojo.Con una sonrisa amplia y brillante, se lanza a la batalla, arrojando y esquivando los tomates de los demás tanto como puede. El calor del sol y la euforia de la celebración la llenan de una energía vibrante y contagiosa, una que siente como la hace recuperar toda la energía que tenía perdida. Su risa resuena en el aire, mezclándose con las risas y gritos de los otros participantes.A su lado Ioana, también se encuentra perdida en su propia emoción, pero al no alcanzar a agacharse para evitar un tomate volador, siente la pegajosa masa resbalar por su cara. Al limpiar su rostro con las manos, Vanessa se vuelve aún con su cara manchad