Vicent no dudó en aprovechar el apoyo de sus pequeños y le mostró a Melissa una sonrisa encantadora, antes de expresarle su gran idea. —Querida, ¿qué te parece si dormimos todos en mi habitación? Mi cama es lo suficientemente grande para que estemos cómodos. Melissa negó con la cabeza, rompiendo las ilusiones de su amado. —No, Vicent. Ve y descansa tranquilo. Ellos se dormirán en un rato. No te preocupes. Pero Vicent no estaba dispuesto a dejar que su princesa hermosa derramará ni una lágrima más. Entonces, quitó su expresión tierna y cariñosa y dibujó una sonrisa perversa en su rostro. —No, yo dormiré con mis hijos hoy y si tú lo deseas, puedes quedarte en esta habitación. —le dijo Vicent antes de tomar a sus pequeños y salir rumbo a su habitación. Melissa se quedó paralizada. Ellos estaban tratando de manipularla. Pero ell no caerá en el juego de esos tres. Ella corrió detrás de él y le entregó una pañalera con todo lo necesario.
Vicent ignoró al tonto de su hermano y regresó a la habitación. Fabiano sin remedio lo siguió, pero seguía llevando al niño lejos de su cuerpo. Fabiano aceleró el paso y alcanzó a su hermano. —Vicent. Vamos a llamar a la niñera. Somos dos Magnates millonarios, dos temidos mafiosos. No tenemos que andar llenos de popo.—le dijo Fabiano, pero Vicent negó con la cabeza. —No, no quedaré como un inútil ante Melissa, mi primera noche con ellos. Así que cállate y ayúdame idiota. Encárgate de desnudar a Ethan, yo voy a bañar a Eli. —Ay Dios, si nos vieran nuestros enemigos. —susurraba Fabiano. Vicent se sentó en un lado de la cama y comenzó por sacar todo de la pañalera. Fabiano se quejaba del pequeño, lo dejó al lado de Vicent y corrió hacia su habitación. Fabiano regresó con un par de guantes, sacó al pequeño de la funda, pero cuando vio el cuerpo de niño lleno de popo, lo volvió a meter. —No, pequeño cochino. Te quedarás ahí hasta que
El pequeño sonrió y de repente Fabiano se levantó de prisa, al sentir su pantalón mojado. —Hey zorillo, ¡me orinaste! —exclamó Fabiano. Mientras caminaba hacia la puerta, secando su pantalón con una toalla. Vicent soltó una sonora carcajada y limpió el orine del pequeño, antes de terminar de vestirlo. —No te vayas, Fabiano quédate con ellos mientras me baño. —No, no, no. Tengo sueño Vicent. Mira la hora. Tengo una reunión mañana temprano. —Trataba de excusarse Fabiano para tratar de escapar de su hermano y sus pequeños terremotos. Pero Vicent no estaba dispuesto a dejarlo ir. —No te vayas. Déjame bañarme rápido y después te vas. Vicent corrió hacia el baño y dejó a Fabiano parado en la puerta. El hombre sin remedio se acercó a la cama y se recostó al lado de los pequeños. Vicent se bañó rápido, salió en paño hacia la habitación y encontró a su hermano dormido junto a sus pequeños. Vicent no pudo evitar sonreír al ver al pe
El mayordomo no pudo evitar sonreír ante las ocurrencias de la joven. Pero no podía ocultar su nerviosismo. Era evidente que el joven Vicent lo crucificará por permitir que se le juntara el ganado, pero al menos disfrutará de este divertido momento. Milena tronó los dedos frente al hombre al verlo perdido en sus pensamientos. —Hey. Albert. Vamos apúrate, va a comenzar el show y nos vamos a perder el inicio. —le dijo la joven, tomando al hombre de la mano y arrastrándolo hacia la cocina. Mientras tanto, Melissa caminó hacia el jardín e invitó a la intrusa a sentarse, lo que incómodo a la susodicha y no tardó en expresar su sentir —No hace falta que me trates como a una invitada. Pronto seré la señora Santoro. La legítima dueña de todo y seré yo quien dé las órdenes y te invite a comer. Melissa dejó salir una sonrisa ladina. Ella estaba tranquila y serena. Solo podía imaginarse la cara de Vicent ante la peculiar escena y las mil maneras de hacerle pagar esta traición. Mientras tant
Vicent, con cada paso que daba hacia la mesa, sentía su corazón oprimido. Además de un calor insoportable que podía comparar con acercarse a las puertas del infierno. Uno dónde estaba una hermosa y sensual diabla lista para freírlo en aceite caliente. —Buenos días, amor. Te estaba esperando —le dijo Gretta, limpiándose la comisura de sus labios, lista para levantarse y correr a sus brazos. Pero Vicent no estaba preparado para morir. Entonces interrumpió las palabras de la hermosa mujer y se aferró al suave y cálido cuerpo de su esposa. —Te extrañé amor. —le dijo besando los labios de Melissa. Gretta se quedó paralizada, estaba tratando de digerir lo que significaba la peor humillación que Vicent le había hecho. Sin embargo, no estaba dispuesta a quedarse callada esta vez. —¿Amor? —le preguntó mirando fijamente a Melissa que estaba a punto de reírse en su cara. Vicent sintió unas ganas enormes de romperle el cuello a la imbécil, pero sabía que una actitud agresiva era lo último que
Fabiano murmuró mientras se limpiaba el rostro y una voz risueña lo hizo levantar la mirada. —¿Sumisa? Joven huya lejos, que aún está a tiempo. Ja, ja, ja —le dijo Albert poniendo una mano en el hombro de Fabiano. El joven lo miró a los ojos antes de soltar una carcajada cada uno. —¡Idiotas! —les dijo Milena, levantándose molesta y caminando hacia la habitación de los pequeños. Fabiano fijó su mirada en la espalda de la joven que iba a paso apresurado. —Me encanta esa pequeña, Albert. Ella será mi esposa. —Ja, ja, ja. Debe ser muy paciente, joven. Ella es una chiquilla todavía. La señora Melissa se enojará si se entera. —Sí, ya Vicent, me lo advirtió e incluso van a mandarla a un internado la siguiente semana. —Eso será lo mejor para ustedes. El tiempo dirá si su destino es estar juntos. —El tiempo solo debe encargarse de apurarse, lo demás debe dejarlo en mis manos. —le dijo Fabiano a Alfred, mientras mordía otra manzana y caminaba trata
—¿Te casarás conmigo? —le preguntó Vicent, llenó de nervios y dudas. Melissa negó con la cabeza. —No puedo, ya estoy casada. Primero debo divorciarme de Demetrio. ¿Me puedes ayudar a que él acepte firmar? Vicent entrecerró los ojos. Definitivamente, de esa joven e ingenua que él conoció no quedaba nada. Por supuesto, después de divorciarse de Demetrio, ella se negará a casarse con Vicent. Él se negaba a perderla. De ninguna manera piensa dejarla libre. Entonces, él necesitaba crear un plan para que pudiese retenerla a su lado. Vicent le mostró a su esposa uva sonrisa amarga y le guiñó un ojo. —Tus deseos son órdenes. Pero primero reconoceré a mis pequeños. Ya es hora de que lleven mi apellido. Ethan y Elizabeth Santoro deben tomar su lugar en la familia. Melissa, tragó grueso, sabía perfectamente lo que planeaba su esposo. Entonces, prefirió cambiar el tema. —Necesito trabajar. Estoy acostumbrada a ser independiente. —Ja, ja, ja. ¿Independiente? Creo que la cuenta de Demetrio
Vicent negó con la cabeza y suspiró. Solo se imaginaba que si Fabiano había reaccionado así, no quería imaginarse como reaccionara el viejo Santoro que en estos últimos meses había enfocado su atención en su pequeño Jr.Vicent estacionó el auto a un lado de la vía y miró fijamente a su hermano.—Fabi, el Jr. se merece una familia. No he conversado con Melissa, pero sé que lo aceptará. Él está muy emocionado con sus hermanos. Incluso le pidió a mi padre que modificará el parque de juegos de la mansión. Quiere instalar juegos para bebés.Fabiano no pudo evitar sonreír ante la ternura del pequeño y en ese momento entendió que para el pequeño sumarse a esa nueva familia era su mejor opción. No solo porque contara con una figura materna, sino porque crecerá junto a sus hermanos y desarrollara un afecto fraternal, para Fabiano ese vínculo era sagrado. Vicent es su hermano, pero también fue su padre y su salvación en sus peores momentos.Entonces, suspiró resignado y puso la mano sobre el ho