CAPÍTULO 25
Tres meses después…

Mientras tanto, Vicent Santoro dormía y de pronto se levantó exaltado. Él escuchó el llanto de un bebé en su habitación. Vicent se levantó y observó haca todos lados.

Vicent sacudió su cabeza y se levantó descalzo, fue directo hacia el bar de su habitación y se sirvió un trago. Algunos segundos después, buscó su teléfono y sin importarle la hora le marcó a su hermano.

—Necesito que vengas y traigas a mi hijo.

Fabiano se encontraba aún medio dormido y solo pestañeó tratando de asimilar las palabras de su hermano.

—Hola, hermano, ¿cómo estás? Hasta sin memoria eres un maldito desconsiderado. ¿Acaso no ves la hora?

—Déjate de estupideces, tengo dos días sin dormir porque escucho a un niño llorar en mi habitación y creo que es mi conciencia. Desde que me enteré de que tengo un hijo, no he ido a verlo, ni me he interesado por él.

—¿Un sueño? ¿Interrumpiste mi buen descanso por un maldito sueño? Ve a dormir mañana a primera hora, te llevaré a mi sobrino, aunque no
ERUMED

Un nuevo comienzo, para Melissa...

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