C29-NO ES CELOSO, SOLO TERRITORIAL.—¿Querías verme, Alfa? —preguntó la mujer, tratando de sonar tranquila.Era la misma loba que, la noche anterior, había acusado a Odette de usar hierbas equivocadas durante la ceremonia. Ahora estaba sola en el salón de reuniones, con las manos entrelazadas sobre el regazo y la mirada fija en el suelo. Zayden se acercó, sus pasos resonando firmes en el piso de piedra. Y sus ojos, oscuros como una tormenta a punto de estallar, se clavaron en ella.—Quiero que me digas por qué acusaste a Odette con tanta seguridad durante el banquete.La loba palideció. Su respiración se volvió superficial, como si su cuerpo supiera lo que venía antes que su mente.Zayden la había mandado llamar personalmente. Había pasado toda la mañana dándole vueltas al asunto. Sabía que alguien estaba detrás de ese intento de difamar a su Luna, y no pensaba dejarlo pasar. Pensó en Kendra, por supuesto. Pero por más que intentaba imaginarla haciendo daño a simples cachorros, su ins
C30- YO SOY TU LUNA.Kendra seguía en el suelo, jadeando, mientras Odette se alejaba con la sangre resbalándole por el cuello. El viento arrastraba el olor metálico del combate y el silencio era absoluto. Nadie se atrevía a moverse.Pero Zayden sí.Caminó directo hacia ella, su mirada clavada en cada herida como si pudiera arrancárselas con solo desearlo. Y cuando llegó a su lado, habló con un tono bajo, tenso, como si le costara contener la furia y la preocupación al mismo tiempo.—¿Por qué aceptaste el desafío, Odette? Estás herida —le rozó el rostro con los dedos, suaves, cuidadosos—. Pudiste haberte hecho daño. Pudiste... —se interrumpió, tragando su frustración—. No tenías que hacer esto. Debiste decírmelo.Odette alzó la mirada y sus ojos eran hielo puro.—¿Decírtelo? Estaba haciéndome cargo de lo que tú permitiste.Zayden retrocedió apenas un paso, como si esas palabras le hubieran partido algo dentro.—Kendra será tu favorita, si quieres —continuó Odette, sin pestañear—. Pero
C31- ¿Y SI...? La criatura corría entre los árboles. Enorme, descomunal, cubierta de pelaje oscuro que se confundía con la noche, avanzaba a zancadas furiosas, despedazando ramas a su paso. Sus ojos rojos, encendidos como brasas, no parpadeaban, fijos en la joven loba que huía delante de él. La chica corría sin mirar atrás. Su respiración era un jadeo desesperado y su corazón golpeaba como un tambor en su pecho. Las patas le temblaban, pero seguía. No tenía otra opción. El suelo húmedo resbalaba bajo sus patas, los arbustos arañaban su pelaje, pero nada de eso importaba. Solo quería vivir. Pero no fue suficiente. Un crujido brutal, un grito ahogado y todo se tiñó de rojo. La bestia la alcanzó. La atrapó con una fuerza imposible, la arrojó contra el suelo como si fuera solo un juguete, y sin darle tiempo a suplicar, la destrozó. Huesos rotos, carne desgarrada. El bosque se llenó del olor de la sangre. Y luego, un rugido. Profundo, aterrador, como si naciera de las entrañas de la
C32- ¿DÓNDE ESTA ODETTE?Odette no lo soportaba más.La presión en el pecho, las preguntas sin respuesta, la mirada de Zayden evitándola… todo era demasiado.No dijo nada, simplemente se puso su capa y bajó por una de las salidas traseras del castillo y se adentró en el bosque.Necesitaba espacio.Aire.Algo que le ayudara a ordenar el caos en su cabeza.El frío de la tarde acariciaba su piel, pero no lo sentía. Caminaba sin rumbo, rodeada de árboles y del crujido de las hojas bajo sus botas. El cielo comenzaba a teñirse de tonos naranja y violeta, pero ella ni siquiera se daba cuenta del paso del tiempo.—¿Qué estás haciendo, Odette? —murmuró, frotándose los brazos mientras seguía caminando—. ¿Por qué te importa tanto ese lobo?Hizo una pausa y bajó la mirada al suelo, luchando contra la opresión en su pecho.—Después de todo, cuando termine el contrato… ni siquiera lo vas a volver a ver.La idea se le clavó como una espina. Intentó convencerse de que estaba bien con eso, que lo habí
C33- ¡ALMA GEMELA! Zayden sostuvo su mirada un segundo más… luego se apartó ligeramente, rompiendo el momento. Sus ojos se endurecieron, y su tono, cuando habló, fue distante, como si hubiera levantado una muralla invisible entre ellos. —No deberías hacer preguntas que no estás lista para escuchar —dijo, sin emoción—. Vamos. Ya es tarde. Se puso de pie, evitando mirarla otra vez. Su cuerpo todavía irradiaba tensión, pero su voz ya no mostraba ni una grieta. Odette lo miró en silencio, sintiendo cómo algo en su pecho se apretaba. Sabía que le estaba ocultando algo. Lo sentía en cada palabra que no dijo. En cada espacio entre sus frases. Pero, aun así, asintió. Se levantó despacio, sacudiéndose las hojas del abrigo, y comenzó a caminar a su lado. No hablaron en el camino. Solo el crujir de las hojas bajo sus botas y el canto lejano de un búho rompían el silencio. Pero dentro de ambos, las emociones hervían. Y cuando el claro se abría paso hacia uno de los caminos de regreso, un g
C34-ALFA LEONARD DARKWOOD.La escena en el bosque cambió de ritmo en cuanto Noah se acercó a la joven. En el momento exacto en que la tuvo entre sus brazos, algo dentro de él se estremeció. Un golpe seco en el pecho. Un calor que subió desde su estómago hasta su garganta.Su lobo rugió.No fue un rugido de pelea ni de advertencia, fue algo más profundo. Más primitivo.«Es ella. Es nuestra. ¡Es nuestra pareja!»La voz de su lobo resonó tan fuerte que Noah se quedó completamente inmóvil por un segundo. Sus brazos temblaron un poco, pero no por esfuerzo… sino por la intensidad de lo que sentía. Su lobo se revolvía como loco dentro de él, desesperado por acercarse más, por protegerla, por envolverla en su esencia.Zayden lo notó de inmediato.—¿Qué demonios te pasa? ¿Estás bien? —preguntó, frunciendo el ceño.Odette también lo miró con sorpresa.Pero Noah, por una vez, no bromeó. No sonrió.Levantó la mirada, con una seriedad que rara vez mostraba.—Es ella.Zayden parpadeó.—¿Disculpa?—
C35- FLORES PARA IRIDESSA.La puerta de la habitación se abrió con suavidad y Noah. En cuanto Nina lo vio, sus pupilas se dilataron como si su cuerpo entero lo reconociera antes que su mente pudiera reaccionar.Un calor repentino subió por su pecho, y el leve sonrojo que tiñó sus mejillas no pasó desapercibido.Odette y Zayden se miraron, conteniendo una risita. El vínculo estaba ahí, tan claro como el sol entrando por la ventana.—Hola, dormilona —dijo Noah con una sonrisa dulce, su voz más suave de lo habitual—. ¿Cómo te sientes?Nina bajó la mirada y dejó escapar una risa nerviosa.—Ya no tengo fiebre —respondió, sin poder mirarlo a los ojos por mucho rato.Noah tragó saliva, haciendo un esfuerzo casi sobrehumano por mantener a raya los impulsos de su lobo, que se agitaba dentro de él. Dio un par de pasos hacia la cama, despacio, como si temiera asustarla… o perder el control.—Qué bueno… —murmuró, sus ojos brillando con ternura—. Porque sería una verdadera tragedia si el universo
C36-RECUERDOS.Odette se detuvo frente a la puerta. Sus dedos temblaban sobre el cerrojo. «Podría marcharme ahora… fingir que nunca estuve aquí.» se dijo.Pero no lo hizo.Tomó el picaporte y lo giró con lentitud, empujando la puerta hasta que se abrió con un leve crujido. Un susurro de aire viejo salió a recibirla, lleno de memorias que no le pertenecían.La habitación era hermosa. Cálida. Femenina. Las cortinas de blanco marfil danzaban suavemente con la brisa y en el tocador un tocador pequeños frascos de perfume, peinetas delicadas, y un lazo de tela ya sin color, pero cuidadosamente doblado.Todo estaba en perfecto estado.Intacto. Como si el tiempo mismo hubiera sido obligado a detenerse para no tocar lo que fue de Iridessa. Odette sintió cómo algo se apretaba en su pecho, como si una mano invisible le oprimiera el corazón.Y entonces la vio. La cuna.Se acercó lentamente.La tela estaba bordada con lunas y estrellas, suaves al tacto. Y dentro, una mantita diminuta, doblada c