C36-RECUERDOS.Odette se detuvo frente a la puerta. Sus dedos temblaban sobre el cerrojo. «Podría marcharme ahora… fingir que nunca estuve aquí.» se dijo.Pero no lo hizo.Tomó el picaporte y lo giró con lentitud, empujando la puerta hasta que se abrió con un leve crujido. Un susurro de aire viejo salió a recibirla, lleno de memorias que no le pertenecían.La habitación era hermosa. Cálida. Femenina. Las cortinas de blanco marfil danzaban suavemente con la brisa y en el tocador un tocador pequeños frascos de perfume, peinetas delicadas, y un lazo de tela ya sin color, pero cuidadosamente doblado.Todo estaba en perfecto estado.Intacto. Como si el tiempo mismo hubiera sido obligado a detenerse para no tocar lo que fue de Iridessa. Odette sintió cómo algo se apretaba en su pecho, como si una mano invisible le oprimiera el corazón.Y entonces la vio. La cuna.Se acercó lentamente.La tela estaba bordada con lunas y estrellas, suaves al tacto. Y dentro, una mantita diminuta, doblada c
C37-ESCUCHANDO A ESCONDIDAS.—Pregunte que haces aquí.Odette no se inmutó. Ni un temblor en sus manos, ni un parpadeo más rápido de lo normal. Solo alzó la cabeza con esa calma que lo volvía loco, esa serenidad que parecía burlarse de él sin decir una palabra.—Ya me voy —respondió, su voz tan suave como el roce de la seda, pero con un filo que él conocía demasiado bien.Zayden apretó los dientes, sintiendo el calor de la rabia subiéndole por el cuello.No.No se iba a ir así, como si nada hubiera pasado. Avanzó y bloqueó la puerta con su cuerpo, los músculos tensos, listos para estallar.—Nadie entra aquí. Nadie. —Cada palabra salió como un latigazo, frío, controlado, pero el pulso en su mandíbula traicionaba la tormenta que rugía dentro de él.Odette lo miró entonces, directamente a los ojos. No había miedo en su mirada, ni siquiera desafío. Solo… indiferencia. Como si él fuera una pared, un obstáculo insignificante.—Lo entiendo. No volverá a pasar.Esa tranquilidad lo hizo hervir
C38-MÁS QUE UN CONTRATO. La manada Corazón de Plata habitaba tierras donde el invierno nunca se rendía. Dentro del estudio del castillo, la chimenea rugía con vida propia y Leonard, el Alfa, estaba sentado en su sillón de piel de oso, con una copa de hielo oscuro, un licor espeso que ardía como fuego al tragarlo, apretada entre sus dedos. Su cabello plateado caía en mechones desordenados sobre su frente, y sus ojos grises, intensos como la tormenta, se entrecerraban mientras releía la nota arrugada que sostenía en la otra mano. Al terminar, dejó la copa sobre la mesa con un golpe seco. —Malditos lobos rebeldes —gruñó. Los despreciaba. Para él, no eran más que bestias sin control ni propósito. Lobos sin manada, sin ley. Criaturas que vivían solo para romper el equilibrio que él tanto se esforzaba por mantener. Eran caos… y él, un Alfa, no podía permitirse el lujo del caos. A su lado, su Beta, un lobo de pelo castaño y mirada firme, tomó la nota y la leyó en silencio. Sus cejas se
C39- DEMASIADO TARDE.Odette no supo qué la golpeó más fuerte: si la sonrisa en los labios de Kendra o el tono casual con el que pronunció esas palabras.—Zayden siempre ha confiado en mí —dijo, encogiéndose de hombros—. Después de todo, hemos compartido tantas cosas que... sería imposible que confiara más en alguien que en mí.Odette parpadeó. Y una punzada helada le recorrió el pecho, y por un segundo, no pudo respirar.—¿Compartido...? —murmuró, más para sí que para la otra.—Claro —Kendra sostuvo su mirada, como si saboreara cada palabra—. Me lo contó todo. Incluso lo del contrato. Supongo que necesitaba hablar con alguien en quien confiara de verdad.Odette tragó saliva.Esa frase fue como un puñal. Incluso Kendra tenía un lugar especial en la vida de Zayden. Uno del que ella, por más Luna que fuera, parecía estar excluida.Mientras tanto, al otro lado del castillo, Zayden estaba en su estudio, con la mirada fija en el fuego que chisporroteaba en la chimenea. Las sombras danzaban
C40- TÚ ERES LA INDICADA.El arroyo brillaba bajo la luz dorada del atardecer. El lugar tenía una belleza tranquila, casi mágica, como si la naturaleza entera respirara en paz.Pero Odette no sentía paz.Estaba sentada en una roca plana, con los pies en el agua, su cuerpo presente, pero su mente muy lejos. Aunque el paisaje parecía sacado de un sueño, ella apenas lo notaba.Willow nadaba un poco más allá, disfrutando del agua fría, hasta que se giró hacia ella con el ceño levemente fruncido.—¿Vas a decirme qué te pasa?Las dos mujeres habían ido a bañarse a ese rincón del territorio, un manantial que muchos en la manada consideraban sagrado. Era un lugar para relajarse, para recargar energías. Pero para Odette, esa tarde, no tenía ningún encanto.«¿Por qué se lo dijo a Kendra?» se preguntaba una y otra vez.Zayden había confiado en ella, le había contado algo importante, aun cuando sabía lo hostil que era con ella desde que llegó a la manada. Respiró hondo, intentando despejar la gar
C41-MIRADAS.Zayden estaba de pie junto a Noah en la entrada del castillo, los brazos cruzados, la mirada fija en el bosque que se extendía frente a ellos. —¿El Alfa de la manada Corazón de Plata ya cruzó los límites? —preguntó el beta, echando un vistazo hacia el camino de tierra que llevaba al corazón del territorio. Zayden asintió sin apartar la vista. —Sí. Le di la orden a los centinelas de que lo dejaran pasar sin resistencia. Y justo entonces, lo sintió. Ese cambio en el ambiente. Como un escalofrío que corría por la columna. Un séquito se acercaba. Zayden y Noah alzaron la mirada al mismo tiempo. Leonard emergió del sendero como si el bosque se hubiera abierto solo para él. Imponente, de porte firme y pasos seguros. Llevaba una chaqueta oscura de tela gruesa que moldeaba sus hombros anchos y caminaba como si el mundo le debiera algo. Pero lo que más llamaba la atención era su cabello: corto, bien peinado, completamente plateado. Noah frunció el ceño. —¿Plateado? Pero… Nin
C42-MI LUNA.Noah no dijo nada… pero su mandíbula se tensó apenas cuando vio cómo Rylan sostenía la mano de Willow por un segundo más de lo necesario. Fingió ajustar la manga de su chaqueta, un gesto pequeño, casi imperceptible, pero su mirada no se despegó ni un segundo de los dedos del Beta rozando la piel de su amiga. No eran celos… o al menos eso se dijo. Solo era precaución. ¿Eso no era normal, no? ¿Tocar así a alguien que acababas de conocer?Rylan notó la tensión, y aunque no entendió del todo por qué, soltó la mano de Willow con una sonrisa más neutral. Ella, sin embargo, parecía estar ajena a todo.—Deben ser familiares de Nina —comentó, mirando con curiosidad a los recién llegados.Odette parpadeó, como si la chispa de un recuerdo acabara de encenderse en su mente.—¡Oh, lo había olvidado! ¡Qué tonta! —exclamó, llevándose una mano a la frente mientras sus ojos se iluminaban.Leonard, al verla tan genuina y emocionada, no pudo evitar sonreír. Sin pensarlo, dio un paso al fren
C43- SOBRE MI CADÁVER.El salón vibraba con risas, copas tintineando y conversaciones cruzadas, pero para algunos, la noche cargaba un peso distinto. Entre los aromas del vino y la carne asada, las emociones flotaban como electricidad invisible, rozando la piel y tensando los corazones.—Ya que la Diosa ha decidido —dijo Leonard, levantando su copa y mirando directo a Noah—, entonces yo no me opongo.Su tono era sereno, pero firme, y había una chispa de algo más en su mirada. No desconfianza… pero sí advertencia.—Bienvenido a la familia, beta Noah.Nina soltó una risita emocionada, como si contuviera la respiración desde hacía horas. Corrió hacia su hermano, lo abrazó fuerte y lo besó en la mejilla.—¡Eres el mejor, Leo! ¡El mejor!Noah, por su parte, sonrió con esa mezcla de alivio y gratitud que solo los enamorados conocen.—Gracias, Leonard. En serio. La felicidad de tu hermana es todo lo que importa…—Solo prométeme algo —dijo el Alfa, bajando su copa lentamente, los ojos clavado