C58- MENTIRSE.Noah, regresó a la fiesta con el ceño fruncido y el pecho ardiendo. Caminó directo hacia la mesa del hidromiel y no tardó en hacerse amigo de la bebida. Copa tras copa, tragó sin mirar a nadie. El sabor dulce no lograba borrar el nudo que tenía en la garganta.A su lado, Nina lo miraba con los ojos llenos de luz. No entendía su comportamiento, pero no preguntó. Tenía a Noah, y eso bastaba. Era todo lo que había soñado. Atractivo, fuerte, con ese aire oscuro que la hacía estremecer. Era suyo. Completamente suyo.—Estoy cansada —dijo con una sonrisa tímida, inclinándose para besarle la mejilla—. ¿Me acompañas a mi habitación?Noah se puso de pie sin decir nada y le tendió la mano. Nina la tomó, feliz, entrelazando sus dedos con los de él. En su interior, las mariposas revoloteaban de pura emoción.Noah, en cambio, buscó con la mirada. Inconscientemente. Automáticamente. Pero Willow no estaba. No la veía por ninguna parte.—¿Nico? —repitió Nina con dulzura—. Vamos…Él asint
C59- ME GUSTASTE DESDE QUE TE VÍ.El murmullo de la manada se mezclaba con el crepitar del fuego central. En la mesa principal, todos los ojos estaban puestos en ellos: Odette, con las manos heladas sobre el regazo, y Zayden, tan tranquilo, con esa expresión indescifrable que a veces la volvía loca.Odette sentía el peso del medallón colgando de su cuello, frío al tacto, pesado como las dudas que llevaba dentro. Bajó un poco la cabeza, intentando que nadie notara su incomodidad, y se inclinó hacia él con cautela.—Te lo devolveré en cuanto termine la ceremonia —murmuró sin mirarlo, creyendo que había sido solo una muestra para impresionar a la manada. Un gesto simbólico. Un cumplido por el contrato. Nada más.Zayden giró la cabeza despacio, como si no tuviera prisa en corregirla. Y sus ojos, de un azul profundo y afilado como hielo quebrado, se clavaron en los de ella.Se inclinó hasta que su aliento le rozó el oído y murmuró con esa voz baja y rasposa que le recorría la piel como una
C60- EL CORAZÓN POR DELANTE.La noche estaba húmeda y pesada, como si la oscuridad misma respirara. Las ramas crujían bajo sus pies mientras ella lo seguía, manteniendo la distancia, pero sin apartar la vista de su espalda. Algo no andaba bien. Lo sentía en el aire, lo presentía en la forma en que él caminaba: tenso, demasiado rápido, como si huyera de algo.Entonces, él se detuvo en seco.Ella apenas alcanzó a frenar a tiempo para no chocar contra él. Lo vio llevarse una mano al pecho, luego a la cabeza, los dedos clavándose como si quisiera arrancarse el dolor. Su cuerpo entero se tensó, los músculos marcándose bajo la ropa como cuerdas a punto de romperse.—No... —murmuró él, apenas un susurro rasgado por la angustia—. No…Su voz no sonaba humana, y sus rodillas cedieron. Cayó al suelo con un gemido ahogado. Las venas de su cuello se hincharon, y su espalda se arqueó con violencia.Ella dio un paso atrás, alarmada.Sus ojos, que hasta hacía un segundo habían sido de un azul frío,
C61- LA DISTANCIA CORRECTA.El bosque se extendía como una mancha oscura bajo el cielo del amanecer.Y Willow corría. No como mujer. Como loba.Su forma lupina emergió con un latido, con un grito silente de desesperación. Las patas golpeaban la tierra húmeda, las ramas se rompían a su paso, el viento no era lo bastante rápido para borrar lo que acababa de ver. Lo que acababa de sentir.Noah.Nina.Sus cuerpos, juntos. La escena marcada en su mente como una quemadura.Y aun así, su pecho latía por él.«¡Maldito corazón necio!»Pero detrás de ella, se escuchó un crujido. Otro lobo.Noah.Willow corrió más rápido, pero el peso del dolor la hacía torpe. Un lamento gutural salió de su garganta mientras sus patas tropezaban con la maleza.Él la alcanzó.Y en un instante, su cuerpo se lanzó sobre el suyo, no para detenerla con fuerza, sino para abrazarla.Fuerte.Desesperado.Como si el contacto pudiera arreglar algo.La rodeó con sus brazos, y ambos cayeron al suelo, envueltos en la humedad
C62-SOY TU AMIGA, ¿RECUERDAS?El dolor fue lo primero que sintió.Zayden abrió los ojos de golpe, jadeando como si hubiera sido arrancado de las garras de una pesadilla… o de algo mucho peor. Su cuerpo ardía. Cada músculo latía con un fuego sordo y cruel. Las cadenas de plata incrustadas en su piel brillaban débilmente en la oscuridad húmeda, y el metal ardía como brasas vivas contra su carne.El olor a sangre y sudor impregnaba el aire.Se retorció apenas, y los eslabones chirriaron con un sonido áspero, metálico.Se había escondido en ese lugar —una antigua mazmorra oculta entre la maleza, olvidada por el tiempo y por los hombres— por una razón. No quería arriesgarse a lastimar a nadie. No quería… volver a mirarla a los ojos mientras acababa con su vida.Odette.Su nombre cruzó su mente como un susurro lleno de culpa. La había dejado atrás. La había apartado con la excusa de protegerla, cuando en realidad era él quien se estaba desmoronando. Ella no debía ver esto. No debía verlo as
C63- ¿QUÉ TE ATORMENTA?Zayden acababa de cruzar la puerta principal y a su lado, Kendra caminaba con la barbilla en alto, como si cada centímetro de piedra le perteneciera.Y Odette los esperaba al pie de la escalera.No dijo nada al principio. Solo los miró. Su expresión era impenetrable, pero sus ojos... sus ojos estaban llenos de una furia helada que se sentía más cortante que cualquier grito.—¿Dónde estuviste? —preguntó, sin irse por las ramas—. ¿Y por qué estabas con ella?Zayden frenó en seco. Kendra también. La tensión llenó el aire, espesa como una tormenta a punto de estallar.—Odette —empezó él, levantando una mano con cautela—. No es lo que piensas. Solo déjame expli...El chasquido de la bofetada rompió el aire.Odette había alzado la mano y estampado su furia en el rostro de su esposo. Su palma quedó ardiendo. Y el rostro de él giró hacia un lado por el impacto.—¿Explicar? —preguntó de forma letal—. ¿El hecho de que prometiste hablar conmigo y en cambio desapareciste? ¿
C64- EL SILENCIO QUE LO ARRUINA TODO.Zayden no respondió.La pregunta de Odette flotaba en el aire como una daga suspendida, y él simplemente… no podía. Su garganta se cerró. Las palabras estaban ahí, revolviéndose con furia detrás de sus labios, pero ninguna podía salir. Porque decir la verdad implicaba perderla. Y callarla… quizás también.Y sin embargo, no podía arriesgarse.Porque si Odette sabía lo que él realmente era —si veía el monstruo que llevaba dentro, la oscuridad que cada noche amenazaba con devorarlo—, lo miraría con miedo. Con asco. Con lástima.Y Zayden prefería que lo odiara… antes que lo temiera.Odette lo miró durante largos segundos y algo en sus ojos se quebró.—Otra vez… —murmuró—. Me pides que confíe, pero no me das nada. ¿Qué esperas que crea?Él dio un paso hacia ella, pero ella retrocedió.—Todo lo que he hecho es por ti —dijo él, con la voz rasgada—. No puedo explicártelo… pero tienes que creer en mí. Solo eso.—¿Creer en ti? —su risa fue breve, sin alegrí
C65-CUARENTENA.El corazón de Zayden latía con tal fuerza que le quemaba el pecho, como si en cualquier momento fuera a estallar.«Tienes que estar bien, Odette». La voz en su cabeza temblaba, negándose a aceptar lo que veía: Odette, pálida y frágil, temblando entre sus brazos mientras él corría hacia la enfermería.—¡Abre la puerta! —rugió, golpeando el marco con el hombro antes de que el sanador pudiera atender.El anciano se apresuró, pero Zayden no podía soltarla. No ahora. No cuando su respiración era tan débil que apenas la sentía contra su cuello.—Alfa, déjeme revisarla —dijo el hombre con calma, pero Zayden solo apretó los dientes.—Haz algo. Ya.El sanador asintió y se acercó, pero cada segundo que pasaba sin respuesta era una tortura. Zayden recorrió el cuerpo de Odette con la mirada, buscando una señal, algo que le dijera que esto no era grave. Pero sus labios estaban secos, su piel ardía, y sus pequeñas manos se aferraban a su camisa como si fuera el único ancla que la ma