¡Hola, mis lobunas adoradas! 🐺💖 Aquí estoy de nuevo, emocionada de compartir con ustedes una nueva aventura. Esta vez, espero que Odette y Zayden logren robarse un pedacito de su corazón, como lo hicieron mis otros lobitos. Ustedes saben cuánto significa para mí cada historia y cuánto valoro que me acompañen en este camino. Sé que tenemos algunas historias pendientes, pero espero que esta nueva trama sea un lugar donde podamos saber de ellas. Gracias por estar aquí, por leerme y por ser parte de mi manada. Les mando un beso lobuno enorme, con todo mi cariño. Paulina W. 🐾❤️
C23- NO TENDRÉ PIEDAD.El sonido de aplausos lentos, casi burlones, rompió la tensión del claro como un latigazo. Zayden emergió de entre las sombras con una sonrisa perezosa en los labios, pero sus ojos... sus ojos brillaban como cuchillas. Odette se tensó y Marcus palideció de golpe como si le hubieran drenado la sangre.—Fascinante demostración de... ¿técnicas de combate? —dijo Zayden con una voz tan suave que casi resultaba amistosa —. Aunque me pregunto si tus manos son tan precisas para luchar como lo son para... tocar lo que no te pertenece.Marcus no dijo nada. No podía. Su garganta se había secado como si tragara arena. La vergüenza lo empapaba como sudor frío. Pero antes de que pudiera balbucear una excusa, Odette dio un paso al frente. Se cruzó de brazos, desafiante, con la barbilla en alto.—Solo me estaba enseñando una técnica, Zayden. No hay nada más que eso.El alzó una ceja con lentitud, dio un paso más y quedó frente a ella. Su sonrisa era fría, dura como una cuchilla
C24- LOBAS MUERTAS.Los aromas del desayuno llenaban el comedor del castillo: carne de venado asada con hierbas del bosque y jugo de bayas. Pero a Odette no le sabían a nada. Apenas cruzó la puerta, su mirada buscó algo… o más bien, a alguien.—¿Dónde está Zayden? —preguntó en cuanto vio a Noah sentado a la mesa.Su voz era tranquila, pero sus ojos la delataban. Había dormido poco, dando vueltas en la cama, y si no fuera por Willow—que había aparecido de la nada tras enterarse por Noah del enfrentamiento entre Zayden y Marcus, ella habría cruzado sola el bosque, sin pensarlo, solo para encontrarlo.Noah dejó la taza a medio camino de su boca. La miró un segundo, y eso fue suficiente para saber que no tenía respuesta.—No ha vuelto.Pero antes de que pudiera decir algo más, Rodrick entró como si estuviera en su propia casa. Llevaba una sonrisa pintada en el rostro y el andar despreocupado de alguien que disfruta sacudir el nido.—¿Zayden no ha llegado, Odette? —dijo con fingida sorpres
C25- CACHORROS ENVENENADOS.El claro del bosque olía a carne asada. Las llamas de las antorchas chisporroteaban, pintando de dorado las caras risueñas de los cachorros que correteaban entre las mesas. Odette ajustó por tercera vez la corona de flores blancas sobre el tronco que servía de asiento principal. Le temblaban un poco los dedos, no por el frío, sino por ese nudo de nervios que le apretaba el estómago desde la mañana.Todo tenía que salir perfecto.—¡Odette! El pastel de miel se está derritiendo —gritó Willow desde la mesa de los postres, limpiándose las manos manchadas de harina en el delantal.—Diles a los pequeños que se sirvan —respondió Odette, pero antes de terminar la frase, tres cachorros ya trepaban como monos sobre los bancos, olfateando el aire con narices húmedas. Uno, el más pequeño y de pelaje gris, le tiró del dobladillo de la túnica con los dientes.—¡Quiero el hueso con runas! —exigió, saltando como si tuviera fuego en las patas.Odette no pudo evitar reír.Le
C26- LO ÚNICO QUE ME IMPORTA ERES TÚ.La tensión era tan densa que podía cortarse con un cuchillo y más desde el momento en que Zayden vio a Odette envuelta en una bata de seda negra que caía como agua sobre sus curvas, el aire se llenó de electricidad. Ella lo empujo y cruzó los brazos, cada gesto medido, calculado, y clavó los ojos en Zayden con una sonrisa que helaba la sangre.—Vaya... ¿De verdad estás pensando en sexo cuando hay cachorros enfermos? —dijo, con una voz baja y cargada de sarcasmo ―Qué considerado de tu parte.El apretó la mandíbula. El calor le subió por el cuello, directo a las orejas. Maldita sea. Claro que lo estaba pensando. Desde la última noche que estuvieron junto habia jalados los días como un hambriento, no había podido evitarlo. Pero no iba a admitirlo.—No solo vine por eso—gruñó, intentando controlar el temblor involuntario que le recorría el cuerpo—. Sé que no tuviste la culpa, Odette. Y lo estoy investigando.Dio un paso hacia ella, uno solo, pero lo c
C27- TODAVIA NO. La habitación estaba bañada por el suave resplandor de la luna que se filtraba a través de las cortinas y las dos figuras que se movían entre ellas. Odette contuvo la respiración cuando los labios de Zayden se estrellaron contra los suyos, feroces e implacables. Su beso era hambre, una necesidad desesperada que no podía saciarse por mucho que la reclamara. Sus manos recorrieron su cuerpo con una posesividad que le provocó escalofríos en la espalda, su tacto trazando las curvas y huecos que parecían haber sido moldeados exclusivamente para él. ―Eres mía ―gruñó contra sus labios ― Cada centímetro de ti. Cada respiración. Cada gemido. Mío. El cuerpo de Odette se arqueó involuntariamente cuando las yemas de sus dedos rozaron sus pezones, ya duros y ansiosos por su atención. Sus labios dejaron los de ella solo para deslizarse por su cuello, mordiendo y chupando marcas en su piel que persistirían durante días. Ella jadeó y sus dedos se enredaron en su cabello oscuro y s
C28- DESAFÍO.Zayden la tenía atrapada entre sus brazos, todavía con el cuerpo tibio por lo que acababan de hacer. Su respiración era lenta, satisfecha. Le acariciaba la espalda desnuda con la punta de los dedos, como si saboreara cada segundo de ese momento.—Sobre el banquete… —murmuró él, rompiendo el silencio—. Voy a investigar lo que pasó. Y cuando descubra al responsable, lo castigaré.Odette giró lentamente la cabeza hacia él. Sus ojos, que minutos antes brillaban de deseo, ahora estaban fríos y duros como piedra.—No hace falta que investigues tanto —dijo—. Fue Kendra.Zayden parpadeó. Su mandíbula se tensó apenas por un segundo, pero luego sonrió, como si ella acabara de decir que el cielo era verde.—Sé que tú y Kendra no se llevan bien… —empezó, con ese tono calmo que usaba para calmar a una loba enojada—. Y sí, puede ser difícil a veces. Pero no haría algo así, Odette. La conozco. Desde niños. No es ese tipo de mujer.Odette se apartó de golpe, como si el contacto con su p
C29-NO ES CELOSO, SOLO TERRITORIAL.—¿Querías verme, Alfa? —preguntó la mujer, tratando de sonar tranquila.Era la misma loba que, la noche anterior, había acusado a Odette de usar hierbas equivocadas durante la ceremonia. Ahora estaba sola en el salón de reuniones, con las manos entrelazadas sobre el regazo y la mirada fija en el suelo. Zayden se acercó, sus pasos resonando firmes en el piso de piedra. Y sus ojos, oscuros como una tormenta a punto de estallar, se clavaron en ella.—Quiero que me digas por qué acusaste a Odette con tanta seguridad durante el banquete.La loba palideció. Su respiración se volvió superficial, como si su cuerpo supiera lo que venía antes que su mente.Zayden la había mandado llamar personalmente. Había pasado toda la mañana dándole vueltas al asunto. Sabía que alguien estaba detrás de ese intento de difamar a su Luna, y no pensaba dejarlo pasar. Pensó en Kendra, por supuesto. Pero por más que intentaba imaginarla haciendo daño a simples cachorros, su ins
C30- YO SOY TU LUNA.Kendra seguía en el suelo, jadeando, mientras Odette se alejaba con la sangre resbalándole por el cuello. El viento arrastraba el olor metálico del combate y el silencio era absoluto. Nadie se atrevía a moverse.Pero Zayden sí.Caminó directo hacia ella, su mirada clavada en cada herida como si pudiera arrancárselas con solo desearlo. Y cuando llegó a su lado, habló con un tono bajo, tenso, como si le costara contener la furia y la preocupación al mismo tiempo.—¿Por qué aceptaste el desafío, Odette? Estás herida —le rozó el rostro con los dedos, suaves, cuidadosos—. Pudiste haberte hecho daño. Pudiste... —se interrumpió, tragando su frustración—. No tenías que hacer esto. Debiste decírmelo.Odette alzó la mirada y sus ojos eran hielo puro.—¿Decírtelo? Estaba haciéndome cargo de lo que tú permitiste.Zayden retrocedió apenas un paso, como si esas palabras le hubieran partido algo dentro.—Kendra será tu favorita, si quieres —continuó Odette, sin pestañear—. Pero