Una sonrisa llena de victoria se hizo en su rostro al escuchar lo que Alejandro le estaba diciendo. Él estaba sufriendo demasiado, no sabía si se debía a lo que él estaba pasando con su hijo o que simplemente ya se había dado cuenta que el karma, todo el dolor que se provocó, no tenía ninguna otra meta más que regresa a la raí del mismo.— ¿Por qué hablas de ella de esa manera? ¿Fue tan mala como dices? Seguramente te debió de pagar muy mal para hacerte hablar de esta manera, ¿no lo crees?Alejandro bajó la mirada en el momento en que ella hacía ese tipo de preguntas con ese tono de voz. Parecí que no tenía ni una sola idea de lo que estaba pasando. Si tan solo supiera que él fue el que le hizo el daño más grande a ella, seguramente saldrían huyendo.—No, no, Salomé, ella no fue mala conmigo, por el contrario, fue una mujer muy buena, la mejor de todas, una mujer que en verdad sentía dolor por cada vez que yo lo sentía.—Mmm, me parece que no fuiste bueno con ella. Lo importante es qu
Con lágrimas en los ojos, no soportando ser más humillada de lo que lo estaba siendo en ese momento por su esposo y por su suegra, Emma salió corriendo del restaurante mientras Lucía solo se quedaba riendo. Por primera vez en su vida su hijo hacía algo bueno, incluso si eso podía significar arrancar a esa mujer de su matrimonio. No queriendo molestar, Lucía se dio la media vuelta y se fue con una gran sonrisa de victoria. —Lo siento, señora, lo siento, no fue mi intención —dijo Alejandro alejándose de ella.Salomé solo bajó la mirada mientras se llevaba los dedos a sus labios. Hubiera sido lo que hubiera sido ese beso, no podía ser nada comparado con los besos de Maximiliano. Simplemente era una manera totalmente diferente de sentir, los sentimientos y las emociones eran completamente diferentes.—Lo mejor será que me vaya —dijo Salomé tomando su bolsa.Alejandro no la intentó detener siquiera porque esta vez, si estaba arrepentido de haberla besado y no porque no lo
A Manuel y a Maximiliano la sorpresa los carcomió al ver cómo Emma golpeaba a Salomé. Ella no iba a permitir que eso pasara pero al aparecer, Emma ya no tenía intenciones de decirle nada a Maximiliano. Quizá le podía pagar con la misma moneda.Después de una mirada rápida, Emma salió de ahí dejando a Salomé con la furia carcomiendo todo su ser.— ¡Salomé, Salomé, ¿qué es lo que está pasando?! —Gritó Max mientras a ella la veía subir las escaleras.Inmediatamente Manuel le supo decir que ese no era el momento de hablar, tenía que ir él y ver qué era lo que estaba pasando.—Espera aquí, hijo, yo iré a ver qué es lo que tiene Salomé.— ¿Crees que debería ir detrás de Emma?—No, no te atrevas. Ya vengo, voy a ver a Salomé.Manuel subió a la habitación por donde la había visto correr. Decir que Maximiliano estaba sorprendido, estaba demás. La verdad era que nunca antes la había visto de esa manera, de pronto le pareció que a la que estaba viendo era a Paula. La mujer que Salomé mantenía oc
Con el pecho subiendo y bajando debido a lo que había pasado, sentada en la cama, teniendo frente a ella a Maximiliano, quien le preguntaba por lo que había pasado para que Emma saliera de aquel lugar después de haber golpeado a Paula, ella no tenía palabras.— ¡Ya te lo dije antes, Maximiliano, no tienes que meterte en lo que no te importa! —Levantó la voz Paula.—¡Por supuesto que me importa porque no sé qué es en lo que andas metida para que esa mujer haya venido hasta aquí y de esa manera haya intentado golpearte!— ¡Por favor, Max, sal de mi habitación antes de que se me ocurra pedirle a los hombres que te saquen!Fue justamente en ese momento en que a Maximiliano se le ocurrió una sola cosa. Si Emma había llegado hasta ahí en la posición en la que la había visto debía de ser por una sola razón, Emma sabía perfectamente que Salomé estaba intentando algo con Alejandro, el esposo de ella.— ¿Se trata de Alejandro, cierto? —Preguntó Maximiliano, ocultando que verdaderamente le estab
Era suficiente con voltear a ver a la pobre de Emma, la misma que parecía estar sufriendo mientras pagaba por lo buena o mala madre y hermana que había sido.Las lágrimas se secaron al instante en el rostro de Salomé al darse cuenta que Emma la estaba viendo como solo la había mirado cuando ella era Paula y la otra una caprichosa hermana que deseaba todo lo que Paula tenía.—Emma —dijo Salomé en un suspiro.—Pa-Paula…—nombró Emma casi en un suspiro, el mismo que le estaba llevando la vida entera.— ¿Emma?Y en ese momento el monitor a lado de Emma hizo un sonido más largo, el mismo que se caracterizaba por terminar con la vida de quien más había luchado.El sonido llegó hasta la gente que se paseaba por ahí, inmediatamente entraron los doctores y enfermeras, Salomé se había quedado completamente inmóvil, sin nada que hacer, no teniendo a donde o a quien decirle que evitara que ella se fuera de su vida.— ¡A un lado, señorita! —Dijo uno de los doctores que hacían todo para traerla de v
UN MES DESPUÉS Bajando de aquel auto que solo podía ser manejado por la misma persona de confianza que solo podía ser de una mujer tan perversa como ella, la misma que así como había sufrido hasta morir era la misma que se levantaba de las cenizas y renacía ahora solo para ser peor de lo que fue cuando su única hija vivía.—Déjame aquí —dijo Gertrudis haciendo a que Manuel detuviera el auto negro frente a las puertas de aquella gran casa. La de los Vital —. Espera aquí hasta que salga.—Lo que usted me diga, mi señora.Con lentes oscuros, vestido negro que se adaptaba a ella y aquel abrigo color gris, pareciendo que no era la misma mujer que había sufrido hasta morir era la misma que se aparecía en aquel lugar, en la casa de los Vital para reclamar lo único que tenía y lo único en lo que podía refugiarse como no lo hizo antes con su hija.La gente que la vio entrar le dio el paso como si se tratara de toda una patrona, una mujer que no le tenía miedo a nada ni nadie incluso si estab
Camioneta negra que había llegado y de la que bajaba Gertrudis. Esa iba a ser la última vez que ella se iba a presentar ante su hija para decirle lo mucho que la iba a extrañar pero nunca lo arrepentida que podía estar por no haber estar con ella pues para Gertrudis eran todos culpables menos ella.—Ya vengo, Humberto, de aquí necesito que me lleves con los inversionistas, todo tiene que comenzar, ¿está listo todo para el trabajito que me prometiste?—Sí, mi señora, ya está todo listo para implantar la prueba de lo mal padre que ha sido el señor Alejandro para que usted pueda quitarle a su nieto.Gertrudis no evitó sonreí antes de salir de la camioneta.La guerra estaba por comenzar, eso era todo lo que sabía. Palabras vacías que no se daban a entender, Salomé había murmurado algo que él pudo escuchar pero no pudo entender. ¿A qué se refería con decir la verdad?Una sonrisa casi falsa se hizo en el rostro de Alejandro.—No… no entiendo, señora de Montenegro, ¿a qué se refiere con
Bebiendo de una taza de café que mantenía entre las manos juntas, con la cabeza baja mientas Manuel se mantenía a lado de la persona que le seguía cayendo el mundo encima por cada vez que el hombre de enfrente le hablaba.—Lo siento mucho, Maximiliano, siento mucho mi actitud pero es que en verdad creí que tú estabas con Isabel como lo habías prometido en un principio.—Lo que no entiendo es, ¿dónde puede estar ella? —Max se levantó de la vieja silla en la que el hombro le había hecho sentarse.—Yo tampoco lo sé, si yo hubiera tenido idea de que ella no estaba contigo, hubiera buscado por ella hasta debajo de las piedras.Los ojos rojos de Max le hicieron ver a los presentes que él estaba sufriendo por la ausencia de Isabel.—Maximiliano, lo siento mucho pero nunca creí que Isabel estuviera desaparecida. Yo… toda mi vida la voy a querer, seguramente de la misma manera que tú pero ahora tengo a mi familia, yo solo quiero saber que ella está viviendo bien —dijo el hombre mientras s