Stella:
—Hola campeón —dice mientras lo toma entre sus brazos. Jamás me imaginé al padre de Ángel así. Lleva ropa deportiva, tenis y su cabello revoloteado es tan oscuro como el de Ángel. Su tez es morena, como la canela, el mentón está tenso y bien formado. Rostro afilado y una nariz perfecta que juntos a sus profundos ojos oscuro lo hacen ver bastante atractivo, su mirada se profundiza aún más con las pobladas cejas y pestañas que la adornan.
—Ella es Stella —dice la señora Rogers. El padre de Ángel me da un repaso con la mirada haciéndome sentir incómoda. Carraspeo y camino hacia él para después extender mi mano.
—Stella Clarke —con un brazo carga a Ángel y con su mano libre me responde el saludo. Al sentir su contacto inexplicablemente siento como la piel se me eriza, sus manos se sienten fuertes y grandes, me apresuro a liberar mi mano y doy un paso atrás.
—Papá, este es el color caiffffé —dice Ángel señalando la sudadera de su padre y no puedo evitar sonreír.
—Ah… parece que lo que le pago a la señorita Clarke ya está surtiendo efecto —mi sonrisa se borra en un instante y bajo la mirada.
—Aaron, no hagas eso —su madre hace mala cara—. Stella siéntate con nosotros…
—Está bien señora Rogers, yo… tengo que irme… —la voz ronca del padre de Ángel me interrumpe.
—Pero si su turno no se acaba todavía señorita Stella Clarke, tengo entendido que es de 8 a 8 y en mi reloj parecen ser… las 7:40 pm, así que siéntese y dele de comer a mi hijo que para eso le pago —mis ojos se abren como platos y pestañeo varias veces, tengo que reacomodar mis gafas y asegurarme que lo que ha dicho es… lo que ha dicho. Trago saliva, y miro a la Señora Rogers quien está negando varias veces, no puedo creer que me haya hablado de esa manera.
—¿Cómo te atreves Aaron? —la Señora Rogers vuelve a la cocina, el padre coloca a Ángel en el suelo y este sale disparado como una bala hacia su lugar en la mesa.
—Ángel —digo mientras me acerco a él, se le ve distraído. Cuando sus ojos se topan con los míos me sonríe —. Vamos a lavarnos las manos, no queremos gusanitos en la comida ¿o sí?
Niega y salta de la silla. Corre al baño y yo camino tras de él, no sin antes toparme con la mirada del padre malhumorado.
Después de toda la tensión la cena al fin se termina. El padre malhumorado no deja de dedicarme miradas frías mientras que Ángel no para de repetir los nombres de los colores mientras yo me esfuerzo por no tomar en cuenta el hielo que transpira su padre. Tomo el plato de Ángel y justo cuando voy alejándome escucho la voz del padre.
—Stella —me giro y estira su plato —. Lléveselo.
Mis ojos se abren como platos y mi mal humor crece, ¿cómo se atreve?, soy una educadora no su sirvienta. Reacomodo mis lentes solo para tomarme un poco de tiempo y no decir algo de lo que me vaya a arrepentir. Es mi primer día. Tomo el plato sin mirarlo y lo coloco en el fregadero para volver de nuevo a la mesa.
—Yo acostaré a Ángel, puedes irte —dice, y me limito a asentir sin mirarlo, me dirijo hacia donde se encuentra la señora Rogers.
—Señora Rogers, me voy… —ella asiente
—Lo siento Stella, mi hijo tiende a tener un carácter complicado y como te digo, quiere lo mejor para su hijo.
—Claro, señora — ¿y por eso va a tratarme como sirvienta? estoy a punto de preguntarle pero simplemente digo adiós, la voz de la señora Rogers vuelve a detenerme.
—Stella, esta es la llave de tu habitación, no pensaste que te dejaríamos irte lejos —frunzo el ceño y miro la tarjeta con el número 401
—No era necesario señora…
—Te quiero aquí puntual —asiento con una leve sonrisa y le agradezco mientras la tomo—. Buenas noches, querida.
Cuando por fin cierro la puerta de la habitación me permito respirar y al mismo tiempo camino hacia el ascensor y lo llamo, suspiro y muevo mi cabeza de un lado a otro. La puerta se abre y estoy a punto de adentrarme cuando me topo con dos hombres quienes me miran de arriba abajo y después lanzan una mirada coqueta, desvío la mirada casi de inmediato y agradezco que salgan del ascensor para así poder adentrarme. Al final las puertas se cierran y puedo observar cómo es que se alejan hablando mientras giran de nuevo su mirada hacia mi.
Cierro los ojos sintiendo como desciendo y la puerta se abre en el cuarto piso y tengo suerte porque la primera puerta que veo al girar, es mi habitación. Paso la tarjeta y el seguro cesa, me adentro y a pesar de que es de las habitaciones más sencillas se ve lujosa.
Me sorprendo al ver mi equipaje en la habitación. Tomo aire y me dejo caer en la cama, son las 9:30 pm tomaré un baño y trataré de descansar. Esto apenas comienza.
Aaron:—¡¿Has traído a esa niña a cuidar de mi hijo?, ¿de verdad?! —mi madre acomoda su ropa con tranquilidad. Hay decisiones que toma y no logro entender.—No es una niña, de hecho tiene 25 años —bufo—¿Verificaste su pasaporte?, ni siquiera debe de estar preparada mamá, quiero una tutora para Ángel no una madre —ya, lo he dicho y me arrepiento al instante.—¿Una madre?, ¿no me digas que te ha gustado la chica? —mi madre suelta una carcajada y yo gruño.—No puedo hablar contigo en serio, ¿estás consciente de que puedes arruinar la educación de mi hijo, verdad?, de tu ni
Stella:Son las 7:55 a.m. y salgo del elevador, me planto en la puerta de la habitación de la señora Rogers y llamo dos veces. En segundos abre la puerta con su enorme sonrisa.—Buenos días Stella, pasa, ¿cómo has dormido? —me invita a pasar mientras cierro la puerta tras de mi.—Bien señora ¿y usted? —vacila un poco—No muy bien, Ángel tuvo pesadillas anoche y…—¿Es común? —pregunto de inmediato, la veo caminar hasta la cocina mientras toma un taza para después servirse café. Ese detalle no me lo habían mencionado, la señora Rogers asiente—Desp
Stella:Estamos a punto de despegar con dirección a Utah en el Jet privado de los Rogers. Llevo una semana siendo su empleada.Aaron se ha comportado igual de frío, apenas y me dirige la palabra. Sebastián y yo nos llevamos bien, descubrí que es más pequeño que yo, aunque no lo parezca con su 1.85 metros de estatura y es muy agradable.Maya (la señora Rogers) y yo nos hemos vuelto más cercanas, últimamente cocinamos siempre juntas y todas las tardes tomamos un café mientras Ángel hace sus ejercicios.Todo parece ir bien, incluso con Ángel. Ha dado un paso enorme, ahora pronuncia mejor las palabras y su lengua casi no se traba, también ha aprendido 3 nuevos colores. Estoy muy feliz con &ea
Aaron:—¡Por Dios Aaron concéntrate! —escucho gritar a Matt, mi entrenador. Tiro golpes pero no tengo fuerza, no puedo dejar de pensar en esos hermosos ojos con gafas. Ocupan mi mente desde hace días. Solo quiero llegar al hotel y mirarla, escuchar como canta las canciones infantiles para Ángel, verla sonreír, mirarla hacer la comida y fruncir el ceño al probarla y captar esas majestuosas caderas moverse al compás de alguna nueva coreografía infantil. Niego varias veces y me recargo en la pared, no sé qué me pasa.—¿Qué tienes he?, ¿necesitas follar?, vale más que te compongas Aaron si no quieres perder esta pelea —niego entre jadeos y limpio mi frente con una toalla.—No voy a perder.
Stella:Son las 6 de la mañana y llevo dos cafés, no puedo más con el sueño, ya que no he dormido nada desde que salí de la habitación de Aaron ayer por la noche. No he dejado de reproducir mentalmente esa escena… me dijo hermosa, le parezco hermosa.Miro por la ventana del restaurante del hotel. Es una mañana lluviosa y nublada, el frio cala hasta los huesos.Hay pocas personas en el lugar, la mayoría son personas de la tercera edad y yo… pensando en los oscuros ojos de Aaron, sus palabras y su cercanía. No está bien que esté pensando en mi jefe de esta manera, no es correcto. Pero es tan atractivo.Ayer vi por primera vez su torso desnudo, en mi mente lo reproduje hasta el c
Stella:He dejado dormido a Ángel, me he despedido de la señora Rogers y ahora voy en dirección al bar del hotel. Necesito una copa. Estoy fuera de mi horario de trabajo así que puedo hacerlo.—Una margarita por favor —digo al hombre de la barra, me acomodo en la incómoda silla y veo llegar mi bebida, le agradezco y doy un sorbo, es deliciosa, trato de acallar mis pensamientos y libero mis ojos de las gafas, la verdad es que no veo nada bien pero tampoco deseo hacerlo.Después de un tiempo y con el cuerpo más relajado pierdo la cuenta de cuantas margaritas he tomado y junto a mi hay hombre bastante agradable con el que estoy charlando.—Así que ¿vienes con tu familia? —asiento, después
Aaron:Miro como el elevador se abre. Estoy tirado en el suelo y a mis espaldas tengo la puerta de Stella. Veo a Sebastián, Matt y Evan, mi familia en el octágono.—¿Que mierda paso?, Aaron…—La golpeé —escupo, mientras las lágrimas cae por mi rostro, miro mis manos aún con marcas de la pelea de esta noche, pero nada se compara con lo que hice. Una estuídez.—¡¿Qué hiciste qué?! —Matt bufa y comienza a caminar de un lado a otro—. ¿Cómo pudiste hacer eso Aaron?, ¡es una mujer!, ¡JODER, ¿QUE CREES QUE TODAS SON IGUALES A JULIA?!—¡CALLATE! —grito y me encuentro
Stella:—Adelante —me indica Sebastián y subo con Ángel en brazos.Se ha quedado dormido. Miro el asiento donde siempre voy y decido sentarme ahora en el lugar de Carlos.Siento la mirada de Aaron a mis espaldas, acurruco a Ángel en mi regazo y comienzo a acariciar su rostro, tú no tienes la culpa de esto pequeño. Me he encariñado tanto con él, que ciertamente no sé cómo serían mis días sin verlo al amanecer.—Stella —es la voz de la señora Rogers, toma asiento en el lugar que hay frente a mí—. Necesito que seas sincera conmigo, por favor, ¿nos vas a dejar?Sonrío con trabajo debido al dolor que me p