Aaron:
—¡¿Has traído a esa niña a cuidar de mi hijo?, ¿de verdad?! —mi madre acomoda su ropa con tranquilidad. Hay decisiones que toma y no logro entender.
—No es una niña, de hecho tiene 25 años —bufo
—¿Verificaste su pasaporte?, ni siquiera debe de estar preparada mamá, quiero una tutora para Ángel no una madre —ya, lo he dicho y me arrepiento al instante.
—¿Una madre?, ¿no me digas que te ha gustado la chica? —mi madre suelta una carcajada y yo gruño.
—No puedo hablar contigo en serio, ¿estás consciente de que puedes arruinar la educación de mi hijo, verdad?, de tu nieto —asiente
—No la estoy arruinando, está perfectamente preparada para brindarle educación a Ángel, además… —se gira—. A Ángel le ha encantado, hubieras visto como ha hablado esta tarde, más de lo que nos ha hablado en estas dos semanas Aaron.
—Eso no es cierto.
—Lo es, yo estuve presente, es magnífica con él. Hablan sobre colores y dibujos, construyen cosas e incluso tienen ese chiste interno de los gusanitos si no se lava las manos, ¿recuerdas todo lo que tardamos para que Ángel lave sus manos?, 8 minutos Aaron, ella lo hizo en segundos —niego varias veces y el enojo sigue presente. Trato de encontrar algo más para arruinar a la chica de las gafas pero no lo encuentro.
—Ahora es la niñera maravilla —me tiro en el sofá.
—La tutora maravilla —aclara mi madre y se acerca a darme un beso en la mejilla—. Deja de ser tan cascarrabias con la chica, que terminarás haciéndola que renuncie como las dos anteriores.
Mi madre se aleja y yo tomo aire sin poder apartar de mi mente a la nueva tutora. No puedo negar que es muy guapa, su cuerpo es… excelente y esos ojos marrones son encantadores, ese cabello tan brillante, pero no… me pongo de pie frustrado tratando de dejar de pensar en ella, no es que me haya gustado… es solo guapa. Me adentro en mi habitación y caigo en mi cama. Me libero de la camisa y cierro los ojos hasta quedarme dormido.
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Los gritos me despiertan …
—Noooo, noooo —salto de la cama, y en dos pasos llego hasta la habitación de Ángel. Lo tomo entre mis brazos.
—Estoy aquí, Ángel, papá está aquí —beso su frente y miro sus enormes ojos reflejando todo ese terror de nuevo, escucho a mamá llegar.
—Mi niño —se sienta a mi lado —. Todo está bien, aquí estamos papá y la abuela.
Ángel parece perdido, niega varias veces y luego chupa su dedo índice. No puedo permitir que esto siga, esa mujer tiene que encontrar una solución.
—Vale más que mañana le hables de esto a esa mujer — ella asiente, esto me tiene cansado, mi hijo no descansa y no parece haber soluciones para estos ataques—. Ve a dormir, me quedaré con él.
Stella:Son las 7:55 a.m. y salgo del elevador, me planto en la puerta de la habitación de la señora Rogers y llamo dos veces. En segundos abre la puerta con su enorme sonrisa.—Buenos días Stella, pasa, ¿cómo has dormido? —me invita a pasar mientras cierro la puerta tras de mi.—Bien señora ¿y usted? —vacila un poco—No muy bien, Ángel tuvo pesadillas anoche y…—¿Es común? —pregunto de inmediato, la veo caminar hasta la cocina mientras toma un taza para después servirse café. Ese detalle no me lo habían mencionado, la señora Rogers asiente—Desp
Stella:Estamos a punto de despegar con dirección a Utah en el Jet privado de los Rogers. Llevo una semana siendo su empleada.Aaron se ha comportado igual de frío, apenas y me dirige la palabra. Sebastián y yo nos llevamos bien, descubrí que es más pequeño que yo, aunque no lo parezca con su 1.85 metros de estatura y es muy agradable.Maya (la señora Rogers) y yo nos hemos vuelto más cercanas, últimamente cocinamos siempre juntas y todas las tardes tomamos un café mientras Ángel hace sus ejercicios.Todo parece ir bien, incluso con Ángel. Ha dado un paso enorme, ahora pronuncia mejor las palabras y su lengua casi no se traba, también ha aprendido 3 nuevos colores. Estoy muy feliz con &ea
Aaron:—¡Por Dios Aaron concéntrate! —escucho gritar a Matt, mi entrenador. Tiro golpes pero no tengo fuerza, no puedo dejar de pensar en esos hermosos ojos con gafas. Ocupan mi mente desde hace días. Solo quiero llegar al hotel y mirarla, escuchar como canta las canciones infantiles para Ángel, verla sonreír, mirarla hacer la comida y fruncir el ceño al probarla y captar esas majestuosas caderas moverse al compás de alguna nueva coreografía infantil. Niego varias veces y me recargo en la pared, no sé qué me pasa.—¿Qué tienes he?, ¿necesitas follar?, vale más que te compongas Aaron si no quieres perder esta pelea —niego entre jadeos y limpio mi frente con una toalla.—No voy a perder.
Stella:Son las 6 de la mañana y llevo dos cafés, no puedo más con el sueño, ya que no he dormido nada desde que salí de la habitación de Aaron ayer por la noche. No he dejado de reproducir mentalmente esa escena… me dijo hermosa, le parezco hermosa.Miro por la ventana del restaurante del hotel. Es una mañana lluviosa y nublada, el frio cala hasta los huesos.Hay pocas personas en el lugar, la mayoría son personas de la tercera edad y yo… pensando en los oscuros ojos de Aaron, sus palabras y su cercanía. No está bien que esté pensando en mi jefe de esta manera, no es correcto. Pero es tan atractivo.Ayer vi por primera vez su torso desnudo, en mi mente lo reproduje hasta el c
Stella:He dejado dormido a Ángel, me he despedido de la señora Rogers y ahora voy en dirección al bar del hotel. Necesito una copa. Estoy fuera de mi horario de trabajo así que puedo hacerlo.—Una margarita por favor —digo al hombre de la barra, me acomodo en la incómoda silla y veo llegar mi bebida, le agradezco y doy un sorbo, es deliciosa, trato de acallar mis pensamientos y libero mis ojos de las gafas, la verdad es que no veo nada bien pero tampoco deseo hacerlo.Después de un tiempo y con el cuerpo más relajado pierdo la cuenta de cuantas margaritas he tomado y junto a mi hay hombre bastante agradable con el que estoy charlando.—Así que ¿vienes con tu familia? —asiento, después
Aaron:Miro como el elevador se abre. Estoy tirado en el suelo y a mis espaldas tengo la puerta de Stella. Veo a Sebastián, Matt y Evan, mi familia en el octágono.—¿Que mierda paso?, Aaron…—La golpeé —escupo, mientras las lágrimas cae por mi rostro, miro mis manos aún con marcas de la pelea de esta noche, pero nada se compara con lo que hice. Una estuídez.—¡¿Qué hiciste qué?! —Matt bufa y comienza a caminar de un lado a otro—. ¿Cómo pudiste hacer eso Aaron?, ¡es una mujer!, ¡JODER, ¿QUE CREES QUE TODAS SON IGUALES A JULIA?!—¡CALLATE! —grito y me encuentro
Stella:—Adelante —me indica Sebastián y subo con Ángel en brazos.Se ha quedado dormido. Miro el asiento donde siempre voy y decido sentarme ahora en el lugar de Carlos.Siento la mirada de Aaron a mis espaldas, acurruco a Ángel en mi regazo y comienzo a acariciar su rostro, tú no tienes la culpa de esto pequeño. Me he encariñado tanto con él, que ciertamente no sé cómo serían mis días sin verlo al amanecer.—Stella —es la voz de la señora Rogers, toma asiento en el lugar que hay frente a mí—. Necesito que seas sincera conmigo, por favor, ¿nos vas a dejar?Sonrío con trabajo debido al dolor que me p
Stella:Hoy por la noche peleará Aaron. Después de lo sucedido ayer, no hemos cruzado ni una palabra, tampoco lo he visto. Después de que se fue comencé a llorar como Magdalena, de verdad me importa, me importa si está mal, me importa si algo le hace daño y… tampoco puedo dejar de pensar en él.Abrigo bien a Ángel para esta noche, acomodo mi chamarra, he seleccionado un pantalón oscuro, botas altas y un suéter holgado, añado una bufanda y terminamos saliendo del hotel.El frío está terrible, tengo miedo de que Ángel se enferme. El camino es bastante corto. Pronto llegamos al lugar y Sebastián nos conduce hacia nuestros lugares. Esta vez no serán muchas peleas, solo 3 y Aaron es el último, según lo que