Mateo, le pidió que le preparara una taza de leche caliente con muy poca azúcar para dar a su mujer y para él, un batido bien frío, pero sin leche. Esta, bajó de una vez, mientras él observaba el desgaste que ella sufrió al pretender castigarla.Este, se duchó, pero al buscar su ropa en el vestier no estaba. Por lo visto, ella había sacado de la habitación todas sus pertenencias. Él, respiró profundamente, buscó en el baño su pijama y se vistió.Al abrir la puerta del baño, observó que Gisela estaba colocando las dos bebidas que pidió, en una de las mesas de noche. Él, le ordenó que se retirara a dormir, que después bajará la bandeja. Encendió la luz y ella se movió. Este, se acercó con la taza de leche tibia, despertando suavemente y hablando al oído a su esposa.—¡Adriana, mi amor despierta! ¡Por favor, bebe esto! —Suplicó, ayudando a que ella se sienta en la cama. Sin embargo, estaba como desmayada.»¡Adriana, Adriana! Has un esfuerzo, mi amor —rogó él.—¡No, no, no puedo! —bal
—¡No! Nunca digas eso, tú eres la mejor madre del mundo, para muestra mi primer hijo, fue criado por ti sola, en sus primeros meses de vida y es un niño extraordinario. Yo estoy muy orgulloso de él —agregó Mateo, consolando a Adriana..—¡Te defraudé ayer! Si no es por Alicia, pude haber arriesgado la vida de mi hija —sollozos.—¡No, no voy a aceptar que me hables mal de ti! Tú eres lo más extraordinario que Dios me regaló, así que no te lo permito —concluyó y ella sonrió ante sus palabras.Mateo se acuclilló a su lado y la besó tiernamente en los labios. Él, le habló como si fuera una niña, la calmó totalmente, recordando a esta que estaba ahí y le aseguró que eso jamás se repetirá. La enfermera, observó todo esto con envidia, al ver como un ejemplar masculino tan varonil, tan poderoso y buen mozo, estaba domado y sumiso, ante una mujer tan menuda, insegura y quien al parecer no caminaba.—¡Ya mi amor! —respondió ella, concentrándose en la alimentación de Abryl.—¡Ya vengo! Voy a es
Angélica con una mirada escudriñadora, trato de leer la verdad en los ojos de Diego, ella siempre admiró en él su sinceridad y honestidad.—¡No lo dudes, Angélica! Pienso que a tu hermana, le hace falta una persona que se interese sinceramente en ella, por lo que es, no por lo que tiene. Igual a mi amigo, le hace falta una mujer que lo acepte y valore por lo que es y no por lo que desean hacer de él —aseveró Diego serio.—¡No me digas, que ahora te está llamando la atención la psicología! —Afirmó ella, sonriendo al imaginarse a este como un ángel cupido.—Son dos personas a quienes aprecio mucho —aclaró él— y me gustaría ver a estos, felices. Él, viene de terminar una relación de más de cinco años, pero la cual se estaba volviendo muy tóxica.—¡No me digas! —Replicó ella— ¿Terminó con la modelo con la que fue fotografiado en estos días? —formuló Angélica, llevándose las dos manos a la cabeza, pensando que cometió un grave error cuando le mostró la foto a su hermana.—Si ¿Cómo lo sabe
Mateo comenzó a besar a Adriana y a despertar en ella todas las emociones que la hacen perder la razón. Ella, disfrutó de sus caricias y recordó por lo que había ido a su despacho, así que entre besos y besos, se lo contó. Él, decidido a que nadie le traerá más problemas con ella, le respondió…—Te prometo que al resolver mi necesidad primaria la despediré —afirmó, sonriendo en los labios de ella— Además, es ilógico y absurdo que mantenga esa actitud contigo que eres la dueña de la casa, es más, son decisiones tuyas no mías.Adriana, a partir de ese momento se concentró en satisfacer, complacer y dar a su marido lo que él tanto anhelaba. Este, hacía lo mismo. Entre juegos y caricias, recorrió con ella todo el despacho. Los dos perdieron por un buen rato la noción del tiempo, llegando a la satisfacción plena, logrando el clímax sexual.Al culminar esta entrega, él salió feliz con ella en brazos hacia su dormitorio, la metió en la ducha, la bañó, luego le secó su cuerpo delicadamente co
Un día despuésEn la clínica Diego, iniciando su guardia, caminó hasta el consultorio de su amigo Mauricio para recordar a este la invitación que le hizo para noche buena. En vista, que faltan tres días para esto y como no quiere fallar a Angélica, ni a Arantza, desea asegurarse que este, le acompañará aun cuando no le ha informado donde será la cena.—Hola, amigo —saludó él— Vengo a recordarte la invitación que te hice, ¿siempre irás conmigo? —Cuestionó.—¡Hola! —Respondió Mauricio— Obvio, te acompañaré, sobre todo si es a la mansión González ¡Ja, ja, ja! —declaró él.—¿Cómo supiste? —preguntó Diego sonriendo, al darse cuenta que había sido descubierto por su amigo.—¡Ayer, me llamó Arantza! Para invitarme, así que fue fácil deducirlo.—¡Ja, ja, ja! ¡Perfecto! Me parece mejor así, porque no te llevaré como niño engañado —los dos sonrieron ante este comentario.—¿Nos encontramos allá o paso por ti? —preguntó Diego.—Nos encontramos allá. Cuando vaya a salir te llamo —anunció Mauricio
Angélica, con una sonrisa amplia y sincera, contempló a Diego, con mucha devoción y amor, detallando cada gesto de este...—¡No, para nada! Ahora, quiero que hablemos sobre los motivos de mi llamada: ¡soy libre! ¡Mi amor, conseguimos un indulto presidencial! Mateo y Marcos tramitaron todo y lo consiguieron —aseguró ella con una sonrisa de oreja a oreja.—¡¡¡Me alegro, mi amor!!! —Gritó el eufórico y feliz— Entonces, podemos continuar nuestra vida y nuestra relación donde la detuvimos cuando me fui —agregó él muy contento, abrazando y besando a esta, apasionadamente.Ella, respondió a este beso con toda pasión y deseo, lo anhelaba tanto como él. No obstante, quería hacer las cosas bien, sin ser ella quien tomé la iniciativa. Esta, deseaba que él le corteje, le enamore y sobre todo, le proponga ser su novia.Angélica, lo puso al tanto de todo lo que había ocurrido y lo que estaba en pleno proyecto, su nuevo negocio. Ella y Arantza decidieron desligarse del negocio familiar, dejando en
En el apartamento de Diego—¡Y yo! ¡Yo también, te amo! —confesó Angélica, envuelta en el vorágine del amor y deseo, que había reprimido por todos estos años, separada de él.Diego, salvaje y tierno, la excitó y desató en ella esa pasión que muy bien conocía. Esta, era solo de él y eso muy bien lo sabía. Hubo muchas personas que al irse al extranjero, le escribieron sobre lo mal que se veía los primeros meses e incluso los primeros años de su separación.Después, recibió noticias de como andaba sola con su hermana y con Lila a quienes muchos consideraban una mala influencia para ella. Nunca la vieron salir con alguien del sexo opuesto, pareciera que los odiaba porque apenas se le acercaban, los espantaba.—¡Te prometo, que no te arrepentirás de haberme aceptado! —prometió él, con una voz ronca y seductora. Comiéndose el cuerpo de ella, a besos, literalmente hablando. No hubo centímetro del mismo, que no recorriera con sus manos, labios, su boca y su lengua.—¡Por favor, Diego! No me v
En la mansión González - LeónMateo, al llegar, consiguió a Adriana aun revisando el menú, el cual sin ponerse de acuerdo con sus hermanas, era el mismo, en honor a sus ascendientes. Ella, dejó todo de lado y subió con él a la recámara para que descanse.—¿Llamaste al restaurante, amor? —preguntó él.—Si mi amor, en cinco horas aproximadamente envían todo el menú. E incluso, contraté dos personas para que se encarguen de la atención aquí en la casa. Pedí lo mismo para nuestro personal. A ellos, les preparé una mesa en el comedor auxiliar.—¡Perfecto! —comentó él, ciñéndola por la cintura.—¿Sabes si Francisco viene con alguien? ¿Le dijiste que podía traer un invitado? —preguntó ella pegándose más a él, inhalando totalmente el olor que emana de su cuerpo, el cual le embriaga, excita y despierta todos sus sentidos.—Sí, mi amor. No me comentó nada, solo me aseguró que vendrá —respondió él sonriendo al observar como ella aspiraba el olor de su cuerpo. No me digas que esta cena tendrá com