Mateo comenzó a besar a Adriana y a despertar en ella todas las emociones que la hacen perder la razón. Ella, disfrutó de sus caricias y recordó por lo que había ido a su despacho, así que entre besos y besos, se lo contó. Él, decidido a que nadie le traerá más problemas con ella, le respondió…—Te prometo que al resolver mi necesidad primaria la despediré —afirmó, sonriendo en los labios de ella— Además, es ilógico y absurdo que mantenga esa actitud contigo que eres la dueña de la casa, es más, son decisiones tuyas no mías.Adriana, a partir de ese momento se concentró en satisfacer, complacer y dar a su marido lo que él tanto anhelaba. Este, hacía lo mismo. Entre juegos y caricias, recorrió con ella todo el despacho. Los dos perdieron por un buen rato la noción del tiempo, llegando a la satisfacción plena, logrando el clímax sexual.Al culminar esta entrega, él salió feliz con ella en brazos hacia su dormitorio, la metió en la ducha, la bañó, luego le secó su cuerpo delicadamente co
Un día despuésEn la clínica Diego, iniciando su guardia, caminó hasta el consultorio de su amigo Mauricio para recordar a este la invitación que le hizo para noche buena. En vista, que faltan tres días para esto y como no quiere fallar a Angélica, ni a Arantza, desea asegurarse que este, le acompañará aun cuando no le ha informado donde será la cena.—Hola, amigo —saludó él— Vengo a recordarte la invitación que te hice, ¿siempre irás conmigo? —Cuestionó.—¡Hola! —Respondió Mauricio— Obvio, te acompañaré, sobre todo si es a la mansión González ¡Ja, ja, ja! —declaró él.—¿Cómo supiste? —preguntó Diego sonriendo, al darse cuenta que había sido descubierto por su amigo.—¡Ayer, me llamó Arantza! Para invitarme, así que fue fácil deducirlo.—¡Ja, ja, ja! ¡Perfecto! Me parece mejor así, porque no te llevaré como niño engañado —los dos sonrieron ante este comentario.—¿Nos encontramos allá o paso por ti? —preguntó Diego.—Nos encontramos allá. Cuando vaya a salir te llamo —anunció Mauricio
Angélica, con una sonrisa amplia y sincera, contempló a Diego, con mucha devoción y amor, detallando cada gesto de este...—¡No, para nada! Ahora, quiero que hablemos sobre los motivos de mi llamada: ¡soy libre! ¡Mi amor, conseguimos un indulto presidencial! Mateo y Marcos tramitaron todo y lo consiguieron —aseguró ella con una sonrisa de oreja a oreja.—¡¡¡Me alegro, mi amor!!! —Gritó el eufórico y feliz— Entonces, podemos continuar nuestra vida y nuestra relación donde la detuvimos cuando me fui —agregó él muy contento, abrazando y besando a esta, apasionadamente.Ella, respondió a este beso con toda pasión y deseo, lo anhelaba tanto como él. No obstante, quería hacer las cosas bien, sin ser ella quien tomé la iniciativa. Esta, deseaba que él le corteje, le enamore y sobre todo, le proponga ser su novia.Angélica, lo puso al tanto de todo lo que había ocurrido y lo que estaba en pleno proyecto, su nuevo negocio. Ella y Arantza decidieron desligarse del negocio familiar, dejando en
En el apartamento de Diego—¡Y yo! ¡Yo también, te amo! —confesó Angélica, envuelta en el vorágine del amor y deseo, que había reprimido por todos estos años, separada de él.Diego, salvaje y tierno, la excitó y desató en ella esa pasión que muy bien conocía. Esta, era solo de él y eso muy bien lo sabía. Hubo muchas personas que al irse al extranjero, le escribieron sobre lo mal que se veía los primeros meses e incluso los primeros años de su separación.Después, recibió noticias de como andaba sola con su hermana y con Lila a quienes muchos consideraban una mala influencia para ella. Nunca la vieron salir con alguien del sexo opuesto, pareciera que los odiaba porque apenas se le acercaban, los espantaba.—¡Te prometo, que no te arrepentirás de haberme aceptado! —prometió él, con una voz ronca y seductora. Comiéndose el cuerpo de ella, a besos, literalmente hablando. No hubo centímetro del mismo, que no recorriera con sus manos, labios, su boca y su lengua.—¡Por favor, Diego! No me v
En la mansión González - LeónMateo, al llegar, consiguió a Adriana aun revisando el menú, el cual sin ponerse de acuerdo con sus hermanas, era el mismo, en honor a sus ascendientes. Ella, dejó todo de lado y subió con él a la recámara para que descanse.—¿Llamaste al restaurante, amor? —preguntó él.—Si mi amor, en cinco horas aproximadamente envían todo el menú. E incluso, contraté dos personas para que se encarguen de la atención aquí en la casa. Pedí lo mismo para nuestro personal. A ellos, les preparé una mesa en el comedor auxiliar.—¡Perfecto! —comentó él, ciñéndola por la cintura.—¿Sabes si Francisco viene con alguien? ¿Le dijiste que podía traer un invitado? —preguntó ella pegándose más a él, inhalando totalmente el olor que emana de su cuerpo, el cual le embriaga, excita y despierta todos sus sentidos.—Sí, mi amor. No me comentó nada, solo me aseguró que vendrá —respondió él sonriendo al observar como ella aspiraba el olor de su cuerpo. No me digas que esta cena tendrá com
En CabimasPosteriormente, llegó el asistente de Mateo con una amiga, a quien se le iban los ojos con este y Marcos. Ellos, eran muy parecidos, solo que había una diferencia de edad entre estos de cinco años, la cual no se notaba mucho.Francisco, observó, que cometió un error llevando a su amiga, quien se había empeñado en acompañarlo. Finalmente, llegó don Kelvin quien, al entrar al salón y mirar a Adriana, se sentía aún avergonzado y cohibido. No lo presentó Mateo, él pensaba que quien debía hacer esto era su mujer y así fue. Adriana tomando la palabra, dijo: —Familia, amigos y amigas, necesito su atención, para presentarles a mi padre... Kelvin Fuenmayor.Todos quedaron como en shock, pues la mayoría conocía a don Kelvin, sabían que era el hombre más rico de toda la región y dueño de casi todos los comercios de Cabimas. Él, de inmediato, fue presentándose a cada uno de los invitados, salvo a Marcos, con quien trabajó en el rescate de Mateo.Luego, se acercó a Adriana a quien le a
En el DoradoDespués, de ponerse de acuerdo en la división de la mansión, estos se retiraron al salón de fiesta. En este, se divirtieron bailando, escuchando música y conversando entre ellos. Mauricio a pesar de sentirse muy atraído por Arantza, prefirió dejar para otro momento, su declaración.—¿Cómo te sientes? —Interrogó Arantza— Cuando estés cansado, me avisas para llevarte a tu habitación. Ordené que te prepararán una alcoba para que te quedes a dormir aquí. Prefiero, que no salgas a la calle, después que hemos pasado una noche tan espectacular.—Gracias Arantza, aunque no me gustaría darte tantas molestias —aseguró él con firmeza— ¡Me siento muy bien! En gran parte, gracias a ti.—¡Te la debía! Fui muy grosera la primera vez que te molestaste en venir a mi casa, y no lo agradecí ¡Disculpa, por favor! —suplicó ella llevándose sus dos manos al rostro avergonzada.—¡No tengo nada que disculparte! —Respondió él, sonriendo con ella— Al contrario, estoy agradecido por tu interés en mí
Kelvin, al llegar al estacionamiento de la mansión, observó cuando el chófer de su hija, acompañaba a Luisa, para llevar a esta a su apartamento. En vista de esto, él ofreció llevarla. Ella, subió a su camioneta y de camino a su vivienda mantuvo una agradable conversación con este.—Aún estoy sorprendida con el anuncio que hizo Adriana, de que eres su padre —comentó Luisa, porque si alguien conocía de la riqueza y abundancia de este hombre, era precisamente ella.—¡Para mí también lo fue! —Expresó él— Me costó mucho, decir a Adriana que era su padre —confesó, apuñando sus manos en el volante— Mateo ya estaba al tanto de todo, por lo que fue un gran apoyo para mí.—¡Ah, qué bien! Yo particularmente lo respeto y admiro mucho, es un hombre excepcional que le ama y protege. No creo que haya algo en su vida, más importante que su mujer y sus hijos —afirmó esta, con una sonrisa, mirando a Kelvin de frente.—¡Sí! Definitivamente, Mateo ama sinceramente a mi hija y da su vida por ella, como p