ASESINOS FATALES
En mis sueños, Katerin y yo veíamos a nuestra mamá salir del departamento. Ya no volvería, nos lo había dicho. Cuando la puerta se cerró, mi hermana tomó una mochila y se preparó para buscar empleo. No me miró ni dijo nada, pero lloró en silencio.

—¡Hey! ¡Hey, muchacha!

Emití un quedo quejido, luego parpadeé un par de veces. Un hombre se encontraba frente a mí, la luz tenue de una lampara oscurecía su rostro, volviéndolo nada más que una silueta.

¿Me había quedado dormida? ¿Dónde estaba Gisel?

—¡Vamos, niña, despierta de una vez!

Fruncí el ceño y ladeé la cabeza, desorientada. En un vistazo breve, me di cuenta de que ese lugar no era el penhouse de Gisel. Ese nuevo sitio era oscuro, de muros desnudos, vacío y con solo una puerta de metal oxidada en una esquina.

Yo estaba recostada de espaldas en el suelo. Y cuando intenté moverme, un dolor tirante me recorrió los brazos; mis manos estabas atadas sobre mi cabeza.

De inmediato entré en pánico y comencé a debatirme.

—¡Hey,
Tatty G.H

Mañana AMANTES AUSENTES. Últimos capítulos, sigue leyendo COMPLÁCEME Y DESTRÚYEME. GRACIAS POR SEGUIR ESTA HISTORIA.

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