Capítulo 566
Luciana, con cubrebocas y guantes, salió a recibirlos:

—¿Qué tenemos?

—Una herida por asta de toro, con daño en la zona torácica…

—Aquí se ve más abdominal —corrigió ella—. Entren de una vez y pónganlo en monitor. Necesito a una enfermera que inicie la vía y prepare el abdomen. Informen a quirófano que se prepare la mesa; yo haré la extracción de sangre para mandar análisis y pedir sangre al banco si hace falta.

—¡Entendido, doctora!

A pesar de lucir una barriga ya notable, Luciana no se veía apocada en lo más mínimo; se desenvolvía con la misma agilidad de siempre.

Alejandro llegó justo para verla girar hacia la sala de emergencias, mientras las puertas se cerraban tras ella con un suave “whoosh”. Se quedó en la sala de espera, sin más remedio que sentarse y aguardar.

Poco después, Luciana salió con un expediente en la mano, alzando un poco la voz:

—¿Quién es el familiar?

—¡Yo! —se escuchó del otro lado.

—Necesito que me acompañe; hay que aclarar algunos detalles y firmar autorizacion
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