Capítulo 483
Ella tenía la vista fija en los “folletos” que sostenía, curioseándolos. Tenía que admitir que los amantes de Leticia no estaban mal, físicamente hablando. Quizá su moral dejaba mucho que desear, pero por lo menos tenían buen aspecto.

Todavía estaba concentrada en esas fotos cuando, de pronto, se quedó a oscuras: alguien le tapó los ojos. Sintió un leve aroma a colonia con notas de menta. Ni falta hacía mirar: sólo podía ser Alejandro.

Él le quitó el folleto de las manos y recién entonces la soltó.

—No sigas viendo estas cosas, no quiero que te ensucies la mirada —dijo con un tono que mezclaba cariño y autoridad.

Luciana se quedó sin palabras. ¿Otra vez aparecía él?

Leyó la expresión en sus ojos y Alejandro forzó una sonrisa triste, como si comprendiera que ella no quería verlo. Y lo aceptaba. Era su culpa, no de Luciana. Estaba dispuesto a aguantar su rechazo.

—Esta noche no podré cenar contigo —explicó—. En un rato me toca ponerme el suero y luego tengo que salir de inmediato a la ci
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