Capítulo 488
Sus palabras eran frías, pero en su interior sentía el pecho hecho un nudo. Dolía demasiado, y cuanto más dolía, más claridad adquiría.

Apoyó las manos en el pecho de Alejandro y lo apartó con delicadeza.

—Vete ya. Es muy tarde y necesito dormir —dijo, soltando un bostezo que dejaba claro lo cansada que estaba.

Alejandro titubeó un instante antes de soltarla.

—Déjame en paz. Hazlo por ti también. Alejandro, si piensas ocuparte de todo al mismo tiempo, terminarás agotado —le soltó, dándole la espalda mientras entraba de nuevo al sanatorio.

Él se quedó ahí, contemplando cómo la figura de Luciana se alejaba. ¿Soltarla? ¿Dejarla ir? Una vez creyó poder hacerlo, pero ahora… sencillamente no podía.

***

A la mañana siguiente, Balma llegó en el primer tren del día. Al pasar por la entrada del sanatorio, reconoció la camioneta estacionada. Prefirió no acercarse a curiosear y entró de inmediato al edificio.

Dentro, Luciana ya había terminado de alistarse y estaba ayudando a Pedro a lavarse la ca
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP