Capítulo 489
A la mañana siguiente, Luciana terminó de empacar sus cosas en un par de maletas y las colocó junto a la puerta del departamento de Martina. Al alzar la vista, se encontró con la mirada triste de su amiga.

—¿Así que te vas en serio? —preguntó Martina, con un deje de melancolía.

—Sí —respondió Luciana, sonriéndole—. No puedo quedarme aquí para siempre. Tenía que buscar un lugar más definitivo.

En pocos meses, llegaría el bebé. Además, la casa de la Calle del Nopal, la que había recibido, le daría un techo adecuado. Por si fuera poco, el dinero que le dio su padre biológico, Ricardo, cubría los gastos del tratamiento de Pedro en el extranjero y aún le sobraba lo suficiente para contratar a alguien que la ayudara cuando naciera el bebé. Debía reconocer, le gustara o no, que Ricardo la había apoyado en un momento clave.

Martina comprendía todo aquello, pero aún así frunció los labios con pesar:

—Te voy a extrañar muchísimo.

—No exageres. No es como si fuéramos a dejar de vernos. —Luciana l
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