Capítulo 495
Con aparente cuidado, Alejandro acercó la cuchara a los labios de Luciana. Era un gesto que pretendía ser gentil, pero ella no pudo evitar recordar la escena de ese día: así era como él alimentaba a Mónica en la habitación del hospital. Aquello la perturbó, haciéndole fruncir el ceño casi de manera imperceptible.

—No… —empezó a decir.

—¿No? —Los ojos rasgados de Alejandro se entornaron, denotando un leve fastidio.

—Quiero decir que puedo hacerlo sola —matizó Luciana rápidamente, evitando un posible conflicto. Dejó la toalla a un lado y tomó la taza—. Estoy casi lista… beberé un poco.

Claro, pensó. No era Mónica, ella sí podía valerse por sí misma. Dio un sorbo.

Al verla ceder, la tensión en el rostro de Alejandro se relajó un poco.

—¿Qué tal? ¿Te gusta el sabor?

—Supongo que está bien —contestó Luciana en tono neutro—. Aunque el olor me resulta un poco fuerte.

—Mientras no te parezca desagradable… —Alejandro sonrió con suavidad—. Es bueno para ti y para el bebé. Con una taza al día es
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