Capítulo 318
—Debo ir. —Hizo una pausa y añadió—: Te lo cuento porque necesito que le ocultes a mi abuelo a dónde fui. Él cree que estamos juntos…

Se refería a que Miguel daba por hecho que todo iba bien entre ellos.

—Simón se quedará contigo —concluyó.

Luciana sintió cómo su corazón se apretaba, sintiendo la impotencia de saber que, si él decidía irse, no habría forma de retenerlo.

Se hizo a un lado, sin responder.

Alejandro apretó los dientes:

—Gracias.

Abrió la puerta del auto y se marchó a toda velocidad.

Luciana se quedó en el mismo lugar, sin moverse, durante un largo rato.

—Luciana —la llamó Simón desde atrás—. ¿Subes al auto, por favor?

—De acuerdo —aceptó ella, entrando en el vehículo.

—¿A dónde vamos? —preguntó Simón.

¿A dónde ir?

No podía volver a casa sola, o sería evidente para Miguel que Alejandro la había abandonado ahí.

—Da igual, conduzcamos sin rumbo un rato —murmuró Luciana con un deje de amargura.

—Entendido.

Simón la observó a través del retrovisor. Era una chica de aspecto tan
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