Capítulo 300
—Abuelo…

¿Cómo podía Luciana aceptar algo así? Apenas había logrado escapar de un matrimonio que no era sano, ¿y ahora debía saltar nuevamente a esa hoguera?

Al notar su descontento, Miguel suspiró.

—No tienes que responderme ahora. Para algo tan importante, es natural que necesites pensarlo, ¿no crees?

Sonrió con ternura.

—Te doy dos días, pasado ese tiempo, me contestarás. Mientras tanto, el dinero que necesites te lo daré. No es mucho y no tienes que devolverlo. ¿Acaso el abuelo le pide a una nieta que le reembolse la mesada?

Hizo una pausa, subrayando su siguiente afirmación:

—No quiero obligarte a nada. Independientemente de tu respuesta, tú me llamas abuelo, y yo te considero mi nieta. Nadie va a forzarte.

Luciana se quedó sin palabras, sus delicadas facciones contrayéndose con preocupación.

Aunque él lo dijera así, no se sentía más ligera. Por el contrario, la presión sobre su pecho parecía más pesada que nunca.

***

Al salir de la habitación, Luciana se topó de frente con Alejan
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