Capítulo 307
Luciana tomó una mandarina y empezó a pelarla con calma.

—Bueno, ¿de qué querías hablarme?

—Luciana… —Mónica presionó los labios, sintiendo cómo se tensaban sus manos sobre la bolsa que descansaba sobre su regazo—. Quiero hablarte de Alex.

—Ajá. —Luciana asintió—. Eso me dijiste en tu mensaje. ¿Qué, en concreto, quieres tratar?

Con la respiración agitada, Mónica se armó de valor:

—Quiero pedirte que dejes la familia Guzmán.

El movimiento de Luciana, pelando la mandarina, se pausó un instante. Una ligera curva apareció en sus labios.

Hacía apenas unos días, Miguel la había invitado a regresar, ¿y Mónica ya estaba enterada?

—¿Por qué te quedas así en silencio, Luciana? —insistió Mónica, mirándola fijamente—. Tú y Alex no tienen ningún sentimiento real. Si se obligan a estar juntos, ¿qué van a obtener además de dolor?

Luciana terminó de quitarle la cáscara a la mandarina y se llevó uno de los gajos a la boca.

—Está dulce. ¿Quieres probar?

Mónica se sintió humillada. ¿Cómo iba a tener apet
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