Capítulo 298
—Escucha…

—¡Mónica! —Ricardo, adivinando lo que su hija planeaba decir, intentó frenarla con urgencia.

Mónica miró a su padre con impotencia:

—Papá, a estas alturas no queda otra salida. Tú lo viste, por más que intentaste ser amable con ella, ¿de qué sirvió, si no tiene pizca de conciencia?

No tenía prisa; esperó pacientemente a que Ricardo tomara una decisión.

Él lo pensó largo rato. Finalmente, las ansias de seguir vivo pesaron más.

Ricardo cerró los ojos y asintió.

Mónica sonrió con frialdad, mirando a Luciana:

—Si aceptas, la casa que mi padre te mostró antes será tuya. Además, nos haremos cargo de todos los gastos de Pedro. Pero si te niegas…

No terminó la frase, tampoco hacía falta.

Luciana lo entendió. Si no aceptaba, se quedaría sin nada. Y Pedro volvería a su antigua situación, sin el apoyo que necesitaba, condenado a una vida sin atención, como cualquier paciente con autismo sin recursos.

De pronto, el ambiente se congeló. Nadie dijo nada durante unos instantes.

—Luciana… —R
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