Capítulo 297
—¡Luciana! —Mónica estalló en furia, el rostro alternando entre el rojo y el pálido—. ¡Al menos eres una futura doctora! ¿Cómo puedes decir palabras tan sucias?

Luciana puso los ojos en blanco hacia el techo.

—¿Mis palabras son sucias? Es porque sus actos son todavía más repugnantes, mi «querida hermana». ¿Es que no entiendes la relación causa-efecto? Pobrecita, ¡un caso desesperante de analfabetismo!

—Tú… tú… —Mónica temblaba de ira, incapaz de pronunciar nada coherente.

—¿Te enojaste? —Luciana soltó una fría carcajada—. ¿Y con qué cara te enojas? ¡Oh, lo olvidaba! ¡No tienes cara!

—Luciana, te lo diré claro: ¡Vas a donar el hígado! ¡Aceptes o no, lo harás igual!

—Tranquila, ya decidí que no lo haré —contestó Luciana sin titubear.

¿Qué más podía decir? Era una pérdida de tiempo seguir allí. Si continuaba, terminaría vomitando del asco. Se dio media vuelta dispuesta a marcharse, pero Mónica la sujetó con fuerza.

En el bello pero ahora retorcido semblante de Mónica, brillaban ojos lleno
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