Capítulo 212
Mostró su tarjeta del comedor con una sonrisa.

Fernando, sabiendo que ella prefería mantener las cosas informales, aceptó. Fueron juntos a la cafetería; él se encargó de servir la comida mientras Luciana buscaba una mesa.

—Para ti —dijo él, poniéndole otra porción de sus bolitas de carne favoritas—. Come todo lo que quieras; lo que dejes, me lo termino yo.

—Gracias —respondió ella con una sonrisa, tomando una papita frita mientras lo miraba con una mezcla de ternura y resignación. Finalmente, suspiró—. Fernando, dejando de lado tu situación familiar, tú sabes cómo es mi vida. No deberías…

—¡Para! —Fernando frunció el ceño—. Soy un adulto y sé bien lo que estoy haciendo. —Hizo una pausa, antes de agregar con tono firme—: Si tienes tanto valor, enfréntame cada vez que me veas o llámale a la policía y dime que te estoy molestando, pero no puedes evitar lo que siento.

Luciana se quedó helada. Sabía que no podría hacerle eso.

—Come tranquila —dijo Fernando al notar su expresión aturdida y c
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