En la amplia y cómoda habitación de Lucas dentro de la mansión Clark, él y Alejandro discutían con voz baja y seria. La puerta estaba asegurada, y cada palabra que intercambiaban estaba envuelta en una atmósfera de secreto. Lucas miraba fijamente a su hermano, mientras sostenía un vaso de whisky. —No podemos permitir que Ethan interfiera en esto, Alejandro. ¿Si sospecha algo de nuestra reunión con los rusos? Todo podría venirse abajo. Es un iluso si piensa que puede deshacerse de los negocios sucios de papá sin consecuencias. Alejandro asintió, su expresión grave mientras jugaba con un encendedor de oro entre sus dedos. —Lo sé. Por eso debemos actuar con inteligencia. La reunión será anónima, fuera del radar de todos. Ni Nathan ni Ethan deben enterarse. —¿Y Saori? —preguntó Lucas, levantando una ceja. —Está más cerca de Ethan últimamente, y no podemos subestimar lo que ella podría descubrir. Alejandro soltó una risa breve, casi burlona. —Saori está atrapada en su propia red de mani
La oficina de los Clark estaba llena del murmullo de teléfonos, el golpeteo de teclados y la intensidad de los tratos que se cerraban a diario. Alejandro, vestido impecablemente con un traje oscuro y el porte característico de Ethan, estaba sentado en el despacho principal revisando documentos. En el fondo de su mente, todavía saboreaba el éxito de la renovación del contrato con la mafia rusa, pero su atención se mantuvo enfocada en mantener la fachada perfecta de su hermano. Un suave toque en la puerta interrumpió sus pensamientos, y antes de que pudiera responder, Saori entró en la oficina. Alejandro levantó la mirada y se congeló por un instante, aunque su rostro no traicionó emoción alguna. —Ethan, espero no estar interrumpiendo —dijo Saori con una sonrisa encantadora, cerrando la puerta detrás de ella. —Para ti, ¡nunca es una interrupción! —respondió Alejandro con la voz controlada, inclinándose hacia atrás en la silla y fingiendo una familiaridad que sabía que Ethan habría mo
Los herederos de la empresa de tecnología fundada por su padre Alejandro Clark, se encuentran reunidos en la sala privada de la mansión. Los cuatro hermanos se encuentran reunidos. Ethan, el primero en nacer. Con una expresión seria y con un sentimiento encontrado en su pecho.Nathan el segundo en nacer se encuentra al lado de Alejandro y Lucas los últimos en nacer del parto de cuatrillizos. Los tres últimos se encuentras conversando acaloradamente sin prestar atención a Ethan, que se siente desesperado por la manera en la que sus hermanos intentan tomar la decisión sobre la secretaria Saori.Ethan, con un tono serio y fuerte. —¡Esto se nos está saliendo de control! Saori es muy inteligente, demasiado lista. ¿Si continuamos improvisando? Va a descubrir nuestras identidades más pronto de lo que creemos.Nathan, mostrando irrespeto y su verdadera intención, no dejo de mencionar con una sonrisa cruzada de malicia en su rostro. —¿Y cuál es el problema? Talvez sería mejor decirle la verdad
Saori permaneció en el estacionamiento, su corazón palpitando con una mezcla de emoción y adrenalina. El beso con Ethan había sido un punto de no retorno. Pero lo que realmente alimentaba su determinación era esa certeza, esa pequeña chispa que le decía que estaba desenmascarando algo mucho más grande que un simple secreto de un hombre que parecía ser único y solitario.Mientras tanto, en el despacho. Nathan emergió de las sombras con el rostro endurecido. Su mirada chocó con la de Ethan, que se giró al escuchar sus pasos y lo que pronunciaba al momento que se dirigía hacia él. —¿Qué crees que estás haciendo, Ethan? —Nathan escupió con desprecio, sus ojos brillando con ira contenida. —¿Cómo te atreves a romper el acuerdo que hicimos? ¿Ella significa tanto para ti como para arriesgar todo? Ethan se levantó de su asiento, firme, pero con un reflejo de culpa en sus ojos. —No tienes idea de lo que significa para mí, Nathan. Y no es solo un capricho. Es real. Algo que ninguno de nosotro
Todo parecía indicar que Nathan había logrado su objetivo con Saori esa mañana en la que salieron de la empresa y Ethan estallaba en rabia tras haber recibido las muestras de burla de parte de su hermano Nathan.El día transcurrió y Ethan no encontraba sosiego, hasta que la noche lo arropó en su habitación y el sentimiento de traición y decepción fue su peor acompañante durante la noche, sabiendo que al día siguiente debería enfrentar a Saori. Sin saber realmente lo sucedido con Nathan.A la mañana siguiente Ethan encontró a Saori en la sala de reuniones vacía, revisando algunos documentos. Había algo diferente en ella, una serenidad calculada que él no terminaba de entender. Con el corazón aún pesado por la furia del día anterior, decidió enfrentarla con la verdad que tanto lo atormentaba. —Saori. —dijo con firmeza, cerrando la puerta detrás de él. —Necesito hablar contigo. Es importante. Saori levantó la vista, su rostro sereno, aunque sus ojos brillaban con una intensidad que del
Esa noche, mientras la lluvia tamborileaba contra las ventanas, Saori repasó su plan una y otra vez. Había decidido que, ¿si los cuatrillizos querían jugar con su mente y su corazón? Ella les demostraría que no era una simple espectadora en este juego. Sabía que cada uno de ellos tenía su propia personalidad, sus propios secretos. Ahora su misión era descubrirlos.Al día siguiente, Saori llegó a la oficina con la determinación de encontrarse con el CEO Ethan para tomar un café. Apenas llegó, notó que algo estaba diferente en su actitud. Más serio, más analítico. Se trataba de Nathan, estaba segura. Decidió probar su teoría lanzando preguntas sutiles. —Ethan, ¿recuerdas cuando hablamos de tus planes de abrir una galería de arte? —preguntó con una sonrisa inocente, pero estudiando cada detalle de su reacción.Nathan parpadeó, incómodo, antes de responder con evasivas. No era el soñador apasionado que Ethan siempre mostraba ser. Antes de dar una respuesta, Nathan sonrió con sarcasmo. —¡
Ethan sostuvo la mirada de Saori, sus ojos cargados de emociones que parecían demasiado intensas para ser falsas. —No eres parte de ningún juego, Saori. Nunca lo has sido. —Su voz era baja, casi un susurro, pero cada palabra parecía resonar en el alma de Saori. Ella lo miró, buscando desesperadamente una grieta en su fachada, algo que revelara si sus palabras eran sinceras o una nueva jugada en el tablero que los hermanos habían diseñado tan meticulosamente. Pero lo que encontró fue algo que no esperaba. ¡Vulnerabilidad! Miedo y temor a ser descubierto. —Ethan… —comenzó a decir, pero él la interrumpió, llevando una mano a su mejilla y acariciándola con ternura. —Déjame demostrarte que mis sentimientos por ti son reales. —Ethan la sostuvo entre sus brazos, inclinándose para rozar su frente con la de ella. —No importa lo que pienses de mí ahora. Te demostraré que soy más que un hombre atrapado en una mentira. —añadió con franqueza en su voz.Saori cerró los ojos, dejándose llevar po
Nathan había calculado cada movimiento con precisión. Al colgar la llamada con Saori, una sonrisa astuta cruzó su rostro. Todo estaba yendo según su plan.Ethan regreso minutos después a la habitación con el pulso acelerado y disgustado por la interrupción de su hermano, a lo que Saori tras observar su rostro le pregunto. —¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?Ethan se acercó a Saori, de frente y tras besar cálidamente sus labios, incitando al deseo entre ellos, pero conteniéndose en ese instante. —¡Lo siento Saori! Debo marcharme, surgió un asunto el cual no puedo ignorar solo así.Saori asumiendo que Ethan fue interrumpido por unos de sus hermanos, no dudo en sonreír de manera sarcástica. Tomando la parte media de Ethan con sus manos y acariciando suavemente, ella susurró. —¡Ignóralo! Quédate conmigo esta noche como lo planeamos y te juro que nunca olvidaras lo que pasara después de este beso entre nosotros.Ethan hirviendo en deseo por Saori no lograba resistirse al encanto de la bella