Saori permaneció en el estacionamiento, su corazón palpitando con una mezcla de emoción y adrenalina. El beso con Ethan había sido un punto de no retorno. Pero lo que realmente alimentaba su determinación era esa certeza, esa pequeña chispa que le decía que estaba desenmascarando algo mucho más grande que un simple secreto de un hombre que parecía ser único y solitario.
Mientras tanto, en el despacho. Nathan emergió de las sombras con el rostro endurecido. Su mirada chocó con la de Ethan, que se giró al escuchar sus pasos y lo que pronunciaba al momento que se dirigía hacia él. —¿Qué crees que estás haciendo, Ethan? —Nathan escupió con desprecio, sus ojos brillando con ira contenida. —¿Cómo te atreves a romper el acuerdo que hicimos? ¿Ella significa tanto para ti como para arriesgar todo?
Ethan se levantó de su asiento, firme, pero con un reflejo de culpa en sus ojos. —No tienes idea de lo que significa para mí, Nathan. Y no es solo un capricho. Es real. Algo que ninguno de nosotros puede comprender del todo.
Nathan sonrió, amargo y sarcástico. Preguntó. —¿Real? ¿Y qué hay del resto de nosotros? ¿Qué hay de nuestra familia? ¿De todo lo que hemos construido? ¿Vas a tirar eso por la borda por ella? ¿Sabes que también me importa?
—No soy como tú. —respondió Ethan, su voz baja, pero cargada de furia. —No usaría a alguien que amo como un peón en este maldito juego que hemos estado jugando desde siempre. ¿Crees que no conozco tus verdaderas intenciones?
Nathan dio un paso hacia adelante, su expresión oscureciéndose aún más. —No me subestimes, Ethan. No tienes idea de lo lejos que estoy dispuesto a llegar para asegurarme de que esto termine a mi favor. Y, ¿si Saori tiene que pagar el precio? Entonces que así sea. Después de todo no ha logrado diferenciarnos.
Ethan lo miró con incredulidad y horror. —No te atrevas a lastimarla, Nathan.
Nathan sonrió, su semblante irónicamente tranquilo. —Eso dependerá de ti, querido hermano. ¡Quiero ser el primero que duerma con ella! ¿Si llegamos a este acuerdo? Lucas y Alejandro nunca se enterarán.
Ethan con un rostro de incredulidad e incertidumbre, reaccionó. —Según tú. ¿Cómo lograras que ellos nunca se enteren? ¿Se te olvido que los cuatro somos uno?
La pregunta de Ethan, aparentemente cambiaba la perspectiva, mientras Saori seguía perdida en sus pensamientos. Cuando escuchó unos pasos detrás de ella. Giró rápidamente, solo para encontrar a Alejandro, el tercero de los hermanos Clark. Su mirada era cálida, casi protectora, pero había algo en su sonrisa que la hizo dudar.
—¿Te encuentras bien, Saori? —preguntó Alejandro, inclinando ligeramente la cabeza con aparente preocupación.
—Sí, solo necesitaba aire fresco —respondió, esforzándose por mantener la compostura.
Saori no se explicaba como aparentemente Ethan había llegado de prisa hacia donde ella se encontraba, luego de haber conversado en el despacho hace unos instantes.
—Pareces tensa —Alejandro se acercó un paso más, su tono amistoso, pero con un matiz intrigante y muy diferente a como en el despacho. —He notado que últimamente pasas mucho tiempo pensando las circunstancias entre nosotros. Espero que sepas en qué te estás metiendo.
Saori frunció el ceño, desconcertada. —¿A qué te refieres?
Saori tras su inclinación a descubrir la verdad que afloraba delante de ella, no dejó de preguntarse mientras Alejandro le susurraba. —¿Estaré confundida o realmente hay más de dos Ethan Clark?
Alejandro suspiró, como si estuviera lidiando con un gran peso. —Solo quiero protegerte, Saori. Este mundo… nuestra empresa… no es lo que parece. hay secretos, y te lo digo porque me importa lo que pueda pasarte.
—¿Secretos? —preguntó ella, su voz temblando ligeramente. —¿Por qué no lo mencionaste de esa manera en el despacho?
Alejandro la miró fijamente, como si estuviera evaluando cuánto podía decirle. Enterándose en ese instante que Saori había estado con su cuatrillizo en el despacho sin que fuera notificado de ello. —No todo lo que ves es real. Y a veces, las personas más cercanas a ti son las que más daño pueden hacerte. No lo mencioné antes, porque seguramente el momento no nos lo permitió.
Antes de que Saori pudiera responder, Alejandro se inclinó hacia ella, dejando un beso fugaz en su frente. —Solo recuerda que estoy aquí si alguna vez necesitas la verdad.
De vuelta en la oficina, Nathan y Ethan continuaban enfrentándose. —Ciertamente somos uno, pero no dependemos solo de ti. Me asegurare que Saori no mencione una sola palabra luego del encuentro con ella. ¿Cuándo te he pedido algo en la vida hermano? —dijo Nathan, con una sonrisa fría.
Ethan desvió su mirada y trató de evitar la respuesta que deseaba Nathan. Aseverando en ese instante. —Ella es más lista de lo que piensas. Saori sabe que algo no encaja, y está cerca de descubrirlo todo. Por ello, ¿una jugada así? La haría descubrirlo todo.
Ethan apretó los puños, pero mantuvo su tono controlado. —No subestimes su fuerza. Saori puede manejar la verdad.
Nathan lo interrumpió, su tono venenoso. —¿De verdad crees que te perdonará cuando sepa que no eres el único Ethan Clark?
El nombre resonó en la mente de Ethan como un eco, recordándole el peso de su mentira. Sabía que tarde o temprano tendría que decirle la verdad a Saori: que no había un solo Ethan, sino cuatro. Lo que no sabían era que Alejandro ya había plantado la semilla de la duda en ella tras el inesperado encuentro en el parqueo.
Esa noche, Saori no pudo dormir. Las palabras de Alejandro resonaban en su mente, mezclándose con el recuerdo del beso de Ethan en el despacho. Decidida, tomó su teléfono y envió un mensaje.
—"Necesitamos hablar. Hay algo que no estás contándome, Ethan."
Unos segundos después, llegó la respuesta de Ethan. —"Mañana a las ocho en mi oficina. Deseo que conversemos mas a fondo"
Saori no sabía si sentir alivio o temor. Algo estaba por cambiar para siempre, y el peso de esa revelación amenazaba con romper no solo su relación con Ethan, sino el delicado equilibrio que sostenía la verdad sobre los cuatrillizos Clark.
La mañana siguiente prometía ser el comienzo de un desenlace cargado de emociones, secretos y decisiones que definirían el destino de todos.
Alejandro intrigado por lo que Saori le mencionó en el estacionamiento, se acercó a la habitación de Lucas para conversar al respecto. —Hoy me encontré con Saori en el estacionamiento, pero Ethan no mencionó que se había reunido con ella en el despacho.
Lucas se exaltó y mencionó. —¿Cómo fue eso posible? Saori pudo haber descubierto todo en un instante. Has sido precavido, ¿verdad?
Alejandro no dejó de mencionar con tranquilidad y transmitiendo confianza a su hermano menor por segundos en el parto. —¡Tranquilo! Afortunadamente ella confesó haber hablado con Ethan y me facilitó el asunto, pero, ¿No crees que es demasiado tedioso tener que continuar aparentando ser Ethan?
Lucas con un gesto de desgaste, respondió al comentario de Alejandro. —Entonces deberíamos apresurar nuestro plan. Saori puede firmar todos los papeles que necesitamos para tomar nuestra parte de la empresa y largarnos para siempre. Después de todo Ethan y Nathan podrían recuperar el capital si venden todas las propiedades de la familia.
—¿Cuánto tiempo crees que podría tomarnos hacer los desfalcos? —preguntó Alejandro con la ambición en su mirada.
Lucas, con el deseo que sudaba por acostarse con Saori, mencionó con una sonrisa pícara y desbordada de lujuria. —¡No tomaría mucho tiempo si convenzo a Saori a dormir conmigo! Pero para ello debes ayudarme.
A Alejandro realmente no le interesaba los sentimientos de Saori, por lo que exclamó con desinterés. —Realmente no me interesa, puedo ayudarte con eso. ¿Cómo convencerías a Saori de no mencionarle algo al respecto a Ethan o Nathan? Pasar una noche con esa mujer, no considero que ella podría dejarlo de mencionar.
Lucas convencido al igual que Nathan se lo aseguró a Ethan, le mencionó a Alejandro. —Me encargaré que no lo saque a colación. ¡Incluso! Podría hacerle firmar un contrato de silencio y confidencialidad, para asegurar nuestra privacidad.
Alejandro no se encontraba convencido, aun así, mencionó antes de retirarse a su habitación del otro lado de la mansión. —¡Haz lo que quieras! Traté de dejarla servida en la cama cuando me corresponda estar con ella a solas nuevamente.
Ethan se encontraba frustrado por tomar la decisión de dejarle el privilegio a Nathan de dormir con Saori, sin saber que Alejandro y Lucas tramaban la misma historia, pero con la única intención de conseguir que Saori comenzara a firmar los documentos para desfalcar la empresa de la familia.
Esa noche Ethan no concilio el sueño pensando, ¿Qué hablar con Saori a la mañana siguiente? Necesitaba convencerla que solo existía un Ethan Clark, pero también necesitaba dejarle en su corazón que él, era el único Ethan Clark que la amaba con el sentimiento más puro y profundo.
Ethan Ahora se daba cuenta de que su mayor error había sido subestimar la ambición sin límites de sus hermanos. Mientras Ethan luchaba con su culpa, Nathan aprovechaba su oportunidad. Saori, confundida y vulnerable tras su último encuentro con Ethan en el despacho.
Saori se presentó a la hora indicada la noche anterior. Nathan se presentó como el hombre amable y protector que ella creía conocer, pero su intención era clara: asegurarse de que Saori se acercara más a él, alejándola del verdadero Ethan.
—Saori —dijo Nathan, mirándola fijamente desde el otro lado del escritorio mientras observaba su computador. —¿Alguna vez te has sentido desprotegida a mi lado?
Saori bajó la mirada, sus dedos jugando nerviosamente con el borde de su vestido. —No lo sé, Ethan. Hay tantas cosas que no entiendo. Ethan… ¡Eres un misterio!
Nathan aprovechó el momento para deslizarse emocionalmente. Se levantó, la rodeó y tomó sus manos con un gesto aparentemente protector. —No tienes que estar confundida, Saori. Yo estoy aquí, siempre lo he estado.
Esa mañana, las palabras de Nathan se mezclaron con su cercanía, y Saori, atrapada en su vulnerabilidad, comenzaba a ceder. Nathan sonrió para sí mismo mientras la convencía de pasar la noche con él.
La mañana encontró a Ethan agotado, con el rostro sombrío y el corazón pesado. Había decidido dejar de lado sus propios deseos y revelar la verdad a Saori. Sin embargo, antes de que pudiera salir de su habitación, había recibido un mensaje de texto de Nathan que lo detuvo abruptamente. —"Saori se encuentra ahora mismo conmigo, espero que respetes nuestro pacto y te quedes de brazos cruzados."
El mensaje fue como un puñal en el corazón de Ethan. Su mente giró en espiral, tratando de procesar la traición. No solo por parte de Nathan, sino también por la posibilidad de que Saori realmente se estaba dejando llevar por el deseo y no fue capaz de diferenciar el trato y el cariño que Ethan le daba cuando permanecían a solas.
Sin pensarlo dos veces, Ethan salió de su habitación, su expresión dura como una máscara de acero. Llegó al ala oeste de la empresa, donde sabía que encontraría a Nathan posiblemente saliendo con Saori. Los dos estaban juntos, a punto de abordar el auto.
—¡Así que has sido capaz Saori! —exclamó Ethan con una voz de decepción por lo que estaba observando.
Nathan levantó una ceja, su sonrisa burlona intacta. Observando de lejos el auto de Ethan tras la sombra de la mentira susurró en su mente. —¿Lo que tú no tuviste el valor de hacer, hermano? Se convirtió en mi oportunidad.
Todo parecía indicar que Nathan había logrado su objetivo con Saori esa mañana en la que salieron de la empresa y Ethan estallaba en rabia tras haber recibido las muestras de burla de parte de su hermano Nathan.El día transcurrió y Ethan no encontraba sosiego, hasta que la noche lo arropó en su habitación y el sentimiento de traición y decepción fue su peor acompañante durante la noche, sabiendo que al día siguiente debería enfrentar a Saori. Sin saber realmente lo sucedido con Nathan.A la mañana siguiente Ethan encontró a Saori en la sala de reuniones vacía, revisando algunos documentos. Había algo diferente en ella, una serenidad calculada que él no terminaba de entender. Con el corazón aún pesado por la furia del día anterior, decidió enfrentarla con la verdad que tanto lo atormentaba. —Saori. —dijo con firmeza, cerrando la puerta detrás de él. —Necesito hablar contigo. Es importante. Saori levantó la vista, su rostro sereno, aunque sus ojos brillaban con una intensidad que del
Esa noche, mientras la lluvia tamborileaba contra las ventanas, Saori repasó su plan una y otra vez. Había decidido que, ¿si los cuatrillizos querían jugar con su mente y su corazón? Ella les demostraría que no era una simple espectadora en este juego. Sabía que cada uno de ellos tenía su propia personalidad, sus propios secretos. Ahora su misión era descubrirlos.Al día siguiente, Saori llegó a la oficina con la determinación de encontrarse con el CEO Ethan para tomar un café. Apenas llegó, notó que algo estaba diferente en su actitud. Más serio, más analítico. Se trataba de Nathan, estaba segura. Decidió probar su teoría lanzando preguntas sutiles. —Ethan, ¿recuerdas cuando hablamos de tus planes de abrir una galería de arte? —preguntó con una sonrisa inocente, pero estudiando cada detalle de su reacción.Nathan parpadeó, incómodo, antes de responder con evasivas. No era el soñador apasionado que Ethan siempre mostraba ser. Antes de dar una respuesta, Nathan sonrió con sarcasmo. —¡
Ethan sostuvo la mirada de Saori, sus ojos cargados de emociones que parecían demasiado intensas para ser falsas. —No eres parte de ningún juego, Saori. Nunca lo has sido. —Su voz era baja, casi un susurro, pero cada palabra parecía resonar en el alma de Saori. Ella lo miró, buscando desesperadamente una grieta en su fachada, algo que revelara si sus palabras eran sinceras o una nueva jugada en el tablero que los hermanos habían diseñado tan meticulosamente. Pero lo que encontró fue algo que no esperaba. ¡Vulnerabilidad! Miedo y temor a ser descubierto. —Ethan… —comenzó a decir, pero él la interrumpió, llevando una mano a su mejilla y acariciándola con ternura. —Déjame demostrarte que mis sentimientos por ti son reales. —Ethan la sostuvo entre sus brazos, inclinándose para rozar su frente con la de ella. —No importa lo que pienses de mí ahora. Te demostraré que soy más que un hombre atrapado en una mentira. —añadió con franqueza en su voz.Saori cerró los ojos, dejándose llevar po
Nathan había calculado cada movimiento con precisión. Al colgar la llamada con Saori, una sonrisa astuta cruzó su rostro. Todo estaba yendo según su plan.Ethan regreso minutos después a la habitación con el pulso acelerado y disgustado por la interrupción de su hermano, a lo que Saori tras observar su rostro le pregunto. —¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?Ethan se acercó a Saori, de frente y tras besar cálidamente sus labios, incitando al deseo entre ellos, pero conteniéndose en ese instante. —¡Lo siento Saori! Debo marcharme, surgió un asunto el cual no puedo ignorar solo así.Saori asumiendo que Ethan fue interrumpido por unos de sus hermanos, no dudo en sonreír de manera sarcástica. Tomando la parte media de Ethan con sus manos y acariciando suavemente, ella susurró. —¡Ignóralo! Quédate conmigo esta noche como lo planeamos y te juro que nunca olvidaras lo que pasara después de este beso entre nosotros.Ethan hirviendo en deseo por Saori no lograba resistirse al encanto de la bella
Saori cerró la puerta de su apartamento, el eco del clic resonando en la quietud de la habitación. Apoyó la espalda contra la pared de su habitación, dejando escapar un suspiro prolongado. Su mente era un torbellino de emociones. Había logrado lo que se había propuesto con Nathan, envolviéndolo en una red de seducción bajo la falsa fachada de Ethan. Sin embargo, la intensidad de lo que compartió con el verdadero Ethan esa misma noche seguía rondando en su mente como una melodía persistente. Se quitó los tacones con movimientos lentos, recordando cómo Nathan la había mirado, su devoción aparente y ese fuego inconfundible en sus ojos. Pero Ethan... Ethan tenía algo diferente, algo que la hacía cuestionar su propio plan.Sacudió la cabeza con decisión. No, no podía permitirse dudar ahora. Su misión era clara, desentrañar las mentiras de los cuatrillizos y controlar el juego antes de que ellos lo hicieran. Al día siguiente en la oficina, mientras Saori revisaba algunos documentos en su
En la amplia y cómoda habitación de Lucas dentro de la mansión Clark, él y Alejandro discutían con voz baja y seria. La puerta estaba asegurada, y cada palabra que intercambiaban estaba envuelta en una atmósfera de secreto. Lucas miraba fijamente a su hermano, mientras sostenía un vaso de whisky. —No podemos permitir que Ethan interfiera en esto, Alejandro. ¿Si sospecha algo de nuestra reunión con los rusos? Todo podría venirse abajo. Es un iluso si piensa que puede deshacerse de los negocios sucios de papá sin consecuencias. Alejandro asintió, su expresión grave mientras jugaba con un encendedor de oro entre sus dedos. —Lo sé. Por eso debemos actuar con inteligencia. La reunión será anónima, fuera del radar de todos. Ni Nathan ni Ethan deben enterarse. —¿Y Saori? —preguntó Lucas, levantando una ceja. —Está más cerca de Ethan últimamente, y no podemos subestimar lo que ella podría descubrir. Alejandro soltó una risa breve, casi burlona. —Saori está atrapada en su propia red de mani
La oficina de los Clark estaba llena del murmullo de teléfonos, el golpeteo de teclados y la intensidad de los tratos que se cerraban a diario. Alejandro, vestido impecablemente con un traje oscuro y el porte característico de Ethan, estaba sentado en el despacho principal revisando documentos. En el fondo de su mente, todavía saboreaba el éxito de la renovación del contrato con la mafia rusa, pero su atención se mantuvo enfocada en mantener la fachada perfecta de su hermano. Un suave toque en la puerta interrumpió sus pensamientos, y antes de que pudiera responder, Saori entró en la oficina. Alejandro levantó la mirada y se congeló por un instante, aunque su rostro no traicionó emoción alguna. —Ethan, espero no estar interrumpiendo —dijo Saori con una sonrisa encantadora, cerrando la puerta detrás de ella. —Para ti, ¡nunca es una interrupción! —respondió Alejandro con la voz controlada, inclinándose hacia atrás en la silla y fingiendo una familiaridad que sabía que Ethan habría mo
Los herederos de la empresa de tecnología fundada por su padre Alejandro Clark, se encuentran reunidos en la sala privada de la mansión. Los cuatro hermanos se encuentran reunidos. Ethan, el primero en nacer. Con una expresión seria y con un sentimiento encontrado en su pecho.Nathan el segundo en nacer se encuentra al lado de Alejandro y Lucas los últimos en nacer del parto de cuatrillizos. Los tres últimos se encuentras conversando acaloradamente sin prestar atención a Ethan, que se siente desesperado por la manera en la que sus hermanos intentan tomar la decisión sobre la secretaria Saori.Ethan, con un tono serio y fuerte. —¡Esto se nos está saliendo de control! Saori es muy inteligente, demasiado lista. ¿Si continuamos improvisando? Va a descubrir nuestras identidades más pronto de lo que creemos.Nathan, mostrando irrespeto y su verdadera intención, no dejo de mencionar con una sonrisa cruzada de malicia en su rostro. —¿Y cuál es el problema? Talvez sería mejor decirle la verdad