Es lunes, me desperté temprano, una, porque no había podido conciliar el sueño por completo y la otra era que tenía que estar puntual a las diez de la mañana para la junta que había en la empresa donde, lo vería de nuevo, pero debía ir a mi casa para cambiarme. Desperté a las seis de la mañana, escuché que alguien estaba en el baño, me percaté de que Jade estaba aún enroscada entre las sabanas toda cubierta para que la luz tenue de la ventana no la despertara. Escuché que tosían así que esperé con paciencia, pero la tos se convirtió en arcadas, así que me levanté de prisa para ayudar a Rose, que, cuando abrí la puerta me hizo una seña para que no entrara.—Son los malditos malestares matutinos—dijo mientras continuaba otra arcada.Me acerqué para ayudarla con el cabello.—Ce petit—(ese pequeño) mascullé—, tan temprano está molestando.Soltó una risita, se limpió con el dorso de la mano y tiró de la llave, mientras se sentaba en la tapa del baño.—Es como una gr
Ciento cincuenta y ocho pasos para llegar a la sala de juntas principal, “tap, tap, tap” hacían mis tacones en el suelo, mientras Maya a mi lado con la tableta mirándola al caminar con sus tacones cómodos extraño mis flats pensé. Si la junta de hoy salía bien le compraría a Maya un par de flats.—Ya pedí su cappuccino—eficaz como siempre, me abrió la puerta.—Muchas gracias—¿qué haría yo sin ella? —, te prometo que nos iremos juntas a almorzar después, yo invito—prometí, la verdad Maya me caía muy bien. Mis hermanos ya se encontraban dentro conversando con algunos inversionistas, en el rincón, no muy lejos de donde se encontraba mi hermano Travis, identifiqué al delicioso italiano con mirada de cachorro. Todos los hombres pusieron sus ojos en mí.Que divertido. Sonreí a todos con cordialidad, con aire de poder coqueto, y más de un hombre ahí me barrió el cuerpo.—Bonne journée à tous—(buen día a todos) saludé.—Buen día, señorita Vial—coincidieron
Travis salió de la oficina de juntas y llamó a Leonard para conversar, mientras Nathe también se les unía.Le lancé una mirada al italiano.—Lo espero en mi oficina—murmuré.Reanudé mis pasos acompañada de Maya.—Audrey, espera—me detuvo Nathe—, también tú debes venir. De pronto me asusté un poco, nadie me había preparado para eso, suspiré, le dije a Maya que se adelantara. ¿Lo sabían? ¿Habrían visto mi foto con Leonard?Me reuní con mis hermanos y Leonard.—¿Qué sucede? —pregunté inocente.—Nada malo—contestó Travis—, de hecho, queremos felicitarte, estuviste bastante bien, nos sorprendiste, papá estará orgulloso—me miró con orgullo.Sonreí anchamente, eso se sentía muy bien. No se enteraron de nada.—Entonces… —comencé a decir sin entender muy bien de que iba todo eso.—Solo para recordarte que la cena de mis padres será este fin de semana—comenzó Travis sonriendo cómodamente—, y bueno, quería que estuvieras tú para que formalmente invitemos a Leonard y a su prometida a
LEONARDHace 3 años.Estoy molido, acabo de llegar de Berlín y ahora tengo que verle la cara a mi padre. Me había llamado a su oficinaÉl se había obsesionado con enviarme a Montreal, en los últimos meses algo o alguien había sembrado la idea de comenzar a hacer alianzas con “la competencia” nunca había querido hacerlo y me había parecido muy sospechoso.Vial Corporación había sido la eterna competencia de mi familia desde sus inicios en la industria tecnológica, aunque me parecía completamente una locura, quizá conseguiríamos algo bueno de esto. —Debes convencerlos—ordenó desde su asiento.Me daba la espalda, mirando hacia el enorme ventanal con vista a la plena ciudad de Nápoles, fumaba un puro y el olor siempre me había parecido nauseabundo.—Aun no entiendo su insistencia —contesté—, en los últimos años Prometheus ha ido innovando mucho mejor que ellos—No levantes la voz, me repetí—, si me lo permite, estamos a quizá tres pasos más allá de ellos.—Quizá—repitió, y sabía a la perf
LEONARDLas horas de vuelo parecían interminables, estaba tan impaciente por conocerla, preferí dormir antes de que la azafata regresara a molestar con su intento mediocre de coqueteo.Desde que Carlo y yo subimos al jet, está se había subido la falda más de lo permitido, y se había abierto el escote, quizá en otro tiempo hubiese caído, pero ahora no, estaba más ansioso por conocer a la pequeña fierecilla de los Vial.Estaba cansado, tantos viajes y negocios durante cinco meses seguidos me estaban cobrando factura.Mantuve el expediente entre mis manos, lo repasé una y otra vez hasta que sus datos quedaran grabados a fuego en mi mente, solo un día me bastó para obsesionarme con ella.Al parecer, la había conocido, una vez en la mansión de su abuelo ¿Cómo pude ser tan tonto de no haberla reconocido?Claude había invitado a mis padres a una ceremonia de aniversario matrimonial, era más una fiesta informal, por eso me llevaron. Tenía doce años, había otros chicos de mi edad, los conocía
LEONARD—Maldita sea—gruñí golpeando el ventanal.Ya en mi oficina, apenas pude notar mi reflejo por sobre el exótico Montreal.Carlo entró sin tocar a mi oficina.—Señor …—¿Che cosa? —(¿Qué?) volví a gruir sin mirarlo.Lo escuché soltando un bufido.—Bien—protestó—, si no quieres escuchar lo que tengo que decir me voy…Solté el aire exasperado.—Sembri una donna scontrosa—(suenas a una mujer malhumorada), me quejé—, Parla —(habla).—Muy bien —siguió, se acercó al escritorio con una sonrisa oculta, depositó unos papeles —, traigo la respuesta del abogado.—¿Y? —me aproximé ansioso.—Tres semanas de matrimonio—me acercó los papeles— , si firmas ahora, claro que si no quieres—iba a retirar los papeles.—Dame el maldito bolígrafo de una buena vez —se los arrebaté y firmé con urgencia las tres hojas.Un poco de estrés se redujo.—Solo falta la fidanzata —(novia) Carlo también estaba aliviado.Él había sufrido tanto como yo estos años y meses.—Debe aceptar ese cheque, tendrá en el cuell
AUDREY ¡Podría tragarme la tierra de una buena vez!Bien Travis podría ponerme una soga al cuello y arrastrar mi cadáver por todo Downtown en su maldito Bentley continental.Nos dirigíamos al restaurant Plaza Athénée para ver a mis padres y a mi hermano Nathe.—No diré nada de lo que pasó—dijo al fin mi hermano—, sé que sabrás salir de esta.—Gracias—solté el aire con alivio, lo menos que quería era que mi familia se enterara de otro “escándalo de la oveja negra”—Debo advertirte que los hombres casados, rara vez cumplen las promesas que hacen.Genial ahora todo mundo era experto en este campo.—En realidad—contesté—, no estaba esperando nada de él.—Pero ha dicho que estaba enamorado de ti—me lanzó una miradita—, es muy raro que los hombres admitan su amor abiertamente.—Sí, claro—rodeé los ojos.No quería creer lo que mi hermano me decía.—Bueno, hermanita, me dijiste que no me metiera en tu vida y no lo haré, tú sabrás lo que haces. De mi parte no saldrá nada, haré caso omiso a lo
AUDREYLos días pasaban tan rápido que cuando llegó el sábado los nervios se apoderaron de mí, ya no tenía tiempo para pasearme las horas en el centro comercial, así que escarbé en mi closet, entre los vestidos con etiqueta, había uno rojo, verde, celeste, ultramar y dos de color rosa.Me debatí entre el celeste y el verde, pero cuando tuve el verde entre las manos, supe las zapatillas correctas, en tiempo récord tomé una ducha, me embroqué el vestido y comencé mi arduo trabajo con el maquillaje y peinado suelto en hondas vintage, el cabello así hacía resaltar mi perfil y estilizaba mi cuello.Tomé un pequeño bolso donde metí mi móvil, bajé para encontrarme con Erick.Esta vez iba a ir sola, Jade aún estaba en su viaje de negocios, y Rose no podía con las náuseas, estaba considerando regresar a casa y envolverme bajo las sabanas para dormir hasta tarde, pero si quería abrirme camino para encontrar más recursos para la división de Neuro, estaba más que obligada a ir.No tardamos mucho