AUDREY ¡Podría tragarme la tierra de una buena vez!Bien Travis podría ponerme una soga al cuello y arrastrar mi cadáver por todo Downtown en su maldito Bentley continental.Nos dirigíamos al restaurant Plaza Athénée para ver a mis padres y a mi hermano Nathe.—No diré nada de lo que pasó—dijo al fin mi hermano—, sé que sabrás salir de esta.—Gracias—solté el aire con alivio, lo menos que quería era que mi familia se enterara de otro “escándalo de la oveja negra”—Debo advertirte que los hombres casados, rara vez cumplen las promesas que hacen.Genial ahora todo mundo era experto en este campo.—En realidad—contesté—, no estaba esperando nada de él.—Pero ha dicho que estaba enamorado de ti—me lanzó una miradita—, es muy raro que los hombres admitan su amor abiertamente.—Sí, claro—rodeé los ojos.No quería creer lo que mi hermano me decía.—Bueno, hermanita, me dijiste que no me metiera en tu vida y no lo haré, tú sabrás lo que haces. De mi parte no saldrá nada, haré caso omiso a lo
AUDREYLos días pasaban tan rápido que cuando llegó el sábado los nervios se apoderaron de mí, ya no tenía tiempo para pasearme las horas en el centro comercial, así que escarbé en mi closet, entre los vestidos con etiqueta, había uno rojo, verde, celeste, ultramar y dos de color rosa.Me debatí entre el celeste y el verde, pero cuando tuve el verde entre las manos, supe las zapatillas correctas, en tiempo récord tomé una ducha, me embroqué el vestido y comencé mi arduo trabajo con el maquillaje y peinado suelto en hondas vintage, el cabello así hacía resaltar mi perfil y estilizaba mi cuello.Tomé un pequeño bolso donde metí mi móvil, bajé para encontrarme con Erick.Esta vez iba a ir sola, Jade aún estaba en su viaje de negocios, y Rose no podía con las náuseas, estaba considerando regresar a casa y envolverme bajo las sabanas para dormir hasta tarde, pero si quería abrirme camino para encontrar más recursos para la división de Neuro, estaba más que obligada a ir.No tardamos mucho
AUDREYA regaña dientes y a escondidas de todos, nos escabullimos por la cocina, el caos estaba desatado en ese lugar y todos estaban tan inmersos en sus trabajos que no repararon en nosotros al pasar, topamos el almacén de carga y ahí estaba el pasillo para los camiones, afortunadamente no había nadie, solo un solitario camión a la espera de descargar, Leonard se dirigió a este. —¿Qué haces? —tiré de su mano.—No podemos irnos en nuestros autos y arriesgar a que nos vean ¿no?—¿Va… vamos a robarlo?—Diría que a tomarlo prestado—sonrió anchamenteDio un salto para bajar la plataforma de descarga y caer en el asfalto, se giró para estirar los brazos hacia mí, mi corazón comenzó a martillear con fuerza.—Ven, no te dejaré caer—estiró sus dedos.Dudé un momento, pero ya estaba aquí, y no podía echarme hacia atrás.Estiré mis brazos y toqué los suyos, Leonard me tomó por la cintura y con agilidad me cargó, me pegó hacia él haciendo que me deslizara por su pecho, mi vestido se levantó ha
Tenía dos opciones cuando desperté al día siguiente, seguir dormida a su lado o salir corriendo y aparentar que nada sucedió.Diez minutos después, Erick me esperaba bajo el hotel de Leonard, quien tenía, al parecer, el sueño bastante pesado. Dejé su saco a los pies de la cama, lo observé un poco antes de que Erick me contestara de vuelta, salí en silencio de su habitación, y del hotel.El resto de la semana había pasado sumamente rápido, era jueves por la mañana Jade y yo esperábamos a Rose bajo su apartamento en mi Jeep.—Estoy nerviosa —dijo Jade—, me gustaría saber si es otra mujercita como nosotras, aunque también me gustaría que fuera niño, ¿te imaginas un niño pelirrojo? Ese niño no se va a salvar de los apodos que le ponga.Jade, estaba completamente emocionada, igual que yo, aunque me preocupaba un poco el asunto del padre. Rose salió de su departamento, pero su semblante era muy pálido—Guao, se ve un poco mal —susurré, bajaba los tres escalones de la entrada y esperaba cruz
Era viernes, Carlo estaba haciendo check out de la suite de mi hotel, nos encontrábamos en los Ángeles. Después de pasar cuatro días en esta selva ruidosa; no pude concentrarme, me debatí entre la ansiedad por el divorcio y la abstinencia del no haber visto a mi fierecilla. Mi fierecilla debía saber los días que se contaban para mi separación oficial.3980.89 kilómetros y 5 horas con 27 minutos después, me dirigí directamente hasta el edificio de los Vial.—¿No piensas darme una tregua? —se quejó Carlo.—¿De cuándo acá te quejas de esto?—Desde que me tienes viajando cuatro días seguidos ¿piensas que soy de piedra? —bufó—, y ahora vamos hacia los Vial, ella ya te rechazó.—Y no pienso darme por vencido—Carlo volvió a soltar un bufido—, además, ¿de qué te quejas? La reunión es con Nathaniel—silencio—. ¿Qué no se hicieron muy buenos amigos?Conocía a mi amigo bastante bien, desvió la mirada de mí.—No… no creo que el joven Vial se haya considerado mi amigo.Podría seguir molestándolo, p
AUDREYTomé mi bolso y mis llaves antes de cerrar mi habitación para salir disparada hacia mi coche, faltaba solo media hora para las cinco, mi corazón estaba martilleando al mil.Me había esmerado mucho en verme bien, quizá mejor que bien, un vestido negro hasta el cuello, sin mangas. Estaba ligeramente ceñido, hasta la rodilla, me coloqué unas zapatillas nude y un abrigo blanco largo combinado con unos guantes negros.Leonard se había llevado la mayoría del tiempo en mi mente, dándole vueltas al asunto de hoy, ¿Qué quería decirme? ¿Qué era tan importante, ¿Podría ya haber dejado a su esposa?No, qué horror atormentarme con esos pensamientos, no era digno de mí, Travis tenía razón acerca de que los hombres casados no cumplían las promesas, pero ¿por qué lo decía?, ¿él no había hecho? ¿Mi hermano habría podido hacer tal canallada?“Es tarde, es tarde” me repetí una y otra vez, lo había aplazado demasiado, conduje rápidamente hasta Downtown con el miedo de tener una multa.Nada llenaba
AUDREYEl miedo se convirtió en asombro para después caer en alivio, el hombre que estaba frente a mí era un guardia de seguridad que había escuchado los gritos, tiró de David para alejarlo de mí.—Señorita, ¿se encuentra bien?—Si—dije aliviada.—¿Quiere que llame a la policía? —preguntó mi salvador—¿Podría hacer eso? —pregunté ya tranquila.De pronto comencé a sentirme mareada, quizá era la adrenalina que estaba bajando.—Eso no es necesario—protestó David mientras trataba de zafarse, de pronto otro guardia apareció y apoyó a su compañero para controlarlo—, ella es mi novia.—Por supuesto que no—repliqué enseguida.David comenzó a tironear con el guardia y de pronto le atenazó un golpe, mientras que el otro intentaba someter a David enseguida.Esto no estaba bien, si estaba en ese estado, algo malo podría pasarme.Corrí de nuevo hacia el restaurante, pero alguien me sujetó y solté un grito.—Tranquila, señorita Vial—vi al hombre, era el encargado, solté un fuerte suspiro de alivio
Los abogados habían solicitado una reunión de ambas partes, así que debía estar en la oficina de la firma a las nueve de la mañana, ahora eran las cinco y no había podido conciliar el sueño.Había tenido que regresar a Nápoles, pero no era eso lo que me mantenía despierto, sino ella, el solo pensarla me estremecía.Estuve metido en juntas el viernes hasta tarde, para luego irme a la Colombe y esperé tanto como pude, cuando había dado por hecho que ella jamás llegaría, contra todo el impulso de buscarla dejé que Carlo me llevara casi a último minuto al aeropuerto esperando en una de las cafeterías, intenté llamarla, pero justo al momento de hacerlo anunciaron el abordaje de mi hangar, así que me marché sin mirar atrás.Ella había decidido no vernos, tal vez no quería saber nada de mí, sabía la promesa que me había hecho de que nada ni nadie podría separarnos, pero con ella, con ella no podía luchar si esa era su decisión.Aun así, ir a la reunión con los abogados era lo más sensato que