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Me pongo las gafas de sol para poder ocultar los enormes surcos que hay bajo mis ojos y entro con cuidado de no hacer ruido. Camino con sigilo, todo con máximo cuidado.

Ya que la policía me trajo hasta la casa de Elizabeth, aprovecho para hacer una pequeña visita; en realidad me daba pereza ir hasta el apartamento.

Ahora sólo pienso en llegar a mi habitación y darme una larga ducha para quitarme este horrible olor a alcohol y cloro.

Camino sobre mis pasos y voy a la cocina. Necesito comer algo si no quiero desfallecer ahora mismo. En cuanto entro, como no... Elizabeth y Richard están en la cocina. Richard está sentado en uno de los taburetes de la isleta, hojeando un periódico y mi madre prepara algo que huele horrible.

Los dos están de espaldas a mí y no parecen percatarse de mi presencia, hasta que oyen mis tacones retumbar por el suelo.

Richard es el primero en darse la vuelta, sus ojos se abren como platos. Sé que tengo pinta de haber pasado la noch

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