Dejo de cortar la cebolla sobre la tabla cuando el timbre suena con insistencia. Miro el reloj del móvil y frunzo el ceño, contrariada ante la hora, apenas son las cuatro y media y la única visita que esperaba era la de Aiden. Le había prometido que lo invitaría a cenar en una especie de cita.
Soy una pésima cocinera, pero una pequeña parte de mí estaba ilusionada con poder cocinar para él. Puede que no tengamos ninguna relación sentimental, pero somos buenos amigos y siempre está ahí para apoyarme.
Detengo la música y me limpio las manos a la camiseta vieja.
—Un momento —digo para que no se vaya.
Troto hasta la puerta y abro con una sonrisa para encontrarme con unos grandes ojos avellanas que me observan con una mezcla de temor y timidez.
—¿Kaia? —inquiero con incredulidad.
Ella alza la mirada y esboza una sonrisa débil mientras juguetea con el paquete envuelto que tiene en ambas manos. Decir que me ha pillado por sorpresa es quedarse corta.
<Por fin viernes y con ello la fiesta que llevaba esperando. Va a ser un fin de semana duro, pero eso significa que sólo quedan un par de semanas para las vacaciones y con ello mi esperado viaje a California. Fantaseo a todas horas con ello, hasta tacho los días en el calendario, eso me ayuda a mantenerme entretenida y no pensar; que más podría pedir...Me doy un último repaso en el espejo y practico como sonreír, últimamente me cuesta más de lo normal. Creo que he acertado de pleno con el vestido, el color coral me sienta de maravilla, aunque me aseguro de abrigarme correctamente.Me peino el pelo con los dedos y me retoco por última vez el pintalabios del mismo color que mi vestido. Me llega el mensaje de Amanda, comunicándome que ya está esperando abajo. Cojo el bolso de mano brillante que me dejó Alyssa y salgo a toda prisa.Esta vez Amanda y yo iremos completamente solas. Un ratito para nosotras y poder hablar con tranquilidad. Por lo que tengo entendido las fi
Duda y me mira con el ceño fruncido, una mirada severa es suficiente para hacer que se decida y pase por la puerta, cerrándola detrás de él. Le dedico una mirada rápida al guardia de seguridad y camino con paso fingidamente decidido hacia el ascensor.Cuando ambos entramos me apoyo en la pared y me quito los tacones con dificultad. Si los llevaba un segundo más tendrían que amputarme los pies. Sam se ríe con suavidad al ver mi cara de alivio, y a pesar de que está detrás de mí puedo imaginarme su cara irónica y los brazos cruzados sobre el pecho. Me paso las manos por la cara y suspiro.Supongo que ahora es el momento de escuchar sus explicaciones sobre el porqué debería perdonarlo.—¿Y bien? —inquiero.Salimos al pasillo de mi apartamento y camino dando pequeños traspiés.—Estás bastante pedo —murmura. Lo miro por el rabillo del ojo y me río al ver el ceño fruncido y sus labios formando un mohín—, y más insoportable —añade con una risita.Oh, ese
Me levanto de golpe de la cama, asesinándolo con la mirada, pero él se ríe mientras se cruza de brazos impasible, formando en sus labios esa mueca burlona.—Creo que el único que ha follado aquí eres tú, porque yo no me enterado de nada ¡Ni siquiera me has dejado tocarte! ¡Ni me has besado! —estallo perdiendo los estribos. Me paso las manos por el pelo y me tiro de las raíces—. ¿Por qué lo has hecho? —inquiero.—A qué te sientes frustrada, como si te faltara algo que te saca de quicio y hace que estés de mal humor. Pues así como yo me siento cada vez que me mandas a la mierda o te dedicas a provocarme con cosas que no deberías hacer —responde con avidez.Me sonríe con suficiencia y me aparta un mechón de la frente. Cuando le doy un manotazo en la mano comienza a reírse con burla.—Supongo que tengo que devolverte un poco de tu propia medicina.—Eres un imbécil —mascullo entre dientes.Lo que me acaba de hacer es... es, joder, ni siquiera sé cómo e
Primero abro un ojo con lentitud y observo las nubes grises que aparecen por el ventanal. Me froto los ojos con las manos mientras intento incorporarme en la cama, pero un profundo pinchazo me atraviesa la sien, haciendo que vuelva a tumbarme.«Mierda.»¿Por qué he tenido que beber tanto? Anoche me pasé con el whisky, tal vez demasiado y lo peor de todo es que no me acuerdo de nada.Ladeo la cabeza y miro estupefacta a Sam, que aún sigue durmiendo mientras yo me muero de la rabia por dentro. Creo que por eso no he mirado antes, porque tenía la esperanza de que fuera Aiden y no Sam, pero no.Mi mente vuelve a jugarme una mala pasada.Borrosas imágenes de lo que sucedió anoche pasan por mi mente. Recuerdo que discutimos, otra vez y que yo le dije que lo odiaba y también que casi lo obligué a acostarse conmigo...Parece que al final lo conseguí y con excelentes resultados, sino no estaría mirando su perfecto rostro angelical dormido como una idiota.<
Me levanto del sofá con brusquedad cuando alguien aporrea la puerta con insistencia y pica al timbre. Cuando miro la hacia la terraza ya es de noche. Exhalo un largo suspiro y arrastro los pies hasta la puerta. Abro justo cuando Aiden iba a volver a golpearla, haciendo que su puño quede en el aire y sus grandes y expresivos ojos me miren con atisbo de sorpresa que no tarda en transformarse en una dubitativa ceja enarcada.Me echo el pelo hacia atrás y lo miro con los ojos entrecerrados por el sueño.—¿Qué hora es? —pregunto con voz pastosa.—Las ocho y cuarto —me responde. Sonríe con malicia y me recorre de arriba abajo de manera deliberada—, y hay una hora hasta New Lenox.Arrugo la nariz sin comprender nada de lo que me está contando, hasta que mis neuronas vuelven a conectarse y recuerdo que hoy es el cumpleaños de Alyssa... espera... ¡Hoy es el cumpleaños de Alyssa!Abro los ojos como platos y me miro de arriba abajo al dar cuenta que ni siquiera me
Su voz parece frágil y vulnerable... y eso es tan poco propio de él que lo único que quiero hacer es salir corriendo del coche y vomitar. Rebobinar los últimos cuarenta y cinco minutos de mi vida y no haber dicho nada. Aiden me mira fijamente, hasta el punto de que me intimida su postura. Estoy segura de que esto es tan nuevo para él como para mí, incluso puede que más, pero coincidimos en algo: los dos estamos perplejos.En un acto reflejo me llevo las manos al pelo y me lo retiro hacia atrás tirando de él. Dejo caer las manos inertes a los costados y meneo la cabeza con pesar.—No lo sé —confieso en una risa floja, expulsando el aire por la nariz.Mi risa floja termina por convertirse en una risa histérica, verificando que he perdido el control de la situación por completo. Y entonces me río, me río hasta que la barbilla me tiembla, el estómago me duele... Me río de mis sentimientos de mierda, me río de mí misma por lo patética que soy, me río de esa maldita prom
Aiden se desvía por un casi invisible y estrecho camino. Lo único que lo rodea es la maleza del lugar, que tiene una pinta tétrica a causa de la oscuridad que lo engulle, parece el típico sitio donde siempre suceden cosas malas, como de peli mala de terror que después no me dejan dormir.A medida que nos acercamos al epicentro de la casa, los coches comienzan a estar aparcados en fila a cada lado del camino. Pasamos delante de una casa en la que no parece haber nadie, por suerte, porque a pesar de que la casa de Amanda parece estar lejos de la suya, la música a toda pastilla ya se puede escuchar de fondo.Cuando la cantidad de coches que hay aparcados nos augura que no habrá sitio disponible más cerca, decidimos aparcar en el primer hueco que encontramos libre.Hago una mueca de fastidio y escruto a Aiden con una ceja enarcada.—Deberíamos haber llegado antes —farfullo con indignación.—Oh, siento si la señorita «Me he quedado dormida» no le gusta el si
Asiento con la cabeza y sonrío de la manera más dulcemente falsa en la que he sonreído jamás. Realmente no saben a quién están metiendo a jugar a su juego, pero supongo que así será todo más emocionante y adictivo.Aiden me sonríe cuando cojo uno de sus brazos y hago que me rodee la cintura con él. Creo que así me siento más cómoda y en cierto modo, me prepara para pegarles una paliza a estos chicos que siguen mirándome con cara rara.Ninguno parece abrir la boca hasta que Troye, que parece el portavoz del grupo, me presenta al resto. Comienza señalando a Travis, el chico de piel de ébano y cabeza rapada, que me sonríe de manera divertida, llevándose los dedos índice y corazón a la frente y dirigiéndolos hacia mí de manera cortés. Sin embargo, el otro tipo sólo levanta la mirada por un par de segundos, dejando a la vista unos llamativos ojos azul aguamarina, tímidos y cautelosos. Su cabello tiene un tono castaño claro ondulado y su piel es extremadamente pálida.No