Georgina HallVeía de rodillas a Zucker con sus ojos brillantes de la emoción, me parecía mentira, tenía la sensación de que me había quedado dormida y estaba en un sueño, porque la otra opción es que él se hubiese vuelto loco.Me llevé la mano a la boca y cerré los ojos con fuerza, mientras mi corazón golpeteaba en mi pecho como si se trataran del repique de las campanas de una iglesia, me llevé la mano al pecho y por fin abrí los ojos de nuevo y sí, él continuaba allí, de rodillas, esperando mi respuesta.Quizás lo lógico sería mandarlo a la porra, de todas maneras duró un tiempo que no creyó en mí, pero el sentido común prevaleció, desde que volví y sobre todo el último mes de nacimiento de nuestro hijo, él se había portado no solo como un buen padre para mi hijo, sino también se había comportado como un perfecto caballero para mí, y mi gran apoyo, sin embargo, lo que pesaba aún más es que me amaba y yo… me había enamorado en ese tiempo de él.Lo veía como trataba a nuestro pequeño
Bárbara SummersDurante el poco de un mes, mi salud había mejorado significativamente. Gracias a la fisioterapia y al apoyo de Taylor que se había convertido en una gran amiga.Había recuperado mi movilidad. Aunque aún enfrentaba desafíos, me sentía agradecida por cada pequeño avance que lograba.Había estado en contacto con Georgina durante ese tiempo, preguntándole por el estado de su pequeño hijo, a quien yo quería como si fuera de mi propia sangre, porque lo había amado desde que llegué junto a su madre.Nuestro pequeño Diallo había nacido con una afección cardíaca, y Georgina y Zucker habían estado luchando juntos, por su salud. Constantemente mis pensamientos y oraciones estaban con ellos, esperando que nuestro pequeño guerrero se recuperara.Estaba en la sala jugando con mi pequeña hija, cuando escuché que el celular de Lawson repicó y lo escuché hablar.—¿Pero qué tiene el bebé? —preguntó y enseguida se escuchó su respuesta—Voy para allá.Cuando cortó la llamada, yo no pude ev
Lawson HallComo estaba pendiente de todo lo que hacía Bárbara, no pude evitar observar cuando ella se escabulló detrás de Zucker. La visión encendió un fuego lento en mi pecho y mis manos se cerraron en puños. Cada paso que ella daba hacia Zucker era una provocación deliberada, así que no dudé en seguirla y en la terraza del edificio, vi cómo sus cuerpos se unieron en un abrazo, fue como si ella hubiera encendido una cerilla contra mi contención.Así que decidí entrar, la miré con desprecio, no podía creer lo descarada que había sido, siguiendo a mi hermano en un momento tan vulnerable, para ofrecérsele. Por eso cuando entré, le dije que se quedara conmigo, que necesitaba hablar con ella, mi hermano salió y nos dejó solo.—¿Qué quieres, Lawson? Estamos pasando por un momento muy difícil, y no tengo tiempo para discusiones —respondió con firmeza, aunque su voz temblaba un poco.Me acerqué a ella, mis ojos clavados en los suyos, llenos de hostilidad.—No te hagas la inocente, Bárbar
Bárbara Summers.La silueta de Georgina enmarcaba las luces fluorescentes mientras avanzaba, con sus tacones chasqueando sobre las baldosas estériles del hospital. Se acercó a mí, que permanecía tirada en el suelo, llorando y con las manos temblorosas, sintiendo la peor vergüenza de mi vida.Los ojos expectantes de todos en la sala de espera, se posaron en Georgina y en mí, esperando seguramente que ella arremetiera en mi contra, y yo la observé con dolor en mi mirada, con miedo, porque no soportaría que ella le creyera a él.Georgina se mantuvo firme frente a la mirada acusatoria de Lawson, su voz era inesperadamente suave, un murmullo tranquilizador en medio del caos cuando me habló.Extendió la mano, y con el pulgar apartó las lágrimas que corrían por mis mejillas, luego con sus dedos levantó suavemente mi barbilla para obligarme a mirarla a los ojos.—No te preocupes, Bárbara. Yo confío en ti. Lawson tiene la mente nublada por la rabia y eso no lo deja pensar con claridad. No per
Bárbara Summers Hay un momento en la vida que te das cuenta de que tarde o temprano lo malo que hiciste te alcanza, yo había tratado de redimirse, pero me daba cuenta de que no había redención sin castigo y yo merecía el mío.También que a veces por mucho que buscabas cambiar, el pasado te perseguía y era inclemente. Sentí el frío mordisco de las esposas al colocarlas en mi muñeca. Tenía las manos extendidas, un gesto de rendición que contradecía mi determinación interior. El murmullo de la multitud crecía como un mar enfurecido mientras me llevaban, sin embargo, mi atención se centró en la figura decidida de Georgina, que caminaba hacia mí con el rostro marcado por la preocupación, abriéndose paso entre la masa de cuerpos en un intento por llegar hasta mí.—Por favor, no se la lleven… ella no está bien de salud. —sollozó—¡No pueden hacerle esto! La voz de Georgina se quebró de desesperación.—Tranquila Geo, todo estará bien, tarde o temprano, tenía que rendir cuenta a la justicia
Bárbara Summers El tintineo de la reja de la puerta de la celda retumbó en mis huesos cuando entré en ese oscuro pasillo, con el corazón como un tamborileo sincopado en medio del silencio. El miedo me atenazaba por dentro, y el frío se calaba en mi interior, por más admitir los hechos, por más arrepentida que estuviera, por más que estaba en una situación delicada para mí, no había misericordia y en el fondo de mi corazón sabía que no la merecía.El abogado designado por el estado, porque yo había rechazado el otro, había sido medianamente eficiente, casi desapasionadamente, como si estuviera tramitando una transacción en lugar de defender una vida, la libertad.—Su petición ha acelerado el proceso—, había dicho, con voz sin inflexiones—Cinco años, porque tiene otros delitos que no había confesado, usurpación de identidad, apropiación indebida de… —se calló cuando vio mi molestia para luego añadir —, aunque con buena conducta, quizás pueda ser menos.Y así pasó, fui sentenciada a ci
Lawson HallEntrando a la casa, el teléfono sonaba de manera insistente, corrí con mi hija para atenderlo, y la noticia que recibí al otro lado de la línea, acrecentó mi culpa.“Señor Hall, le habló del centro de reclusión donde está la señora Bárbara Summers… ella ha sido herida y está siendo atendida por el personal médico”.La noticia me cayó como un cubo de agua fría, ni siquiera pude emitir palabras, me senté en el mueble mientras me pasaba la mano por la cabeza en un gesto desesperado.Segundos después, reaccioné, no me podía quedar sentado, debía ir donde ella, así que me levanté, le entregué la niña a la niñera, no quería exponerla a esta situación, no quería que sintiera la tensión y la preocupación que me consumían en ese momento. La pequeña Kejsi merecía estar en un ambiente tranquilo y feliz, lejos de los problemas de nosotros,Salí de mi casa lo más rápido que pude, mientras conducía hacia el centro de detención, mi mente era un torbellino de pensamientos y emociones. Sa
Bárbara Summers. Cuando finalmente desperté, me encontré en un entorno completamente diferente al centro de detención. Estaba en una habitación de hospital lujosa, con una enfermera a mi lado. Fruncí el ceño, sin poder entender lo que estaba pasando. —¿Dónde estoy? —pregunté con voz débil, sintiendo la confusión nublar mi mente. Tenía la sensación de que estaba en un sueño, giré la vista y vi un peluche grande con flores. —¿Y eso de quién es? —insistí contrariada. La enfermera me miró con compasión y se acercó para explicarme la situación. —Estás en el hospital. El director del centro de detención… decidió trasladarte aquí para que puedas recuperarte adecuadamente. Tu herida era grave, y necesitabas una mejor atención médica. Fruncí el ceño con escepticismo. No podía creer que el centro de detención hubiera tomado una decisión tan inusual y benévola ¿A cuenta de qué lo hará? Eso me parecía muy extraño, era la primera vez que escuchaba de algo parecido. —Es difícil de creer que