Lawson HallLlegó un momento de silencio incómodo. Mi hermano se quedó mirándome, y durante unos instantes, pareció debatirse internamente antes de responder.—Bárbara... —comenzó Zucker con una expresión tensa—. Con ella fue diferente. No hubo amor real, Lawson. No puedo decir que la amé, de hecho, creo que no hubo amor en absoluto, ni por mi parte, y está demostrado que mucho menos del suyo. Nuestros momentos juntos podrían contarlos con los dedos de una mano. No hubo pasión porque ella tenía sus propios propósitos. Pero si llegaras a enamorarte de ella y quisieras pasar la vida con la madre de tu hijo, jamás te juzgaría ni discutiría contigo, todo lo contrario te daría el enhorabuena… eso si ella fuera una buena mujer… pero temo que no lo sea.—¿Y si cambió? ¿No crees que las personas puedan hacerlo? Si lo hacen merecen una segunda oportunidad ¿O no lo crees?—Me es difícil creer que ella pueda cambiar, Bárbara fue una mujer egoísta, que solo le importaba ella misma… pero sincerame
Thalía HallMe subieron a la ambulancia, mi esposo y mi padre se subieron junto conmigo, cada uno tomándome de una mano, el rostro de los dos estaba por completo pálido, se veían visiblemente preocupados.Pero antes de arrancar la ambulancia hice una petición.—Antes de irnos, ¿Pueden traerme mi celular? —pregunté y ambos me miraron sin poder creer mi petición—, es para grabar cuando llegue al mundo nuestro bebé.Mi esposo asintió y salió corriendo a cumplir mi petición, en pocos minutos estuvo de nuevo de vuelta a mi lado y me entregó el móvil.A pesar de mi ansiedad y nerviosismo por lo que iba a suceder, traté de mantenerme tranquila, suspiré profundo tratando de llevar la calma a cada célula de mi cuerpo.Lo que sentía en ese momento era una mezcla abrumadora de emoción y ansiedad. Sentía el latido de mi corazón acelerado, mis manos temblaban ligeramente y mis ojos no podían evitar buscar la tranquilidad en el rostro de Zachary y mi padre. El viaje hacia el hospital fue corto, au
Zucker HallSubimos todos al autobús y cuando llegamos al hospital vimos como Alexis, defendió el derecho de estar con su hija como una fiera, ante su forma de actuar, no pude evitar sentirme culpable, porque yo era su antítesis, había rechazado a mi hijo.Sentí un nudo en la garganta ante esa verdad y decidí caminar, porque estar allí causaba un profundo pesar en mi corazón.Mientras caminaba por los pasillos, no pude evitar toparme con mujeres embarazadas con sus esposos tomadas de la mano, hombres con sus niños en brazos, cada escena era un recordatorio de lo ocurrido con Georgina.—Ella no abortó voluntariamente, si no fue espontáneo… tal vez el dolor de mi desprecio causó pesar en ella y por eso perdió a mi hijo —dije en un susurro.Subí por las escaleras hasta llegar a la terraza del edificio, el aire fresco me golpeó la cara mientras me detenía al borde, observando los edificios, girando la vista entre ellos como si en algún momento Georgina fuera a aparecer, como si pudiera en
Thalía Hall —Papá, ¿Puedes ayudarlo a despertar? —pregunté preocupada. Estaba tan concentrada, observando a mi hermoso hijo que la enfermera había puesto en mis brazos, que no vi venir lo que haría mi padre, sino cuando giré la vista y lo vi con un balde de agua, echándosela a Zachary. Intenté detenerlo, pero ya era muy tarde, mi esposo se levantó apresuradamente, con los ojos abiertos de par en par, el agua empapándole por completo. —¡¿Y mi esposa?! —exclamó Zachary, mirando a mi padre con sorpresa y desconcierto, sin protestar porque lo hubiese mojado. Entretanto, yo trataba de contener una risa involuntaria al verlo como un pollito remojado. —¿Nació mi hijo? —preguntó Zachary, luchando por recuperar el aliento y entender la situación. Mi padre, en un acto de sarcasmo, respondió con tono burlón. —No, no ha nacido, el bebé está esperando a que el valiente de su padre despierte. La expresión de confusión y desconcierto en el rostro de Zachary era evidente. Miró a su alrededor,
Georgina Harper.Sintiendo el nudo en mi garganta, miré a los médicos, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con escaparse de mis ojos. Mi voz se quebró cuando respondí.—No… no voy a desconectarla. No puedo… —mi voz se apagó, ahogada por la angustia que sentía en ese momento—, lo siento… pero así la ciencia diga que no hay esperanza… yo tengo confianza en Dios… los milagros existen —dije con la voz quebrada.Los médicos intercambiaron miradas preocupadas, como si les pareciera una locura lo que estaba diciendo. Uno de ellos se acercó y puso una mano reconfortante sobre mi hombro.—Señora Harper, sabemos que es una decisión muy difícil. Pero debe entender que el estado de su hermana no va a mejorar, solo prolongará su sufrimiento y el de usted. Desconectarla podría ser la mejor decisión en estas circunstancias.—¡No, no puedo…! —insistí, con voz temblorosa—. No voy a dejar que se vaya. No tengo derecho a tomar esa decisión… yo no soy Dios. No puedo hacerlo, ella… ella podr
Un par de semanas despuésSarah Hall.Siempre quise tener una hermana y compartir con ella, ser cómplice la una de la otra, por eso cuando apareció Georgina, pensé que cumpliría ese sueño y que iba a tener a alguien a mi lado y por fin iba a dejar de estar sola, pero no sucedió así. Eso hizo que me sintiera dolida con ella, lejos estaba de saber lo que estaba ocurriendo.Hasta que ese día, cuando entré a la sala de estar, escuché una conversación con los hermanos Hall hablando.—Creo que debes ir a hablar con ella, decirle que te equivocaste —dijo Landon con seriedad.—Estoy de acuerdo con Landon, si no te arriesgas no sabrás lo que opinas. No sigas culpándote, ve a la dirección que te di y busca a Georgina y trata de demostrarle que estás arrepentido —expresó Michael.No podía creer lo que estaba escuchando, la curiosidad me invadió y me acerqué silenciosamente, intentando escuchar más de la conversación.—Trataré de convencerla… así me tenga que arrodillar ante ella, le dije cosas h
Michael HallMi mente estaba llena de preocupación y miedo. Estaba seguro de que mi esposa se había lastimado mientras caía, y tenía miedo de que mi bebé estuviera en riesgo. Vi a los médicos y enfermeras corriendo de un lugar a otro, mientras me quedaba en la sala de espera con mi cabeza recostada de la pared, sintiéndome culpable y ansioso.Mis manos temblaron mientras yo me sumergía en mis pensamientos, sin dejar de reprocharme a mí mismo por no haberle dicho la verdad sobre Zucker, y por no haberla protegido de la caída.Pasaron algunos minutos que a mí me parecieron como una eternidad hasta que mis hermanos llegaron al hospital, preocupados por la situación. Landon, Levi, Zucker y Lawson se acercaron a mí de manera silenciosa, notando mi angustia.—Michael, ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo está Sarah? —preguntó Landon, su voz llena de preocupación.Yo miré a mis hermanos con pesar en los ojos y suspiré profundamente.—No me han dicho nada, aunque tengo tanto miedo de perder a mi hijo o
Michael HallEl proceso de preparación para la cesárea comenzó de inmediato. Sarah fue llevada al quirófano mientras yo llamaba a mis padres para avisarles de la cirugía de mi esposa.Luego de eso, me puse el traje de hospital y esperé ansioso para estar a su lado durante el procedimiento. La incertidumbre y la preocupación me abrumaban, pero no había lugar para el miedo en ese momento. Debía ser fuerte por Sarah y nuestro hijo. Estaba seguro de que todo saldría bien.Finalmente, me permitieron entrar al quirófano, donde Sarah estaba acostada en la mesa de operaciones, con una cortina de separación entre su cabeza y el área donde se llevaría a cabo la cirugía. La miré con amor y sostuve su mano, tratando de transmitirle tranquilidad.—Tengo miedo mi amor —me dijo con una expresión de inquietud en su mirada.—No te preocupes, ya verás que todo saldrá bien, y estos momentos de angustia solo serán un lejano recuerdo de cuando recibimos a nuestra pequeña campeona.Ella asintió, suspirand