Alexis Nickolai Kontos. Un tiempo después que a mí me parecieron horas, salió el médico de la habitación de Thalía y se acercó a mí. Tenía un rostro serio, y su mirada reflejaba la gravedad de la situación. Tragué saliva, sintiéndola demasiado gruesa para mi garganta, mientras me preparaba mentalmente para lo que iba a decir. —Señor Kontos, le hemos dado a Thalía un sedante para tranquilizarla, estaba muy alterada, todo esto ha sido muy duro para ella. Su situación es muy delicada, debido no solo a su estado físico, sino también psicológico. Necesitamos realizar más evaluaciones y exámenes para determinar un diagnóstico. Ha estado en un estado de coma durante varios días, y eso pudo haber causado algún problema. Haremos todo lo que está a nuestro alcance, pero es un proceso complicado —explicó el médico con sinceridad. Mis pensamientos se agolparon, y mi mente se llenó de preocupación. A pesar de que Thalía había recuperado el pulso, la incertidumbre sobre su condición persistía. S
Alexis Nickolai Kontos.Mi mano apretaba con fuerza el cuello de Anthony, y su expresión de arrogancia comenzó a desvanecerse, reemplazada por una mirada de pánico. Su voz salió entrecortada.—Suélteme… ¿Qué pretende? Si me hace daño lo demandaré —pronunció en tono amenazante. Mi paciencia se estaba agotando rápidamente. Lo miré con ojos furiosos.—Entonces voy a darte motivo para que puedas fundamentar bien tu demanda —expresé y sin dejarlo hablar un segundo más, levanté mi puño y se lo estampé en la boca, y no me detuve allí, seguí golpeándolo, golpe tras golpe.Mi ira se desató con una violencia que había estado acumulando durante mucho tiempo. Golpeaba a Anthony sin piedad, sin darle oportunidad de defenderse o de balbucear alguna palabra. Cada puñetazo que asestaba era una liberación de la rabia que sentía por todo el dolor que había causado a mi familia y, en particular, a Thalía.Anthony intentó levantar los brazos para protegerse, pero era inútil. Mi furia era incontenible,
Tarah KontosVi a Alexis emocionado, y sentí lástima por él, porque conocía a mi hijo, y sabía que Paul estaba llamando papá, pero no precisamente a él.Alexis repitió la pregunta y nuestro pequeño hijo se cubrió la boca con la mano, y como pocas veces hacía, se carcajeó, como si estuviera burlándose de su padre.—¡No! Tú eles home gande, este es mi papá —dijo agitando mi teléfono en su mano mostrándole la pantalla donde se veía claramente el rostro de Paul.—¡Papá! —repitió con entusiasmo.Mi corazón se aceleró en ese momento, y sentí una mezcla de emociones en mi interior. Por un lado, la alegría de ver a mi hijo reconociendo a Paul como su padre, quien nos había dado tanto y a mi parecer merecía ese título en su memoria, y por la otra, me dio tristeza, al ver el rostro desencajado de Alexis al darse cuenta de la verdad.Alexis miró a nuestro hijo con una expresión seria, se acercó y tomó mi teléfono, donde por unos segundos se quedó mirando la imagen durante un momento, y luego mir
Tarah Kontos Me quedé inmóvil en la puerta del baño, con los ojos fijos en el hombre que acababa de salir de la ducha. La sorpresa me dejó sin aliento. Había imaginado a Alexis de muchas maneras, pero nunca lo había visto desnudo, a pesar de que concebimos a Paul, no había tenido oportunidad de verlo.Alexis me miró con una expresión de diversión en su cara, y con una sonrisa seductora baja braga que hizo temblar mis piernas y envió un sinfín de sensaciones en cada terminación nerviosa de mi cuerpo, debí apretar mis piernas para contener el deseo que se agitó dentro de mí.Cubrí mis ojos con la mano derecha mientras giraba mi cuerpo para salir de la habitación del baño, pero Alexis, me giró de nuevo hacia él, obligándome a observar su figura musculosa y desnuda. —¡Lo siento! ¡¿Qué haces aquí?! —murmuré apresuradamente, sintiendo mi rostro arder de vergüenza mientras pronunciaba mis últimas palabras con nerviosismo—. Esta habitación me la asignaron a mí… así que tú estás en la habita
Alexis KontosLa mujer se deslizó en el asiento frente a mí y comenzó a conversar conmigo, yo a este punto había bebido lo suficiente. La recorrí de pies a cabeza, y me parecía haberla visto, me concentré en su aspecto, pero con las luces de la discoteca no podía identificarla bien, sobre todo, porque cargaba accesorios faciales en el rostro, que brillaban con el reflejo de la luz.Mientras conversábamos, la sensualidad en su voz y sus movimientos me intrigaron. Parecía conocerme mejor de lo que cualquier desconocida debería. En un momento, me tentó a pedirle un trago, y su sonrisa enigmática avivó mi curiosidad. ¿Quién era esta mujer que parecía haberme elegido como su presa en esta noche?—Eres un enigma, hermosa —declaré de manera seductora, sintiendo que la química entre nosotros aumentaba.Ella rio con picardía, ocultando una parte de su rostro detrás de su cabello, y su reacción no hizo más que intrigarme aún más.—¿Vienes aquí a menudo? —me preguntó con un tono de curiosidad.—
Tarah Kontos. Llegué a la casa ya pasada las seis de la mañana. Estaba furiosa cuando llamé a Jonathan, la rabia hervía dentro de mí, pero no podía esperar menos de Alexis, si me había llevado a mí, el mismo día que me vio a la cama sin importar que había sido la novia de su yerno, no debía causarme sorpresa que hiciera lo mismo con la pelirroja. —¡Imbécil! ¡Desgraciado! Pero juro que va a pagármelas… claro como lo rechacé se fue a acostar con la primera que se le ofreció y se le puso en el camino… pero es que el muy idiota, ni siquiera usa protección y seguro mete su plátano en cualquier huerto —espeté furiosa en voz alta, por completo indignada. Después de varios segundos que a mí me parecieron eternos, por fin Jonathan me respondió. “Tarah… ¿Te caíste de la cama que me estás llamando tan temprano?” Mi mente seguía siendo un torbellino de emociones mientras escuchaba la voz sarcástica de Jonathan al otro lado de la línea. Sin embargo, no tenía tiempo para sus bromas. Tenía que h
Tarah Kontos.Las palabras de Thalía me dejaron perpleja. Sus ojos se encontraron con los míos… ella me había descubierto.Mi mente trabajaba a toda velocidad, buscando una respuesta que justificara la situación, pero no había forma de negar lo que era evidente, además, no quería hundirme más en mentiras. Mi garganta se apretó, y un nudo de ansiedad se formó en mi estómago.—Thalía, te puedo explicar… —comencé, pero ella me interrumpió.—No, Tarah… por favor, no te molestes… en explicar nada... Ya vi suficiente. Lo siento, pero… —tragó saliva, luchando contra las lágrimas—, no quiero separarme… de mi hermano… y que te divorcies de mi padre… quiero que estemos juntos.Luego de sus palabras, se quedó pensativa como si estuviera evaluando lo que diría a continuación.—No le diré nada… si tú desistes del divorcio… si no lo haces me encargaré… de decir la verdad… no dejaré que lastimes a mi papá —pronunció la jovencita con firmeza.Con la amenaza que me estaba haciendo, en vez de sentirme
Tarah Kontos —¿Pruebas de qué tienes tú? Yo no tengo nada que temer… nadie puede acusarme de hacer algo, aunque no puedo decir lo mismo de ti —expresé sin titubeo, porque estaba segura de que no había nada que él pudiera usar en mi contra.—¿Estás segura? —me preguntó Alexis alzando las cejas con una expresión de burla en su mirada.—Por supuesto que lo estoy… —dije con seguridad.Apenas habían salido las palabras de mi boca, tomó una carpeta de su escritorio y sacó unas imágenes impresas donde aparecía yo acostada en la cama desnuda con la pierna de un hombre. La respiración se me entrecortó mientras miraba las fotos que Alexis me había mostrado. Las imágenes eran un golpe directo a la seguridad que hasta ahora había sentido, intenté hablar, pero las palabras parecieron atascarse en mi garganta, y por un tiempo sentí que ni siquiera podía coordinar pensamientos lógicos para debatir esa especie de conspiración que el hombre frente a mí había fraguado.—Y ahora querida esposa ¿Qué p