Zucker Hall De mala gana mi hermano me acompañó al hospital, se negaba a dejarme solo. —¿Sabes que puedo irme solo? No es necesario que vengas conmigo —protesté y él giró los ojos con impaciencia. —Lo siento hermano, pero temo dejarte solo, eres muy ingenuo Zucker, crees que puedes confiar ciegamente en las mujeres y si intervengo en tu vida, es porque no quiero que sufras como una vez lo hice yo —me recriminó mi hermano. —Te aseguro que aprendí la lección, las únicas mujeres buenas son las de la familia, Sarah y Thalía, del resto creo que no hay ninguna que valga la pena —pronuncié con un deje de tristeza. —No te voy a refutar, porque lamentablemente es así —dijo en tono de tristeza, por su mirada, me di cuenta que mi hermano estaba recordando su pasado. —¿Algún día vas a contar que fue lo que paso con Jane Fiona? —pregunté aprovechando el momento de cercanía entre nosotros.—No vale la pena… creo que puedes terminar bastante decepcionado de mí —pronunció pasándose una mano por
Zucker HallMe quedé viendo a Bárbara con desdén, porque definitivamente era increíble la capacidad de manipulación de esa mujer, ¿Acaso creía que era idiota para no conocer sus intenciones cuando unas horas antes me había acusado de haberla lanzado por las escaleras? —No es mi hijo quien irá a la cárcel, eres tú, quisiste inculparme a mí y si no hubiese tenido prueba de lo que hiciste estaría detenido y sometido a un proceso judicial… no vas a manipularme más Bárbara, los hombres Hall cuando nos enamoramos entregamos ciegamente nuestra confianza, pero cuando nos traicionan y descubrimos la verdadera esencia de las personas, no damos segundas oportunidades. Sintiendo la tensión en el aire, la madre de Bárbara intentó intervenir.—¡Mi hija no es así! Está emocionalmente mal por lo difícil que ha sido para ella el embarazo y que tú la hayas terminado, la hizo colapsar… no estaba en sus cabales, ¡No puedes dejar que se la lleven! —protestó, mirándome con una mezcla de súplica e inquiet
Emma LeytonMe quedé allí, parada en el umbral del balcón, escuchando todo lo que había dicho Maxwell, sintiéndome cada vez más pequeña ante su indiferencia. Lo que habíamos vivido no había significado nada para él, solo había sido una simple aventura de una noche, solo quería acostarse conmigo, ese había sido siempre su propósito.Y no es que hubiese sido inesperado, porque desde prácticamente que lo conocí sabía quién era, el error había sido mío por ser tan idiota y caer ante él, por pensar muy dentro de mí que podría haber algo real entre nosotros.Pese a eso, no pude evitar que la rabia se encendiera en mi interior, como un fuego ardiente que se extendía por todo mi cuerpo. No podía creer que hubiera sido tan ingenua, pero no estaba dispuesta a que eso me afectara, así que decidí enfrentarlo. Limpié las lágrimas todavía frescas en mis ojos, y con una sonrisa y determinación férrea me acerqué a Maxwell.No permitiría que me viera como una víctima o que pensara que podía manipular
Emma LeytonMi mente se aceleró intentando procesar lo que acababa de escuchar. ¿Cómo podía ser posible que no fuera realmente una Leyton? ¿Qué significaba eso para mi vida y mi identidad? No podía evitar sentir una mezcla de sorpresa y tristeza al escuchar a mi tía y mi prima negar mi legítima herencia.Pero no iba a dejarme intimidar por ellas. Me erguí, dispuesta a luchar por mi lugar, en mi familia y en la casa que siempre había considerado mi hogar.—¡Eso es mentira! ¿No te cansas tía de mentir y destilar veneno? —pregunté sin ocultar mi indignación.Mi tía y mi prima intercambiaron una mirada furtiva, como si hubieran estado esperando este momento. Mi tía se acercó a mí con una sonrisa malvada en el rostro.—Oh, querida Emma. No es mentira. Tú no eres una legítima Leyton, porque tu madre le fue infiel a mi hermano con Massimo Crane, no tienes ningún derecho a esta casa o a nuestra fortuna.Mi corazón latió con fuerza y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, mientras sentí
Maxwell CraneCuando la vi entrar al baño, como si no le importara nada de lo que ocurrió entre nosotros, el enojo bulló dentro de mí, sabía que estaba fingiendo no recordar nada, pero si lo hacía y solo quería hacerme sentir mal, pero no cedería ante ella, si lo que ocurrió no tenía importancia para ella, entonces le demostraría que no significaba nada para mí.Me quedé pensando varios minutos, ansioso por verla salir, como tardó mucho marqué a Alexis, su teléfono repicó un par de veces antes de responderme.“Amigo, ¿Cómo sigue tu papá?”, me preguntó.—Está bien, lo dejé en el hospital.“Entonces me llamas para hablar de Emma, te enamoraste de ella”, no fue una pregunta, sino una afirmación.—¡Claro que no! —exclamé espantado—, ya deberías conocerme, no me interesa ninguna mujer, solo me interesa llevarlas a la cama, pasar una noche con ellas y listo —respondí y tratando de debatir las palabras de mi amigo.“No me engañes, estás enamorado de Emma, desde que la viste por primera vez,
Maxwell Crane Ni siquiera pude controlar las palabras que salieron de mi boca, estaba completamente impregnado de Emma, por más que intentara borrar sus huellas de mi cuerpo con otra mujer, ella había dejado una huella imborrable no solo en mi mente, sino también en mi alma. Aproveché la interrupción de Elle y terminé de separarla de mi lado, porque estaba seguro que no funcionaría para ella, ni para nadie, me levanté, con una mezcla de vergüenza y decepción, no podía sentirme más miserable, porque estaba tratando de negar lo que era notorio hasta para mi mejor amigo. —Lo siento Elle, no tenía intención de usarte… solo deseaba comprobar que esa mujer con quien estuve no es importante para mí —expresé—, pero fallé de manera ridícula. La mujer me miró con rabia y desilusión. Sus ojos centelleaban con un fuego de indignación mientras se ponía más distancia entre nosotros con brusquedad. —No puedo creer que seas tan insensible y frívolo, Maxwell, y que me hayas usado —dijo Elle con v
Emma Leyton Mis sollozos resonaron en el pequeño baño mientras intentaba procesar la abrumadora tormenta de emociones que me embargaba. Sentía que todo lo que había sido mi realidad se desmoronaba frente a mí en un instante, dejándome en un abismo de confusión y dolor insondable. Lissa me abrazó con fuerza, tratando de calmar mis sollozos desconsolados, los cuales por más que quería detener, no podía. Su presencia era reconfortante, pero mis pensamientos seguían girando en torno a las impactantes revelaciones, estaba choqueada. —Emma, escúchame. No puedes dejarte vencer por esto. No importa lo que hayan dicho, eres parte de esta familia, siempre lo has sido y siempre lo serás. No dejes que sus palabras te destruyan —me instó Lissa, tratando de infundirme ánimo. Intenté secar mis lágrimas, pero mi corazón seguía latiendo, desbocado y mi mente se negaba a aceptar la situación. Sentía que me ahogaba en un mar de confusión y desesperación. —¿Cómo puedo aceptar esto? Todo lo que creía
Michael HallFinalmente, después de varias embestidas, llegué dentro de Sarah. Ambos gritamos de placer mientras una intensa sensación de paz y felicidad inundaba nuestros cuerpos. Me derrumbé sobre su cuerpo. Ella me abrazó apoyando su barbilla en mi hombro y una sonrisa pícara se formó en sus labios.Sostuve mi mano en su cabeza y la acaricié con ternura. —Este es el momento más magnífico que he vivido en mi vida, esposa mía.—¿Y ahora qué haremos? —me preguntó con una expresión de preocupación.—Vamos a hacer lo que tú quieras, si deseas irte a Montreal, a Nueva York, o quedarnos aquí, lo haremos —le dije mientras no dejaba de acariciarla.Ella me miró con una expresión de tristeza en su mirada.—Mich, no voy a poder darte ese hijo que tanto deseas —manifesté con un deje de tristeza.—Sarah, mi amor, te dije que no debes preocuparte, lo único que quiero es mantenernos juntos sin importar lo que suceda.—Pero tu deseo más grande es tener un hijo… no puedo ser obstáculos en tus sueñ