Tarah O'KellyAlexis se mantuvo en silencio durante unos momentos, aparentemente reflexionando sobre mi pregunta. Me observó con ojos inquisitivos antes de responder.—Lo que me pidas —respondió y yo me sonreí como el gato que se toma la leche.—¡Muy interesante! Muy bien, puedo decirte lo que yo quiero, pero antes te doy la oportunidad de que me digas que tanto estás dispuesto a dar por esto, ¿Qué me ofreces tú? —pregunté mirándolo con interés.—Te ofrezco una asociación, dándote el 40% de la aerolínea, y que CanaAeroTech, incursione directamente en este mercado. A pesar de esta disyuntiva, Kontos Airline tiene un nombre, una influencia, esto que ocurre es temporal… porque muchas empresas nos negaron los repuestos, y cancelaron los contratos como si alguien hubiese preparado algún plan para ello, y el problema es que aún no han pagado la penalización, porque tienen un plazo hasta de un año para hacerlo, solo que no puedo esperar, el retraso puede jugarme en contra —explicó y a pesar
Tarah O'Kelly Las palabras salieron de mis labios con firmeza, y aunque sabía que mi solicitud podía ser un shock, también sabía que era la manera de asegurarme de que Alexis y todos los suyos pagaran. Mi propuesta de matrimonio quedó suspendida en el aire, y el silencio llenó el ambiente. Alexis parecía completamente desconcertado por mi solicitud, mientras yo mantenía una expresión de determinación, disfrutando de la sorpresa en su rostro. Finalmente, tras unos segundos que parecieron eternos, Alexis dejó escapar una risa nerviosa. —¿Estás de broma o me estás jodiendo? —preguntó, aun sin poder creer lo que acababa de escuchar. —¿Me ves riéndome? —pronuncié con seriedad y él me miró con los ojos entrecerrados—, y no te estoy jodiendo, esa es mi condición para considerar tu propuesta de asociación. Demás está decir que si aceptas haremos capitulaciones matrimoniales, en caso de que yo muera mientras estemos casados no tendrás acceso a mis bienes, el matrimonio es solo por dos años
Tarah O'Kelly Escuchar la voz de Alexis al otro lado confirmando que se casaría conmigo era una especie de orgasmo emocional que estaba sintiendo, mientras por dentro mi yo malvado se reía a carcajadas. —¿Tan rápido aceptaste? Por lo menos pensé que te ibas a hacer de rogar, eres más fácil de lo que penser… aunque pensándolo bien me gusta así, flojito y cooperando. “Firma entonces el contrato” me ordenó como si fuese él quien tuviera el sartén por el mango y yo di un resoplido de enojo. —Alexis, tú no vas a decirme qué hacer, quien tiene el cuchillo por el mango soy yo… no voy a firmar tu maldit0 acuerdo hasta que las condiciones se cumplan —espeté con firmeza. “Entonces mañana mismo vamos a una oficina de registro civil y nos casamos, y así tendrás tu maldit4 cláusula firmada y yo mi maldit0 contrato”. —¡No! ¿Qué crees? Quiero que la boda se celebre en la isla Kontos, en dos semanas y con los mismos invitados, sin excepción que fueron a la boda de tu hija, incluyéndola a ella y
Tarah O'KellyEl beso había dejado una marca ardiente en mi piel y una sensación de confusión en mi mente. Alexis se alejó, dejándome sin palabras, y no pude evitar mirarlo con asombro. Su mirada estaba llena de intensidad, y su aliento agitado era evidencia de que el beso nos había afectado a ambos.—Eso no cambia nada, Alexis. Esto sigue siendo mi juego. Y, por cierto, vas a jugar como yo quiera que lo hagas —respondí, tratando de recuperar mi compostura.Alexis frunció el ceño, como si hubiera esperado una reacción diferente de mí. Antes de que pudiera decir algo más, la puerta se abrió y Jonathan, mi abogado, entró en la oficina.—¿Está todo en orden, señorita O'Kelly? —preguntó, ignorando la tensión en la habitación.Asentí, y Alexis también confirmó con un gesto de cabeza. Jonathan procedió a dejar los documentos del contrato prematrimonial y asegurarse de que todo estuviera en orden. Parecía estar acostumbrado a lidiar con situaciones incómodas.Cuando finalizó su tarea, Jonath
Alexis Nickolai KontosLlegué a la isla un día antes de la boda, estaba nervioso como nunca me había sentido, caminaba de un lado a otro como una fiera enjaulada, no la había visto llegar. A decir verdad, temía que Tarah no se presentara y desapareciera de mi vida juntos con mi hijo tan misteriosamente como había aparecido.Llamé al gerente general del hotel, por décima vez, en menos de dos horas.—¿Llegó la señora? —pregunté tratando de controlar la ansiedad en mi voz.“No ha llegado aún, señor”. Corté la llamada y me pasé la mano por la cabeza, ¿Será que no vendrá? ¿Tanto querer vengarse de mí para que renuncie a estas alturas? ¿Acaso no es lo que estaba esperando?La ansiedad se apoderó de mí mientras seguía esperando la llegada de Tarah. No sabía si sus amenazas de venganza habían sido una artimaña para ponerme en mi lugar y dejarme en ridículo frente a todos o si realmente estaba dispuesta a llevar a cabo esa boda. La incertidumbre era insoportable y hasta sentía que mi estómago
Tarah Kontos La noche avanzó, y la recepción de la boda continuó con alegría y bullicio. La gente disfrutaba de la comida, la música y el champán, pero yo estaba nerviosa ideando una manera de librarme de la noche de bodas.Caminé a pedir una copa, me la tomé de un solo tragó tratando de calmarme y segundos después pedí otro. No podía evitar sentir temor por lo que se avecinaba, salí al jardín del hotel para tomar aire, cuando de pronto escuché unos pasos detrás de mi, al girarme se trataba de Anthony.—Tarah ¿Así que decidiste casarte con mi suegro? Creo que cometiste el peor error de tu vida… los Kontos están arruinados, aún estás a tiempo… yo nunca te he podido olvidar… cometí un error al casarme con Thalía, estoy muy arrepentido, quizás podemos dejar todo atrás y empezar de nuevo —pronunció Anthony y yo sentí la rabia agitarse dentro de mí, sin dejar de mirarlo con incredulidad.—Anthony, ¿Sabes lo que lamento? Haber perdido un año con un hombre que no vale la pena como tú… hace c
Alexis Nickolai Kontos.La rabia se agitó dentro de mí como si fuera un volcán en erupción cuando vi a Anthony besando a Tarah, vi todo oscuro y mi capacidad de razonamiento quedó por un momento anulada.Me iba a ir corriendo detrás de ella, pero en ese momento apareció Esteban, uno de mis hermanos.—Alexis, debes venir, a Thalía le dio una crisis —pronunció con preocupación.Salí hacia donde ella estaba, la habían llevado a un rincón más tranquilo del jardín para que se recuperara de su crisis. Mi hija era muy sensible a las tensiones familiares, por eso no había querido que estuviera en la boda.Al acercarme, encontré a Thalía temblando y tratando de respirar profundamente, mientras no dejaba de llorar. La miré con preocupación mientras las demás personas a su alrededor intentaban calmarla.Me acerqué a ella, cuando me vio se lanzó en mis brazos.—Ya no aguanto más papá.—Tranquila, Thalía, estás a salvo aquí. Respira profundo, cariño. ¿Puedes decirme qué pasó? —dije en un intento d
Tarah KontosAlexis apretó los puños con furia, sus ojos lanzando chispas de enojo. —Esto no es una broma, Tarah. No sé si te das cuenta de la magnitud de lo que está sucediendo aquí. Mi vida está hecha un desastre.Levanté una ceja y me crucé de brazos, intentando mantener una actitud desafiante a pesar de la situación. —Oh, creo que sí me doy cuenta. Pero la culpa es tuya, se los advertí, él que por su gusto peque que vaya al infierno a quejarse. Además, va a ser divertido para la gente especular como un magnate griego con problemas familiares y su esposa, destruyen una habitación de hotel en su noche de bodas, a lo mejor piensen como yo, que creí era parte de la tradición griega.Alexis se acercó a mí, su mirada intensa. —Esto no es lo que yo quería, Tarah… te dije que dejaras a mi hija fuera de todo esto… e insististe en arrastrarla, conmigo puedes hacer lo que quieras, pero con ella no.Sonreí de manera sarcástica. —Me sorprende lo maravilloso padre que eres, lástima que eso