Zucker HallDespués de todo lo ocurrido con mi hermano Michael, me encerré en mi apartamento, sentía vergüenza por la manera en que todo había ocurrido, no podía creer que me hubiese dejado enredar por Bárbara.Mi teléfono repicó y lo tomé, pero sin querer contestarlo, seguía vibrando en mi mano, mostrando una serie de llamadas y mensajes sin leer. Sabía que debía enfrentar la situación en lugar de evitarla, pero la vergüenza y la frustración me mantenían inmóvil.El estruendo del timbre insistente de mi teléfono no me dejó otra alternativa, sino responderlo, miré la pantalla y vi el nombre de mi hermano Levi. Un escalofrío recorrió mi espalda. No estaba seguro de querer enfrentarme a mi familia en ese momento.Sin embargo, sabía que no podía huir por mucho tiempo, con un suspiro, deslicé mi dedo para contestar la llamada.—Hola —mi voz sonó apagada y distante.“Hermano, estoy aquí en la casa, nuestros padres y todos estamos preocupados por ti ¿Cómo estás?”, me preguntó.—No se preocu
Zucker Hall La vi desplegarse frente a mí como una escena que se reproducía en cámara lenta. Grité su nombre mezcla de sorpresa y desesperación mientras la vi perder el equilibrio y caer por las escaleras. Mis ojos se abrieron con horror al presenciar el impacto, su cuerpo golpeando los escalones y rodando hacia abajo. Corrí hacia ella tratando de detenerlo, mi corazón latiendo con fuerza, el miedo atravesando mi cuerpo. Bárbara estaba inmóvil, yacía allí con los ojos cerrados, sin dar señales de movimiento. —¡Bárbara, por favor, despierta! —grité, sintiendo la adrenalina correr por mi cuerpo, intentando sacudirla suavemente para revivirla. Sus ojos se abrieron repentinamente, un atisbo de conciencia brilló en su mirada. Me miró con un hilo de reconocimiento antes de que una mueca de dolor cruzara su rostro. —¿Por qué hiciste eso? ¿Acaso te volviste loca? —pregunté mirándola con incredulidad. —No estoy loca… tú vas a ser despreciado por todos… si no eres mío, tampoco podrás estar
Zucker HallLa noche había empezado a caer cuando el auto policial se detuvo frente a la comisaría. Descendí del vehículo, sintiendo la frialdad del metal de las esposas en mis muñecas. Observé con tristeza el lugar, aun luchando por asimilar la rapidez con la que mi vida había dado un giro de 180 grados.El interrogatorio fue agotador. Mi hermano llamó al abogado y en presencia de él contesté a todas las preguntas, tratando de exponer mi inocencia una y otra vez. Expuse los detalles de cómo ocurrió la caída de Bárbara, reiterando que no había tenido participación alguna en el incidente. Pero la policía parecía determinada a mantenerme como sospechoso.—¿Cómo explica que la señora afirme que usted la empujó? —preguntó el detective, mirándome con ceño fruncido.—No lo sé. Estoy seguro de que ella está mintiendo, me sorprendí cuando la vi lanzarse por las escaleras. No había razón alguna para que yo quisiera lastimarla —respondí con frustración y desconcierto.El tiempo se dilataba en l
Zucker Hall De mala gana mi hermano me acompañó al hospital, se negaba a dejarme solo. —¿Sabes que puedo irme solo? No es necesario que vengas conmigo —protesté y él giró los ojos con impaciencia. —Lo siento hermano, pero temo dejarte solo, eres muy ingenuo Zucker, crees que puedes confiar ciegamente en las mujeres y si intervengo en tu vida, es porque no quiero que sufras como una vez lo hice yo —me recriminó mi hermano. —Te aseguro que aprendí la lección, las únicas mujeres buenas son las de la familia, Sarah y Thalía, del resto creo que no hay ninguna que valga la pena —pronuncié con un deje de tristeza. —No te voy a refutar, porque lamentablemente es así —dijo en tono de tristeza, por su mirada, me di cuenta que mi hermano estaba recordando su pasado. —¿Algún día vas a contar que fue lo que paso con Jane Fiona? —pregunté aprovechando el momento de cercanía entre nosotros.—No vale la pena… creo que puedes terminar bastante decepcionado de mí —pronunció pasándose una mano por
Zucker HallMe quedé viendo a Bárbara con desdén, porque definitivamente era increíble la capacidad de manipulación de esa mujer, ¿Acaso creía que era idiota para no conocer sus intenciones cuando unas horas antes me había acusado de haberla lanzado por las escaleras? —No es mi hijo quien irá a la cárcel, eres tú, quisiste inculparme a mí y si no hubiese tenido prueba de lo que hiciste estaría detenido y sometido a un proceso judicial… no vas a manipularme más Bárbara, los hombres Hall cuando nos enamoramos entregamos ciegamente nuestra confianza, pero cuando nos traicionan y descubrimos la verdadera esencia de las personas, no damos segundas oportunidades. Sintiendo la tensión en el aire, la madre de Bárbara intentó intervenir.—¡Mi hija no es así! Está emocionalmente mal por lo difícil que ha sido para ella el embarazo y que tú la hayas terminado, la hizo colapsar… no estaba en sus cabales, ¡No puedes dejar que se la lleven! —protestó, mirándome con una mezcla de súplica e inquiet
Emma LeytonMe quedé allí, parada en el umbral del balcón, escuchando todo lo que había dicho Maxwell, sintiéndome cada vez más pequeña ante su indiferencia. Lo que habíamos vivido no había significado nada para él, solo había sido una simple aventura de una noche, solo quería acostarse conmigo, ese había sido siempre su propósito.Y no es que hubiese sido inesperado, porque desde prácticamente que lo conocí sabía quién era, el error había sido mío por ser tan idiota y caer ante él, por pensar muy dentro de mí que podría haber algo real entre nosotros.Pese a eso, no pude evitar que la rabia se encendiera en mi interior, como un fuego ardiente que se extendía por todo mi cuerpo. No podía creer que hubiera sido tan ingenua, pero no estaba dispuesta a que eso me afectara, así que decidí enfrentarlo. Limpié las lágrimas todavía frescas en mis ojos, y con una sonrisa y determinación férrea me acerqué a Maxwell.No permitiría que me viera como una víctima o que pensara que podía manipular
Emma LeytonMi mente se aceleró intentando procesar lo que acababa de escuchar. ¿Cómo podía ser posible que no fuera realmente una Leyton? ¿Qué significaba eso para mi vida y mi identidad? No podía evitar sentir una mezcla de sorpresa y tristeza al escuchar a mi tía y mi prima negar mi legítima herencia.Pero no iba a dejarme intimidar por ellas. Me erguí, dispuesta a luchar por mi lugar, en mi familia y en la casa que siempre había considerado mi hogar.—¡Eso es mentira! ¿No te cansas tía de mentir y destilar veneno? —pregunté sin ocultar mi indignación.Mi tía y mi prima intercambiaron una mirada furtiva, como si hubieran estado esperando este momento. Mi tía se acercó a mí con una sonrisa malvada en el rostro.—Oh, querida Emma. No es mentira. Tú no eres una legítima Leyton, porque tu madre le fue infiel a mi hermano con Massimo Crane, no tienes ningún derecho a esta casa o a nuestra fortuna.Mi corazón latió con fuerza y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, mientras sentí
Maxwell CraneCuando la vi entrar al baño, como si no le importara nada de lo que ocurrió entre nosotros, el enojo bulló dentro de mí, sabía que estaba fingiendo no recordar nada, pero si lo hacía y solo quería hacerme sentir mal, pero no cedería ante ella, si lo que ocurrió no tenía importancia para ella, entonces le demostraría que no significaba nada para mí.Me quedé pensando varios minutos, ansioso por verla salir, como tardó mucho marqué a Alexis, su teléfono repicó un par de veces antes de responderme.“Amigo, ¿Cómo sigue tu papá?”, me preguntó.—Está bien, lo dejé en el hospital.“Entonces me llamas para hablar de Emma, te enamoraste de ella”, no fue una pregunta, sino una afirmación.—¡Claro que no! —exclamé espantado—, ya deberías conocerme, no me interesa ninguna mujer, solo me interesa llevarlas a la cama, pasar una noche con ellas y listo —respondí y tratando de debatir las palabras de mi amigo.“No me engañes, estás enamorado de Emma, desde que la viste por primera vez,