Emma LeytonSalí de allí con una mezcla de emociones en mi interior, no imaginé nunca que el tal Massimo se infartara, pero lo peor de todo y que me dolió más, fue la mirada de odio de Maxwell. No podía entender ¿Cómo un hombre cambiaba de manera tan repentina?Un momento antes estaba abrazándome, consolándome, y acompañándome a descubrir la verdad sobre mi madre y luego echándome con la expresión de odio más horrible que había visto en mi vida.Por un lado lo entendía, porque sé que no debió ser fácil para él ver a su padre tirado en el suelo, pero no me merecía ser tratada de la forma que lo hizo.Decidí caminar y alejarme de todo, me sentía muy sola y triste, no entendía porque el trato de Max me dolía tanto, me regañé molesta.—¡Ya basta Emma! ¡¿Qué carajos te importa ese idiota?! Que se vaya al carajo y que no regrese —expresé en voz alta.Sin rumbo definido, mis pies me llevaron hacia las calles principales de la ciudad. La tarde comenzó a caer lentamente y el aire fresco de la
Emma LeytonLa sensación de peligro se apoderó de mi ser, mezclada con la desesperación de no poder reaccionar como hubiera querido. Intenté levantarme del asiento, pero mis piernas no respondían adecuadamente, tambaleándome de un lado a otro en mi estado embriagado.—¡Déjame en paz! —exclamé con voz temblorosa, mi corazón latía con violencia dentro de mi pecho.El hombre insistía, su presencia se volvía más amenazante con cada segundo que pasaba. Sus manos se acercaban más, y sentí el miedo recorrer mi cuerpo.En ese instante, una ráfaga de inquietud cruzó mis pensamientos, sabía que si no hacía algo terminaría siendo ultrajada y no podía permitirlo.—No te resistas… te puedo hacer feliz —expresó el hombre, acercando su boca a mí, haciéndome percibir su desagradable aliento.Estaba clara que era cuestión de segundos para que no pudiera hacer nada, así que tenía que huir, en un acto de desesperación y valentía, logré reunir la fuerza suficiente para apartarme bruscamente de él. Mis pi
Maxwell CraneSiento a Emma agitada por la situación, su respiración es irregular y hasta percibo los latidos desbocados de su corazón. La abracé con fuerza, buscando calmarla y brindarle protección en medio del caos. Mis manos recorrieron suavemente su espalda en un intento por transmitirle calma.Sin embargo, mientras lo hacía, no pude evitar el deseo y la excitación que me provocaba una intensa tensión emocional. Su proximidad, su aroma familiar y la tranquilidad que me brindaba, despertaban una serie de sentimientos encontrados en mí.Respiré profundo, mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para disculparme por mi forma de actuar momentos antes, aunque a la vez, sin querer romper esa burbuja de tranquilidad que se había instaurado entre nosotros.—Lo siento nena, el temor a perder a mi padre me hizo actuar de esa manera contigo… quiero que lo olvides y comencemos de nuevo, volvamos a ser amigos, hagamos borrón y cuenta nueva —pronuncié alejándola un poco para ver su
Maxwell CraneEl deseo fue tan grande que por más que quise detenerme, la intensidad con la que ella se movía y me besaba, era demasiado hasta para un santo, además, quería estar con ella, porque de esa manera estaba seguro de sacármela de la sangre, de mi sistema.—Emma… debes detenerte, porque si no lo haces, yo no voy a poder detenerme, y el día de mañana te vas a arrepentir y te enojarás conmigo y terminarás insultándome —expresé.—No me quiero detener… tú eres un maldit0 personaje de mi sueño y debes hacer lo que yo te digo y vas a hacer lo que yo te diga… así que bésame… quiero probar esa trompita —dijo entre escandalosas carcajadas.Lo que estaba ocurriendo era irreal y surrealista. Emma era como un remolino de emociones desenfrenadas, una mezcla de diversión y provocación. Mis labios se movían al compás de los suyos, pero mi mente luchaba por mantenerse centrada.—Emma, en serio, necesito que te calmes —insistí, intentando apartarme un poco de ella, quien continuaba dándome de
Maxwell CraneNo podía separarme de ella, y aunque una parte de mí quería alejarse por temor a su reacción cuando ya no estuviera ebria, no pude hacerlo, no sé si fue el hechizo del momento, pero no podía forzarme a dejar de besarla. Aunque hice todos los esfuerzos, no podía moverme un ápice de su lado, dejé que las olas de deseo y pasión me arrastraran a donde quisieran. No podía resistirme a tocarla, a besarla, a acariciar cada parte de su cuerpo, a pesar de la forma en que nos conocimos, me sentía atraído por ella, su rebeldía sumada a su belleza, la hacían diferente a cualquier mujer que hubiera conocido antes. La abracé, mis labios se apretaron contra los suyos en un beso desesperado. Podía sentir el calor de su cuerpo contra el mío, sus suaves curvas se adaptaron perfectamente a mi cuerpo. Mis dedos recorrieron su largo cabello, tirando suavemente mientras el beso se hacía más profundo.Las manos de Emma se aferraron a mi pecho y mi cuerpo tembló bajo sus caricias. No recuerdo
Emma LeytonMe moví negándome a despertarme, no sabía por qué, pero tenía la sensación de que algo extraño había ocurrido, me dolían partes de cuerpo que ni siquiera sabía que tenía. Además, ese intenso dolor de cabeza, era muy parecido a una resaca.—No puede ser —dije en voz alta al recordarme que me había ido a un bar luego de una fuerte discusión con el idiota de Maxwell.Recordé que había llegado allí y había empezado a tomar, y después de eso no recordaba nada… bueno solamente ese extraño sueño en el cual yo me acostaba con ese idiota y aprovechaba a hacer cosas que ni siquiera yo sabía que mi mente cochina imaginaba, pero había sido intento, tan real, no pude evitar sonreírme con esos pensamientos.Sentí el sol pegar en mi rostro, abrí los ojos, lo primero que vi fue el techo blanco, lo que confirmaba mi ubicación, y me di cuenta de que estaba en la habitación del apartamento de Max que me había prestado, abrí los ojos de par en par.Vi a un lado, y allí estaba Max, ese hombre
Emma LeytonTrataba de controlar el temblor de mi cuerpo, pero por nada del mundo quería contarle que había sido una idiota y que aunque no recordaba nada de lo ocurrido después que me puse ebria, creí que todos esos momentos, cuando estuvimos juntos, se habían tratado solo de un sueño.Tenía temor de admitirlo, porque me costaba creer que luego de haberme insultado y corrido del hospital, tuviera algún interés en mí.“Seguro fui yo quien lo seduje, y él solo se dejó llevar, como hombre que es”, me dije por completo avergonzada por mi actitud. Después de mis palabras, Maxwell asintió lentamente, como si estuviera procesando mis palabras. Una mezcla de emociones pasó por sus ojos antes de que los ocultara tras una máscara de indiferencia.—No importa, si no lo recuerdas, es mejor así… si te soy sincero, no te has perdido de nada… creo que no fue la mejor noche, lo importante es que ayer pude salvarte de ese hombre y ahora estás bien y a salvo —dijo, con un tono tranquilo aunque se ve
Zucker HallDespués de todo lo ocurrido con mi hermano Michael, me encerré en mi apartamento, sentía vergüenza por la manera en que todo había ocurrido, no podía creer que me hubiese dejado enredar por Bárbara.Mi teléfono repicó y lo tomé, pero sin querer contestarlo, seguía vibrando en mi mano, mostrando una serie de llamadas y mensajes sin leer. Sabía que debía enfrentar la situación en lugar de evitarla, pero la vergüenza y la frustración me mantenían inmóvil.El estruendo del timbre insistente de mi teléfono no me dejó otra alternativa, sino responderlo, miré la pantalla y vi el nombre de mi hermano Levi. Un escalofrío recorrió mi espalda. No estaba seguro de querer enfrentarme a mi familia en ese momento.Sin embargo, sabía que no podía huir por mucho tiempo, con un suspiro, deslicé mi dedo para contestar la llamada.—Hola —mi voz sonó apagada y distante.“Hermano, estoy aquí en la casa, nuestros padres y todos estamos preocupados por ti ¿Cómo estás?”, me preguntó.—No se preocu