—Katherine, ¿puedes darnos un momento a solas? — La susodicha miro a su madre desconcertada. Violette no lo estaba sugiriendo, era orden que debía acatar con prontitud.
—Está bien. — terció la pelinegra, abandonando la oficina, esta vez anunciando su salida sin azotar la puerta como lo había hecho su supuesto padre.
¿Quieres agua, café…una copa? — Aventuró el Lemaire a ofrecerle algo cordialmente a la peli-negra y aligerar la tensión en la sala. Sus irises negros la contemplaron de pies a cabeza, seguía siendo la misma chica de universidad que lo dejo pasmado, a sus treinta y dos años lucia radiante y conservaba la belleza que la caracterizaba.
—No. — Replicó ella. Luego miro al hombre que una vez considero el más apuesto, dar un largo y elegante sorbo al vaso con brandy que sostenía con firmeza con la mano izquierda.
—La situación se tornó fantástica, y no lo digo en el buen sentido. Todo parece una broma bastante elaborada. — Habló Edmond. No esperó a que Violette diera su punto de vista, o lo tanto, continúo. — Por el bien de los dos, espero que tengas una buena explicación a todo esto. —
El orgullo de Violette se vio herido ante la apática y egocéntrica actitud que Edmond proyectaba hacia ella y Katherine. Realmente no tenía por qué otorgarle explicaciones, podía reservárselas, tomar a la niña y dejar al hombre con una duda eterna que lo atormentaría toda la vida. La prudencia no era un rasgo característico de la peli-negra, por lo tanto, herida, decidió dejarle en claro al pelinegro quien tenía las riendas de la situación.
—Ni siquiera sé si Katherine es mi hija ¿Cómo puedo asegurarlo?, además, si lo es, ¿Cómo pudiste ocultármelo tanto tiempo? Necesito explicaciones coherentes, Violette. — cuestiono Edmond con algo de enojo en su haber.
Con la cabeza en alto y el pecho erguido, Violette respondería a cada una de sus preguntas, pero a su manera.
—Por supuesto que es tu hija, ¿quieres que te recuerde aquella noche en la fiesta de Alfonse Velarion? — El rostro de Edmond se puso en blanco al ser mencionado tal hecho. — Bingo, solo se necesitan un hombre, una mujer, acto sexual y eso deriva a un embarazo ¿o deseas que imparta una clase de anatomía para que lo comprendas? — Dijo Violette sin controlarse.
—Claro que entiendo el proceso Violette, no soy estúpido. Confié en ti, tú te harías cargo de la situación. — Replicó el Lemaire, refiriéndose al diminuto percance que los tenía en ese embrollo.
—Y me hice cargo, pero ningún método anticonceptivo es completamente seguro, además, no entiendo que es lo que estas reprochando, yo crie a Katherine sola, sin tu ayuda. — Los trabajadores estaban congregándose a las afueras de la oficina, escuchando la disputa entre Violette y Edmond.
¡Esa es la razón Violette! ¿Cómo quieres que tome las cosas sin importancia?, Una niña de doce años llega a mi oficina argumentando que soy su padre ¿Cómo quieres que reaccione? — Edmond llevo una mano hasta su cabello, revolviéndolo un poco para después desabotonar el primer botón de la camisa y beber otro trago de brandy.
—No esperaba que sucediera esto. Estaba buscando el momento adecuado para explicarle a Katherine como son las cosas…— Violette desvió la mirada al suelo. Durante años había soñado con aquel encuentro solo para llevarse una enorme desilusión. — Los dos tomamos caminos diferentes…además, de haberte notificado sobre el embarazo ¿te habrías hecho cargo de ella? Que te claro que no te necesite antes y no te necesito ahora —
Edmond guardo silencio durante largos segundos. Ningún cuestionamiento filosófico lo había puesto en duda como aquella pregunta. Como hombre de honor y con escrúpulos, Edmond reajusto la parte superior de su vestimenta y miro a Violette lentamente.
—Por supuesto que lo habría hecho, pero en estos momentos no estoy seguro de hacerlo. Necesito una prueba de ADN para comprobarlo. Así, asumiré mis acciones como padre. —
—No te estoy pidiendo que las asumas, pude criar a Katherine yo sola y no necesito de tu ayuda para seguir haciéndolo. — Plenamente ofendida por el comportamiento del Lemaire, Violette se dispuso a abandonar el establecimiento en compañía de la niña.
—La duda ya está y tan fácil como fue implantada puedo conseguir un abogado para llevar este caso a la corte, tú lo decides Violette. Si las pruebas resultan negativas dejare todo por la paz y en olvido, pero si estas resultan positivas, no dudare en tomar el lugar y las obligaciones que me corresponden con Katherine —
Violette no respondió rápidamente, en su lugar, tomo el tiempo necesario para contemplar largamente al hombre frente a ella antes de marcharse. Ninguno de los dos habían esperado enfrentarse de tal forma, pero Edmond tenía un punto a su favor.
—Katherine es mi hija y por nada del mundo permitiré que la apartes de mí lado. — Mascullo Violette desafiante, apretando los dientes y el puño, conteniendo toda la furia interna para no borrarle la expresión altanera a Edmond de un golpe.
—Eso estará por verse, Violette, ¿acaso ya olvidaste quien vino a buscarme? — Su voz tomo un ende ponzoñoso, como si inyectar veneno o verter limón en la herida era el principal propósito.
—No te sientas importante, solamente tenía la curiosidad de conocer a su padre. Vaya decepción debe haberse llevado, ella te concebía diferente. — Ajusto el bolso sobre su hombro, controlando el impulso de tomarlo por la corbata para arrastrarlo fuera de la oficina. — Creo que no tiene mucho sentido continuar con esta conversación. —
—No, no lo tiene. — Se apresuró a responder Edmond, por fin los dos coincidían en algo a lo largo de la discusión.
—Si me disculpas. — La peli-negra viro sobre sus tobillos, abriendo la puerta de la oficina y anunciando su salida con un sonoro portazo que ahuyento a las masas. — Katherine, Kendall, es hora de irnos — dijo Violette a su hija y a la amiga de esta.
Las lágrimas resbalaban por las mejillas de Katherine. Definitivamente estaba absorta en una terrible pesadilla de la cual no tenía escapatoria. Su corazón se quebrantaba en mil pedazos y la idea de tener un padre a su lado parecía lo suficientemente lejana como para dejar de pensar en ello. Edmond Lemaire no había sido lo que imaginó, al contrario, aquel hombre se aventuró en poner en duda ese lazo sanguíneo que compartían y el cual, no le importaba romper para mantener su reputación intacta.
Ambas pequeñas se pusieron de pie y caminaron a la par de Violette. Existía un largo camino por recorrer. Edmond miro marcharse a aquella mujer que un día fue su sueño, y a la supuesta hija suya. Si Katherine era su hija, entonces, no solo tomaría a la pequeña niña, tambien forzaría a Violette a estar con él, como debía de hacer sido siempre.
Edmond se acomodó en el asiento detrás el escritorio. Su corbata estaba desaliñada y no tenía los ánimos suficientes para continuar con sus labores a lo largo del día. La visita de Violette y su posible hija habían causado tal conmoción que como buen ermitaño que era, se confino en la soledad y seguridad de su oficina.Había bebido demasiado durante el día, la botella de brandy estaba casi a la mitad de su capacidad, pero el alcohol era lo único que apaciguaba sus penas. Volvió a verter otra generosa cantidad de licor e inmediatamente la llevo hasta sus labios, percatándose de la quemazón que ocasionaba el líquido al pasar por su garganta.Después de darle tantas vueltas al asunto llego a la conclusión que Katherine no tenía la culpa de nada, solamente, como cualquier niña de su edad, tenía la curiosidad de conocer a su padre. Que infortunio el suyo, ahora era el villano de la historia y todo gracias a su errático comportamiento.Realmente, estaba más allá de la conmoción; no solo hab
La tensión era palpable en el ambiente, el aire podía cortarse con unas tijeras. Katherine y Edmond eran sometidos a una prueba de paternidad con validez jurídica.Edmond precisaba un informe pericial, el cual, incluía nombre de todos los implicados. Esta prueba podía utilizarse en un registro o tribunal de justicia. La admisibilidad estaba supeditada a un correcto proceso de toma, identificación y envió de muestras por parte del laboratorio. Por tanto, la toma de muestras solo era realizada por profesionales de la salud o justicia, que identificarían y custodiarían las muestras para garantizar en todo momento su autenticidad e integridad.Violette caminaba de un lado a otro aguardando por Katherine y Edmond. Llevaban unos cuantos minutos. Se preguntaba por qué demoraban tanto, solo necesitaban muestras biológicas, un frotis bucal sería suficiente para comprobar el lazo sanguíneo entre los dos.Katherine salió acompañada del pelinegro, los dos parecían mantener una charla casual. Viol
El fin de semestre había llegado y con el arribaron las responsabilidades. Proyectos, exposiciones y exámenes finales era todo lo que tenían en mente la mayoría de los estudiantes. Para compensar el esfuerzo y celebrar el grandioso cierre para algunos, Meyer Bastian se lanzó como anfitrión para lo que denominaba “la mejor fiesta del siglo”, ofreciendo humildemente su ostentosa morada para llevar a cabo todos sus planes, la que estaría disponible por el motivo de una oportuna salida de negocios por parte de sus padres.En un mar de excusas y divagaciones, Violette trataba de encontrar un subterfugio creíble para asistir al convite final. Imaginaba que sus padres se negarían, según lo acordado, al finalizar las clases regresaría a casa, sobre todo cuando su viaje de intercambio a Inglaterra estaba cerca. La exuberante rubia que tenía como mejor amiga fue su salvación, ella logro convencer a su madre para permitirle a la peli-negra pasar la noche en su apartamento. Según Lena, las dos ha
—Fuiste valiente hace un mes al presentarte como modelo en la clase de dibujo. — Los parpados de Violette se alzaron, revelando la belleza de sus ojos esmeralda, no esperaba que Edmond recordara su primer encuentro pero evidentemente está ahí, latente y persistente.—Solamente sustituí a mi amiga, Lena, debes conocerla. ——No fue una mala elección. — Mascullo Edmond. Violette sintió hervir su sangre y como esta se dirigía hasta sus mejillas, podría apostar que su rostro emulaba el mismo color de un tomate. —Al terminar la cena y la segunda copa de vino, abandonaron el establecimiento. Edmond se ofreció caballerosamente a encaminarla hasta su apartamento. Durante el trayecto entablaron una profunda conversación, de esas que están destinadas a permanecer por siempre en sus recuerdos.Hablaron sobre sus sueños, metas y ambiciones, sobre miedos, traumas y triunfos. El trayecto fue corto, lo suficiente para dejar pasar el tiempo.—Bien, aquí es. — El hombre avizoró el complejo habitaciona
—Hija…debo decirte que cuando quede embarazada…tu padre y yo no manteníamos una relación, ni siquiera éramos novios o algo parecido. Tus abuelos respetaron a duras penas mi decisión por no divulgar la identidad de Edmond, hasta hoy en día, ellos tampoco lo conocen. No son cómplices. — Resignada, contó la verdad a su hija. Años atrás podría haber estado satisfecha con lo sucedido con Edmond, pero las cosas cambiaron y ahora, una pequeña niña demandaba respuestas. Sin más recovecos, Violette decidió hablarle sinceramente.—Oh ya veo…es por eso que tú y papá…— Katherine podía conocer a su padre, pero muy en el fondo sentía un enorme vacío al no verlos juntos. Su ideal de familia perfecta comenzaba a desaparecer poco a poco.—Yo tuve que mudarme a Inglaterra por seis meses, ahí fue cuando me enteré sobre el embarazo. Nunca traté de contactar a tu padre, el no había hecho nada malo y no creía necesario involucrarlo…por eso, lo mantuve oculto durante todo este tiempo. — Violette trató de ac
¿Cómo va el trabajo?— Pregunto su madre. Violette estaba agradecida por tocar un tema coherente o al menos, tranquilo. Realmente deseaba evitar las constantes discusiones con Sasha.—Bastante bien. He realizado algunas cirugías que me permitirán terminar de pagar el coche y la colegiatura de Katherine. Estoy pensando seriamente en tomarme unas vacaciones, debo pasar más tiempo con ella. — Trastabilló los dedos en el vaso de cristal, bebiendo un largo sorbo para refrescarse la garganta.—No te estaría sucediendo esto si estuvieras con el padre de Katherine. — Un comentario mal intencionado encendió una chispa en Violette. ——Mamá, ya te lo dije, no necesito de un hombre para salir adelante. Además, hace años que no se nada sobre él. — Mentía. Omitía el fantástico relato del reencuentro. Si tan solo Sasha supiera que se trataba de un galante y exitoso arquitecto. No se lo diría, al menos no por ahora. Sosegaría las ideas y dejaría que las cosas se establecieran.¿Y qué me dices de Eugen
—No pareces contenta, imagine que encontrar a tu padre te alegraría. — Carlo se acercó a ella, realizando un gesto con la mano para pedirle que lo acompañara, los se dirigieron al jardín, alejados del barullo de la gente. Aun no estaban hechos para esa clase de reuniones, por suerte, cuando la familia Da Silva decidía dar una fiesta, Carlo nunca faltaba, se tenían el uno al otro para pasar un buen rato. ——No es eso, es solo que…— Sus irises negros se postraron un momento sobre la faz del rubio, reteniendo las palabras y sonriendo ínfimamente decidió darse por vencida. — Olvídalo. — Sentencio cabizbaja. ——Anda, dilo. — Más que una orden, sonó como una súplica. Carlo y Katherine eran buenos amigos desde la infancia, compartían un lazo como el de sus padres, con la minúscula diferencia que el rubio tenía a su padre presente, al menos la mayor parte del tiempo. ——Es una tontería, vas a reírte. — Sus dedos llevaron un mechón de cabello detrás de su oreja. Aquella noche el cielo estaba a
Después de un largo día no había nada mejor que llegar a casa. Tanto Violette como Katherine estaban exhaustas de tanto drama. La última semana estuvo llena de sorpresas para las dos, el cansancio no era físico sino una especie de extenuación sentimental, había mucho por procesar y poco tiempo para hacerlo.Violette se tumbó sobre el sillón y minutos después, Katherine postro la cabeza en el regazo de su madre mientras ella se disponía a acariciar los sedosos mechones azabaches, disfrutando de la completa afonía.—Katherine. — Habló Violette, atrayendo la mirada cansada de la aludida hasta su faz. — ¿Qué opinas sobre Eugene?— El cuestionamiento fue una sorpresa para la niña, Violette nunca había preguntado algo de tal magnitud, mucho menos a ella. ——Me parece un buen hombre. — Dijo insegura. — ¿Por qué lo preguntas?——Tu opinión es importante para mí. ——Ah…ya veo. — Katherine se quedó pensativa unos cuantos segundos. No era que odiara a Eugene o algo por el estilo, existía un cariño